Publicidad

Persiguiendo el cibercrimen

Easy Solutions, la compañía de Ricardo Villadiego, detectó el millonario caso de pérdida de datos de tarjetas de crédito en la cadena gringa Target. Tras una inyeccción de capital de un fondo de EE.UU., abrirá sedes en África y Europa.

Óscar Güesguán Serpa
31 de enero de 2014 - 09:09 p. m.
Ricardo Villadiego, presidente de la compañía colombiana Easy Solutions.   / Cortesía
Ricardo Villadiego, presidente de la compañía colombiana Easy Solutions. / Cortesía

Era 2002. El ruso Vladímir Levin, con su robo de US$10 millones al Citibank de Nueva York, era de los pocos precedentes de fraude electrónico en el mundo. El temor de un asalto a mano armada saliendo de un banco era lo que preocupaba a los usuarios —miedo que aún no ha disminuido y al que ahora se le sumó el robo por medios electrónicos—. Mientras tanto, un ingeniero electrónico de la U. Distrital de Bogotá pensaba en una idea de negocio. Ricardo Villadiego no quería un puesto en una empresa para ganarse la vida, sino su propia compañía: decidió combatir el cibercrimen. Una idea que le permitía crear estrategias mundiales a un problema global. Hoy tiene oficinas en Latinoamérica, EE.UU., Europa y tiene proyectado abrir una sede en Asia. Acertó pues hoy el 45% de las transacciones bancarias se realizan en internet.

“Nosotros queríamos una empresa para una problemática grande y global. En 2002 el problema del fraude electrónico estaba comenzando y vimos que iba a ser un problema a largo plazo. En 2010 empezó nuestro proceso de internacionalización y ya estamos en Brasil, Argentina, Chile, México, Costa Rica y en EE.UU. En 2013 abrimos oficinas en Atlanta, San Francisco, Chicago, Nueva York y Reino Unido. Para 2014 abriremos en España, Japón y Australia”.

Países como Brasil, EE.UU. y México son los que más rápido se apropiaron de la cultura de las transacciones por internet. Según el Informe sobre Cibercrimen de Norton 2012, también fueron los que presentaron cifras de pérdidas más altas en el continente. En Estados Unidos fueron de 16,2 mil millones de euros; en Brasil, de 6,2 mil millones de euros, mientras que en México fueron 1,5 mil millones de euros.

Sin embargo, “nuestro país es más conservador. La adopción ha crecido dramáticamente, pero no al ritmo de otros. Hoy ya estamos en la media con el 45% de transacciones realizadas en canales móviles. Ya hay bancos colombianos en los que más del 50% de las transacciones se hacen a través de medios electrónicos”.

Conforme aumenta el numero de personas que realizan transacciones por este medio y el acceso a internet —según la Encuesta de Consumo Digital de 2012 contratada por el Mintic, ocho de cada diez colombianos cuentan ya con este servicio—, también crecen los afectados. Según cifras de la Policía, los delitos informáticos les costaron a los usuarios cerca de US$40 millones y 11 millones de personas fueron víctimas, una cifra alarmante si se tiene en cuenta que en Colombia hay 45 millones de habitantes.

Una de las particularidades de esta estrategia delincuencial es que el ladrón no expone su integridad ni su identidad. Es un delito que no tiene fronteras. La mayoría de ataques contra entidades colombianas “son construidos fuera del país, en lugares como México, Brasil, Rusia, Rumania y Uzbekistán”.

El último gran robo cibernético lo sufrió en 2013 Target, uno de los almacenes de cadena más grandes de EE.UU. En el ataque fue utilizado un malware (software malicioso diseñado para infiltrar un sistema de computador sin que el usuario dé su permiso) instalado directamente en los puntos de venta. De esta manera robaron la información de más 100 millones de tarjetas de crédito: “nuestro equipo notó más de 40 millones de datos de tarjetas a la venta en el mercado negro. Lo interesante fue que más de 500.000 tarjetas no eran de origen estadounidense, sino que un alto porcentaje era de origen latinoamericano y más específicamente colombiano”.

A propósito de este caso, a la pregunta de ¿Qué responsabilidad deben asumir las entidades financieras en los fraudes electrónicos?, el fundador de Easy Solutions asegura que “de acuerdo con nuestro estudio de la Visión de Consumidores Latinoamericanos Sobre el Fraude Electrónico, el 42% de los clientes creen que la responsabilidad de la seguridad de las transacciones electrónicas les compete a los bancos y no a los clientes. Esto significa que casi la mitad de los consumidores exigen que sus instituciones financieras provean monitoreo electrónico y otros servicios que proactivamente protejan su privacidad”.

Para Villadiego, premiado el año pasado en el certamen organizado por El Espectador y la Fundación Color de Colombia, el Afrocolombiano del Año, la desventaja del mercado local es que “siempre hemos sido desconfiados. Las personas no usan internet para hacer compras porque tienen temor al fraude electrónico o a que la transacción no quede bien hecha”, concluye diciendo que a sus dolores de cabeza se sumaron los dispositivos móviles.

“En los teléfonos inteligentes y las tabletas es difícil determinar cuándo estás haciendo algo de valor y cuándo no. Hace 15 años los usuarios tenían un promedio de tres contraseñas para todas sus cuentas, ahora es más difícil. Nosotros recomendamos tener tres tipos puntuales de claves: una para las operaciones de valor, una diferente para el correo electrónico y otra para las redes sociales”.

 

 

oguesguan@elespectador.com

@oscarguesguan

 

Por Óscar Güesguán Serpa

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar