Una leve recuperación presentó el barril de petróleo en la jornada de ayer. Con una variación que supera el 6 %, el precio rebotó casi hasta los US$30. Sin embargo, la situación sigue siendo de suma preocupación, ahora no solamente por el desplome, que desde hace más de un año viene presentando el costo por barril, sino porque el comportamiento del mercado internacional básicamente tiene en el límite la sostenibilidad de las empresas del sector.
La consigna de este momento, más allá de mantener la producción (un esfuerzo que, por demás, están haciendo las operadoras), es sobrevivir. Los costos de producción hoy más que nunca se volvieron fundamentales para definir el futuro del negocio y Colombia está en una posición que preocupa.
De acuerdo con cifras de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), “el costo de operación y transporte a puerto de exportación oscila entre US$20 y US$30 por barril”. Es decir, empresas como Ecopetrol y Pacific E&P están generando caja, pagando los costos operativos, pero no utilidades. El margen de maniobra cada vez es menor y la reducción de cada dólar en el precio implica la posibilidad de llegar a producir petróleo a pérdida.
Lo que hace que el país esté ubicado dentro el 25 % de la explotación de crudo más cara del mundo son los altos costos de transporte y los conflictos para el relacionamiento con las comunidades en las regiones petroleras. Incluso, recientemente la ACP reveló que llevar un barril de crudo pesado en el trayecto Canadá-Colombia puede ser mucho más económico que hacerlo a través de un oleoducto o en carrotanque para transportarlo localmente.
Édgar Aguirre, presidente de la Comisión Interinstitucional de Hidrocarburos, explicó que “la presencia de comunidades hace imposible el trabajo de las compañías de petróleo en muchas regiones del país, incluyendo el Catatumbo, Putumayo, donde les cobran a las compañías para perforar o para hacer sísmica. La inestabilidad tributaria también influye, porque mientras otros países tratan de mejorar las condiciones para que las compañías inviertan, acá se aumentó la carga tributaria”.
Para Aguirre, los demás países están tomando medidas para que la industria se acomode, pero Colombia no ha hecho nada para tomar el mismo camino. Sin embargo, desde la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) la posición es opuesta. Las posibilidades de transferencias de inversión de un bloque a otro, aplazamientos de inversiones hasta por quince meses y transferencia de procesos sísmicos son defendidas por la entidad.
Consultados por este diario, funcionarios manifestaron que, aunque en este momento no tienen una estrategia puntual para que las empresas puedan sortear un umbral de US$30 por barril roto, se sigue evaluando de qué otra forma pueden ofrecer ayuda a las operadoras.
Lo que sí tiene claro el sector es que el Gobierno no puede tardar en hacer nuevos anuncios en esta vía. Y es que datos de Rystad Energy, una de las más reputadas consultoras de petróleo y gas del mundo, dan cuenta de los países para los que la situación se está volviendo cada vez más insostenible. En una escala de 20 naciones liderada por el Reino Unido, donde un barril cuesta US$52,50, Colombia está en el sexto puesto, con un precio de US$35,30.
Sin embargo, estas cifras contrastan con las suministradas por Ecopetrol para su producción. La compañía asegura que el costo de levantamiento promedio (extracción de un barril) pasó de US$10,9 por barril a septiembre de 2014 a US$7,3 por barril al mismo mes de 2015. Mientras que el costo por barril transportado para el período enero-septiembre del año pasado fue de US$3,95. Es decir en conjunto ambos costos sumarían US$11,25. Si se contrastan con las cuentas de Rystad, se podría concluir que la iguana, con participación estatal, sería igual de eficiente que Emiratos Árabes o Irak.