Obama y la manzana de la discordia

La disputa que hace años libran Samsung y Apple podría generar la llegada de una nueva compañía de tecnología a un negocio que ya se equipara con el petrolero. ¿Por qué el presidente de Estados Unidos terminó favoreciendo a la segunda?

Richard Waters
10 de agosto de 2013 - 04:00 p. m.
El debate surgió por la derogación de la administración Obama de una sentencia de la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (CCI). / Reuters
El debate surgió por la derogación de la administración Obama de una sentencia de la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (CCI). / Reuters

La intervención del presidente Barack  Obama en la batalla legal entre Apple y Samsung pudo haber desequilibrado la balanza de ventajas en las guerras de patentes de los teléfonos inteligentes. Probablemente afecte el nacimiento de nuevos mercados de tecnología en el futuro, aunque no es claro aún si los ayudará o los perjudicará.

Estas han sido las primeras reacciones de la industria de tecnología a la extraña intervención presidencial a favor de Apple. Una sentencia de exclusión emitida por la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (CCI) parecía que iba a prohibir las importaciones desde Asia de algunos modelos antiguos del iPhone y iPad, hasta que Obama la derogó.

El caso involucraba a la propiedad intelectual de Samsung que todos los teléfonos inteligentes emplean para comunicarse en las redes inalámbricas, haciendo que, en la jerga de la empresa, fuera una patente esencial estándar. Las compañías con patentes como ésta tienen una responsabilidad especial y no deberían emplearlas para bloquear a los rivales, dijo la administración Obama. El mensaje: quienes tengan este tipo de patentes acaban de perder un importante elemento de negociación.

Hay tres cosas que probablemente se desprendan de esto. La primera es que el valor de los portafolios de compañías que tengan una gran cantidad de patentes esenciales estándar caerán. Los perdedores serán compañías como Qualcomm e, irónicamente, Google. Motorola, que fue adquirida por Google para entrar en el juego de patentes, también tiene tecnología que tiene importancia fundacional en la industria inalámbrica. Quienes quieran licencias intentarán ignorar viejos acuerdos si creen que podrían negociar ahora unas tarifas de licencia más bajas.

La derogación de la administración Obama de la sentencia de la CCI fue la última en una serie de decisiones que le han quitado a quienes tienen patentes herramientas para obligar a otras compañías de que paguen las licencias. Los supervisores antimonopolio en ambos lados del Atlántico dependen mucho de ellas.

Una razón por la que la CCI se ha convertido en un juez tan importante de casos de patentes es que las cortes distritales de Estados Unidos han estado menos dispuestas a emitir sentencias que prohíban las ventas de productos que violan patentes. Así que es irónico que Apple esté por exigir públicamente prohibiciones de venta más estrictas. El viernes, una corte de apelaciones de los Estados Unidos tendrá una audiencia para considerar su argumento para una sentencia en un caso diferente contra Samsung, en el que ya se ha demostrado que la compañía surcoreana violó las patentes de Apple.

El segundo resultado del veto de Obama es que la guerra de patentes de teléfonos inteligentes probablemente se extienda más, aunque también existe el peligro de que terminarán siendo disruptivas para los consumidores.

La prohibición de algunas ventas de Apple en los Estados Unidos ha sido vista como un incentivo poderoso para hacer que los fabricantes rivales regresen a sus negociaciones de conciliación intermitentes. Ahora que se ha disminuido el riesgo legal, también se ha reducido la presión de llegar a un acuerdo, aunque Samsung puede sentir presión si otro caso de la CCI se decide a favor de Apple.

En el futuro, cualquier compañía que negocie una licencia de tecnología estándar esencial tiene todos los incentivos para dilatar en las cortes, dijo una persona familiarizada con el caso Samsung. Incluso si fuesen a perder, el peor resultado sería prácticamente el mismo acuerdo que hubieran hecho en el principio, más los costos legales.

Para los consumidores hay menos riesgo de que las prohibiciones a las ventas ocasionen que se retiren algunas máquinas del mercado, o nuevos costos de licencias que se añaden al precio de los aparatos. La administración Obama dio sólo la explicación más amplia de porqué exactamente derogó el fallo de la CCI, pero si estos son los beneficios a corto plazo que tenía en mente, probablemente sea exitosa.

La tercera consecuencia se relaciona con los cambios a largo plazo en el comportamiento de la industria de la tecnología, que resultarán de desequilibrar las reglas en torno al cumplimiento de las patentes. En particular, será qué impacto tendrá en la creación de nuevos mercados de tecnología.

Si el equilibrio se ha alejado de las compañías que tienen patentes estándar esenciales, algunos abogados afirman que estarán menos incentivados a presentar su patente para inclusión en los estándares. El mantener para sí las tecnologías que sean las “joyas de la corona” les daría un poder de negociación mucho mayor con sus rivales; pero podría llevar a una mayor fragmentación y a una disminución en la operatividad de los mercados de tecnología, y a una desaceleración en una adopción más amplia.

El contra argumento, apoyado firmemente por compañías como Apple y Microsoft, es que romper el poder de quienes tienen patentes estándares esenciales disminuye las barreras de entrada a importantes y nuevos mercados de tecnología, y permite que las empresas externas que distorsionan el mercado logren entrar. Todavía no es claro cuál de estos posibles escenarios se va a desarrollar, y tardará años saberlo.

Por Richard Waters

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