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La nubes negras de Venezuela

La agencia rebajó su calificación de deuda, mientras el Gobierno anuncia una devaluación.

David Mayorga
18 de diciembre de 2013 - 08:20 a. m.
Rafael Ramírez, ministro venezolano de Petróleo, explica al país la débil situación de Pdvsa al producir gasolina. / AFP
Rafael Ramírez, ministro venezolano de Petróleo, explica al país la débil situación de Pdvsa al producir gasolina. / AFP
Foto: AFP - LEO RAMIREZ

El fin de año trae muy pocas razones de felicidad para los venezolanos. Más allá de los férreos controles económicos, la inflación por las nubes y el desabastecimiento en los supermercados, esta semana recibieron una extensa explicación por parte de Rafael Ramírez, ministro de Petróleo y Minería, sobre la difícil situación de la producción de gasolina.

Su argumentación, sobre las pérdidas anuales de US$12.500 millones que sufre la petrolera estatal Pdvsa a causa de los subsidios públicos que apenas cubren el 12% de la producción del combustible, disparó una ola de nerviosismo entre la población, que lee entre líneas una inminente alza en su precio.

Para los analistas, la intervención ministerial generó nuevas dudas sobre la viabilidad de la economía en el mediano plazo, pues Ramírez anunció un nuevo régimen para las transacciones petroleras, auríferas y turísticas, que no se regirán por la tasa de cambio oficial (6,30 bolívares por dólar), sino que accederán al programa de subastas del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), donde el patrón promedio sube a 12 bolívares.

En esencia, el anuncio significa una devaluación no oficial del bolívar. “Con él se busca darle más dinero a Pdvsa y al sector aurífero a través de una tasa de cambio preferencial y añadirle más competitividad al turismo al convertir el país en un destino barato”, explica César Ferrari, catedrático de la Universidad Javeriana y Ph.D. en Economía, quien, no obstante, señala un posible riesgo en este nuevo modelo: “Por un lado, busca aumentar la competitividad de tres sectores específicos, pero puede generar rezago en otros; además, no es una idea nueva: las tasas de cambio múltiples se han adoptado en otros países, pero si no hay un control férreo, pueden fomentar la corrupción”.

Un panorama que, según la óptica de las agencias de crédito, será sombrío. Moody’s siguió la tendencia marcada por S&P y rebajó la calificación de sus bonos de B1 a Caa2 con una consideración adicional: un colapso inminente de la economía en el mediano plazo debido a la elevada inflación, la reducción de sus reservas internacionales, la creciente disparidad entre el cambio oficial y el que circula en el mercado negro, sumada al crecimiento cada vez más débil de su economía, que dificultará su entrada a los mercados internacionales de crédito (ver cifras superiores).

Claro que su opinión no es compartida al ser analizada desde la perspectiva binacional. A pesar de que las exportaciones colombianas al vecino país pasaron de US$2.161 millones entre enero y octubre de 2012 a US$1.895 millones en el mismo período de 2013 (una caída de 12,3%), Venezuela cuenta con múltiples posibilidades para escapar de un callejón sin salida.

“No debemos olvidarnos de que es un país muy rico, que puede atraer fácilmente la inversión extranjera. Si impusiera un régimen favorable de zonas francas, los empresarios colombianos serían los primeros en aprovecharlo”, afirma Magdalena Pardo, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Venezolana.

dmayorga@elespectador.com

Por David Mayorga

 

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