Dos días después de la reelección de Obama, el senador Chuck Schumer, un vocero demócrata para los temas fiscales, dijo que le inspiraba optimismo una señal enviada por John Boehner, vocero republicano en la Cámara de Representantes, de que su partido estaba dispuesto a ceder para evitar el abismo fiscal.
Sin embargo, añadió que los líderes republicanos necesitarían que la “comunidad empresarial” ayudara para “llegar a un buen resultado con respecto a los ingresos”. El llamado se hizo al tiempo que en Washington la atención pasaba de la dura campaña electoral a evitar los incrementos tributarios y los recortes al gasto que tendrían efecto en enero y que llevarían a la economía de Estados Unidos hacia la recesión.
En medio del nerviosismo de los inversionistas, el Fondo Monetario Internacional dijo que era importante que se llegara rápidamente a un acuerdo y añadió que incluso un arreglo de última hora podría afectar el crecimiento mundial de la economía y la confianza en ella.
Luego de enviar una nota reciente a ministros de los países del G20, el fondo dijo que superar el abismo tendría “importantes consecuencias internacionales”. Dijo también que “un acuerdo de último minuto que dependa de arreglos menos que óptimos o de aplazar el problema podría ser dañino”.