Nueva York, una quiebra a la vuelta de la esquina

Enormes costos pensionales y de salud en el sector público, y la especialización extrema en el sistema financiero, amenazan a la Gran Manzana.

David Mayorga
09 de agosto de 2013 - 01:52 p. m.
Los privilegios en seguridad social y salud de los empleados oficiales en Nueva York e representan  más de US$14.000 millones  anuales al presupuesto de la ciudad. / AFP
Los privilegios en seguridad social y salud de los empleados oficiales en Nueva York e representan más de US$14.000 millones anuales al presupuesto de la ciudad. / AFP

Nueva York, la capital del mundo, el centro financiero del mundo, la urbe cosmopolita que es capaz de reunir docenas de nacionalidades al mismo tiempo en las cuatro cuadras que conforman la zona de Times Square, estaría a punto de irse a la quiebra. Lo reveló ni más ni menos que Michael Bloomberg, el multimillonario que desde hace 11 años viene desempeñándose como su alcalde, en un mensaje que pareció más una advertencia para su sucesor.

Se trata de un futuro muy parecido al que tuvo que someterse, hace apenas un mes, la ciudad de Detroit. Una puerta que sería abierta debido a la alta deuda pensional de la Gran Manzana. "La idea de que nuestros costos de pensiones pueden ser reducidos sustancialmente a través de aumentos en rendimientos del mercado es una fantasía perpetuada para evitar las decisiones difíciles que debemos confrontar hoy", advirtió Bloomberg durante un discurso en el tradicional distrito de Brooklyn, a escasos cinco meses de concluir su gobierno.

Su advertencia es capaz de suscitar todo tipo de temores. El más real es el más cercano: Detroit. La ciudad más próspera de Michigan, la cuna de la industria automotriz estadounidense, llegó a acumular con los años una deuda excesiva a medida que General Motors, Ford y Chrysler buscaban nuevos parajes para instalar sus fábricas y producir con menores costos laborales. Por otra parte, la población fue emigrando a ciudades más prósperas como la propia Nueva York, Los Ángeles o Chicago, por lo que las entradas de dinero para hace frente a las obligaciones pensionales cayeron en picada.

De ahí que cuando el saldo en rojo llegó a US$18.500 millones (algunos analistas calculan que, en realidad, asciende a US$20.000 millones), la administración local no tuvo otra salida que acogerse a la ley de quiebras para ganar tiempo, reestructurar su deuda y acordar un cronograma de pagos con su acreedores.

Es difícil pensar que Nueva York seguirá el mismo camino. Se puede descartar con una mirada rápida a sus cifras recientes: a pesar de haber sido el corazón de la crisis financiera de 2008, su impulso le permitió generar nuevos puestos de trabajo pasando de los 3,67 millones de ocupados a 3,95 millones en junio pasado, lo que significa un incremento de 7,7%. Esos resultados hacen pensar que la capital del mundo está muy lejos de su propia imagen en los años 70, cuando el mal estado de sus finanzas hizo que se planteara un despido masivo de trabajadores en el sector público.

Sin embargo, como en el caso de Detroit, el principal problema de Nueva York son los altos costos pensionales: los beneficios de retiro suman hoy US$8.000 millones al año mientras que el gasto de salud, gratuito para el sector público, se lleva US$6.300 millones anuales de las arcas de la ciudad. "Alrededor del 95% de nuestros empleados y pensionados no contribuye con nada –ni siquiera con un dólar– para pagar sus planes de salud. Debe compararse con el modelo estatal, donde más del 90% de la planta oficial contribuye con ello", comentó Bloomberg.

Las primeras decisiones de su sucesor deberían centrarse, en esencia, en recortar esos mismos privilegios. En parte, el discurso del alcalde estuvo encaminado en fomentar el debate en una época electoral en el que los candidatos a sucederlo (tres demócratas y un republicano) no hacen una referencia expresa a las estrategias con las que revertirían el enorme pasivo.

Quienes se refieren a ello son los analistas. Entre ellos, Megan McArdle, columnista de la agencia Bloomberg (la misma que le permitió al funcionario reunir su riqueza, darse a conocer y lanzarse a la política) advertía que uno de los errores principales de Nueva York fue haber especializado su producción en torno al sector financiero, que, para 2011, pagaba el 23% de los salarios de la ciudad a través de sus múltiples caras: bancos, aseguradoras, fondos de inversión, consultoría, oficinas de asesoría legal y jurídica, y demás.

"Hace 50 años la ciudad tenía una base industrial diversificada se ha especializado de la misma manera como lo hizo Detroit. En esencia ha seguido la estrategia de la novela Pudd'nhead Wilson, de Mark Twain: 'Pon todos tus huevos en una canasta... Y mírala'. Puede asegurar retornos enormes en los buenos años, pero te deja tremendamente vulnerable si algo le sucede al recipiente”, consignó.

Una referencia sutil pero muy diciente del pérfido destino que puede esperarle a una de las ciudades que, en sus años dorados, le hizo creer al mundo que la prosperidad sería eterna.

Por David Mayorga

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