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Montañas y océanos

Para 2030 la demanda por recursos críticos como agua, energía y alimentos habrá aumentado entre 40 y 50%. Para cubrir esas necesidades habrá que cambiar la manera de hacer negocios.

Luis E. Giusti L.
16 de junio de 2013 - 09:00 p. m.
El aumento de la demanda energética  alcanzaría un 80% para  2050. / AFP
El aumento de la demanda energética alcanzaría un 80% para 2050. / AFP
Foto: AFP - MARC PREEL

Acaba de salir el nuevo estudio de escenarios de la Shell, cuya tecnología es única. Allí se plantean visiones contrastantes del futuro. En el prólogo, el presidente Peter Voser indica lo que podría venir: “Anticipamos que para 2030 la demanda por recursos críticos como agua, energía y alimentos habrá aumentado entre 40 y 50%. Para cubrir esas necesidades sin detrimento significativo del medio ambiente, no será posible continuar con la manera habitual de hacer negocios (business as usual) se requerirá una manera no habitual de hacer negocios (business unusual)”.

Los escenarios subrayan cómo la volatilidad y la transición estarán dando forma al mundo durante las décadas venideras. Eso incluye el comienzo de una transición en el consumo de energía. Con población creciente, niveles de vida mejorando y millones de personas mudándose a las ciudades, el aumento de la demanda de energía alcanzaría un 80% para 2050. Se anticipa que los recursos energéticos y otros bienes como agua y alimentos —todos interconectados— estarán sometidos a presiones crecientes por el cambio climático.

Para mirar al futuro, los planificadores utilizaron varios “lentes”, incluyendo tres paradojas: de prosperidad, de conectividad y de liderazgo, y dos “lentes panorámicos” o escenarios: “montañas” y “océanos”. La paradoja de prosperidad describe cómo su aumento global está mejorando los estándares de vida, pero al mismo tiempo está erosionando sus beneficios al generar tensiones ambientales, políticas y financieras.

Existe una sola certeza acerca del futuro: que será diferente.

Las mencionadas paradojas forman un patrón de consistencia a través de dos escenarios principales, llamados “montañas” y “océanos”. No obstante su distintiva complejidad, el análisis muestra que hay espacio de maniobra. El futuro no es oscuro, pero sí nos retará a encontrar caminos acertados y estrategias para alcanzar metas aceptables para el mundo global. Los escenarios no deben verse como una plataforma fácil para desarrollar estrategias, porque ambos tienen elementos tanto positivos como problemáticos.

Aspectos de “montañas”:

- Las ventajas crean ventajas. La influencia se mantiene concentrada en manos de los poderosos.

- Estructuras rígidas de poder obstaculizan el desarrollo económico.

- Con menos intermediarios de poder se hacen posibles avances positivos en formulación de políticas secundarias, por ejemplo en desarrollos urbanos compactos, energía y tensiones ambientales.

- Expectativas positivas concretas de recursos y, mediante la estructuración de políticas, el gas natural se convierte en la espina dorsal del sistema global de energía.

- Un aumento de emisiones de CO2 genera tensiones, pero la solución viene con la sustitución de carbón por gas natural y el éxito en la captura y almacenamiento de carbón (CCS).

- Nuevos intereses políticos y económicos se van acomodando intermitentemente.

- Las reformas desatan mayor productividad económica y aumentan las aspiraciones de mayores reformas.

- Grupos empoderados con nuevos intereses creados entorpecen el progreso de políticas hasta agudizar tensiones sobre los recursos, por ejemplo se desordena el crecimiento urbano y se retrasa el CCS.

- Precios más altos viabilizan la entrada de nuevos recursos más costosos y aumenta la eficiencia del consumo final de energía.

- Los combustibles líquidos y el carbón continúan dominando hasta que la energía solar los supera hacia finales del siglo. El gas natural aumenta, pero se queda corto respecto a las altas debido a políticas inadecuadas y decepciones en las expectativas de recursos.

- Las emisiones de CO2 llegan a un pico y permanecen altas hasta ser sustituidas por energía solar, biomasa y CCL.

Pero ninguno de los escenarios ocurrirá inalterado, sino que conformarán caminos descriptivos hacia el futuro. Conducirán a múltiples desarrollos dependiendo de circunstancias determinadas por políticas, viabilidad social y económica, tecnologías y colaboración en busca de armonía.

Queda claro del análisis que los “lentes” no representan la visión del futuro, sino una resultante de una gran mezcla de hechos, señales, desarrollos y paradojas. Las escogencias se harán siguiendo los caminos e impartiendo la dirección sobre la marcha, deberán concretarse mediante estrategias de gobiernos, instituciones y negocios. Sin embargo, Shell manifiesta una visión y un objetivo a la vez: que será posible tener seguridad y disponibilidad de energía accesible económicamente, pero en palabras de Voser: “Necesitamos mejorar y hacerlo rápido en la colaboración con otras empresas, otros sectores de la economía, gobiernos y sociedad civil, en diversas geografías. Solo entonces tomaremos ventaja de la eficiencia mediante un sistema colaborativo”.

lgiusti@csis.org

Por Luis E. Giusti L.

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