En los últimos 12 meses, productos como la remolacha, la cebolla y el tomate han experimentado incrementos de precio superiores al 100% en las principales ciudades del país. La situación, que ha tocado muchos componentes de la canasta familiar, responde, según el Gobierno y los productores, a la escalada del dólar, aproximadamente de 40% este año, y al fenómeno de El Niño.
Por esa razón, y de cara a la Navidad y el fin de año, el Ministerio de Agricultura anunció que llegó a un “acuerdo de buena intención” con tres centrales de abastos del país para buscar la estabilidad de los precios de los productos alimenticios y evitar la especulación y el acaparamiento.
Se trata de la Corporación de Abastos de Bogotá (Corabastos), que tiene influencia a nivel nacional; la Central de Abastecimiento del Valle del Cauca (Cavasa), que cubre el sur y occidente del país, y la Central de Abastos de Bucaramanga, que cobija al noroccidente colombiano.
El acuerdo es voluntario y va hasta el 20 de enero de 2016. “Los comerciantes de cada central podrán fijar en un lugar visible de los puntos de venta la autorregulación de precios de referencia, con el fin de que tanto compradores como consumidores tengan acceso para verificarlos”, informó el Ministerio. Los compradores podrán identificar a los aliados con el eslogan “Este establecimiento participa en la lucha contra la especulación y el acaparamiento”.
Algunos de los productos cobijados por el acuerdo son el aceite, el arroz, el café, la panela, el fríjol nacional, entre otros (vea el recuadro completo aquí). Pero, pese a que la cartera de Agricultura informó que, junto con las centrales, realizará monitoreos para verificar que el acuerdo se cumpla, aclaró que hay unos productos que “por menor oferta, el impacto del fenómeno de El Niño y las condiciones del mercado, seguirán caros como la arveja verde, el fríjol, la papa criolla, la cebolla cabezona blanca, el tomate, la zanahoria, el azúcar y el pollo”.
Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), afirmó que el acuerdo es conveniente, pero consideró innecesario introducir productos como las almejas o la cola de langosta. “Buscamos proteger al consumidor masivamente”. Además, apuntó la inconveniencia de pensar en un congelamiento de precios, como ha ocurrido en Venezuela y Argentina. “Cuando se pone precio máximo se deja de producir lo que hace falta porque están dándole al mercado una información equivocada”, dijo.
Por otro lado, señaló la dificultad de mantener el acuerdo de cara a la subida de los insumos, cuyos precios también se ven impactados por la devaluación. “Han subido el concentrado, los overoles, las botas, que muchas son importados, y el salario mínimo de los trabajadores ahora también va a subir. Si los insumos suben, pero los precios no suben, entonces el que pierde es el campesino”, dijo. Por lo tanto, según él, sería bueno pensar en un acuerdo más extensivo, que incluya la no alza de insumos.