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Pobreza en Rumanía despierta la nostalgia por la dictadura comunista

Un segmento de la población que recuerda con añoranza al sátrapa, mientras se enfrenta a una vida de pensiones mínimas, ingresos bajos y desempleo.

Raúl Sánchez Costa / Efe
22 de septiembre de 2013 - 05:59 p. m.
Decenas de manifestantes gritan frente al Palacio del Parlamento de Rumanía, en Bucarest (Rumanía).
Decenas de manifestantes gritan frente al Palacio del Parlamento de Rumanía, en Bucarest (Rumanía).

La casi interminable secuencia de crisis políticas y económicas desde 1990 ha suavizado el recuerdo que muchos rumanos tienen del régimen comunista, hasta el punto de que afirman que se vivía mejor con el dictador Nicolae Ceausescu.

El debate sobre si aquel tiempo pasado fue mejor ha resurgido con fuerza por el estreno la semana pasada de "Soy una vieja comunista", una tragicomedia sobre una madre que añora al Genio de los Cárpatos, como le gustaba al dictador que lo denominaran.

El director Sterea Gulea recuerda en esta película que, en medio de una sociedad inmersa en un capitalismo feroz, aún hay un segmento de la población que recuerda con añoranza al sátrapa, mientras se enfrenta a una vida de pensiones mínimas, ingresos bajos y desempleo.

"Sin duda, la protagonista evoca una nostalgia general e imprecisa de una vida pasada", explica la especialista en cine Iulia Blaga.

"Trabajo asegurado, una vivienda social y comida son los elementos básicos a los que alude el personaje principal, interpretado por Luminita Gheorghiu, para diferenciar la situación que se vive ahora" con la vida en la Rumanía comunista, prosigue Blaga.

Hace dos años, una encuesta del Instituto de Investigación de los Crímenes del Comunismo reveló que el 60 % de los rumanos consideraba que la economía funcionaba mejor bajo el comunismo.

En 2010, 21 años después de que Ceausescu fuera fusilado durante la revuelta popular que tumbó al régimen, un 47 % de los rumanos se declaraba partidario de que regresara el régimen.

"Si Nicolae Ceausescu siguiera con vida y se hubiera presentado a las presidenciales de Rumanía, habría tenido muchas opciones de ganar", dice Mihai Burcea, historiador y exinvestigador de ese centro.

Burcea precisa que los nostálgicos no son sólo un grupo minoritario de jerifaltes del régimen, sino que la miseria hace que muchos echen de menos la dictadura.

"Su nostalgia proviene de los puestos de trabajo, viviendas que podían adquirir con facilidad y con bajos tipos de interés, y del gran número de personas que se permitía unas vacaciones en el litoral del Mar Negro, más que en la actualidad", explica el experto.

De hecho, la pobreza y la falta de perspectivas debido a la crisis, hace que la época comunista sea idealizada incluso por los jóvenes que nunca la vivieron, analiza Burcea.

"Este sector de melancólicos pertenece a grupos sociales que no se han beneficiado del libre mercado y sufren el paro, la miseria y la marginación económica", relata Ana Popa, una mujer de 63 que vivió su infancia y juventud bajo la dictadura.

"No es que sean nostálgicos del sistema comunista como tal, sino más bien de una época en la que la población era pobre, pero bastante igualitaria, y tenía una cierta seguridad en el trabajo", subraya Popa.

En aquella época, recuerda, había más facilidades para ir al colegio, mientras que hoy día el cierre de escuelas ha provocado que muchos niños en zonas rurales tengan que desplazarse muchos kilómetros para ir a clase.

Pero Popa también recuerda la parte negativa, como la falta de libertades: ella misma fue obligada a trasladarse a trabajar a una pequeña localidad de Transilvania dentro del programa gubernamental de colocar a personal cualificado en los pueblos.  

Por Raúl Sánchez Costa / Efe

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