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Procredit, el banco alemán que le apuesta al posconflicto

En menos de un año ha desembolsado $6 mil millones para reducir impactos ambientales en las Pymes. Yann Groeger, el nuevo timonel de la compañía, trae un modelo de banca aplicado en países como El Salvador y Kosovo, en donde dicha entidad llegó después del fin de la guerra.

Redacción Negocios
28 de marzo de 2016 - 02:04 a. m.

Yann Groeger es el alemán que pasa inadvertido entre los grandes banqueros del país. Transita las calles de Bogotá en carros eléctricos, como también lo hacen los 150 empleados que tiene la entidad financiera que comanda. Es heredero de las experiencias de sus abuelos que reconstruyeron la Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, “no solo con dinero, sino con conocimiento, porque ese no se había destruido”, dice.

Procredit llegó a Colombia en 2008, mientras que Groeger apenas hace un año arribó al país para timonear el banco más pequeño en el mercado colombiano, con $93.000 millones de capital, pero el único que solo se ha concentrado en los países emergentes, particularmente en los azotados por el conflicto armado. Actualmente está en 19 estados como El Salvador, Nicaragua, Bolivia, entre otros de América Latina, así como en Kosovo, Bulgaria, la antigua Unión Soviética y Europa del Este. Groeger enfatiza en que no están en el centro económico del mundo: Estados Unidos.

La razón: “Queremos aportar al desarrollo económico de estas naciones a través de las pymes. No desviar la atención del banco en cosas como consumo, vivienda, grandes empresas o microcrédito”. Por eso, su modelo ya tiene más de 6.000 de estos clientes en Colombia.

El factor diferenciador: capacitar a los asesores financieros, pagarles un salario fijo y bueno (sin comisiones), atender individualmente a cada empresa y detectar cuál es su necesidad, “pues muchas veces las compañías toman los créditos porque eso es lo que hay, pero nosotros hacemos que se adecuen a lo que requiere la empresa y no viceversa”.

En El Salvador, Procredit aterrizó después de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. “El país se empezaba a reconstruir. Buscamos las empresas que en ese momento iban a empezar a crecer, a detectar oportunidades para ofrecerle al Estado maneras de producción más locales, no solo importaciones, sino diversificando un poco la economía. Entonces, justamente con el petróleo lo importante sería que Colombia después de la paz busque la manera de diversificar y que podamos, a pequeño nivel, empezar a exportar y generar valor agregado para la economía”, menciona Groeger.

Esa realidad ya la empezaron a transformar. En medio de la coyuntura económica con un peso devaluado, Procredit financia, por ejemplo, una pequeña empresa ubicada en el barrio Restrepo de Bogotá, que empezó a exportar a Chile botas para dama. “Un ejemplo de Alemania es la importancia que tienen para la economía las empresas de rango medio que casi uno no las conoce, pero que producen algo muy específico y lo exportan. Son pequeñas, se ubican en los pueblos, emplean a 100 personas. Esas compañías, bastante especializadas y que buscan mano de obra calificada, pueden existir mucho en Colombia para generar más diversificación, empleo, cadena de valor y oportunidades para la gente capacitada”.

El banco verde

Que Yann Groeger ande en carro eléctrico no es un hecho aislado de las reglas que puso en el banco para aprobar los créditos a las pymes. Es necesario que cada una pase la evaluación de desempeño ambiental, “ya que si tiene impactos negativos demasiado altos, no la financiamos”, explica.

Por eso, a finales de 2015 inauguró una iniciativa para ayudar a las compañías a corregir estos errores, a través de la financiación de proyectos de paneles solares, plantas de tratamiento de aguas residuales, iluminación led, vehículos eficientes, entre otros, que suman en total 34 proyectos por más de $6 mil millones que ha desembolsado desde mayo de 2015 hasta la fecha.

“Por ejemplo, le ofrecemos a la empresa esa financiación que viene a tasa mejorada, porque consideramos que es algo útil para el medio ambiente. Es decir, tras invertir en paneles se va a sustituir la energía tradicional por renovable y eso también aporta a la austeridad de la compañía a largo plazo”.

En cifras, Procredit también brinda confianza a sus clientes. En la última calificación de la Superintendencia Financiera, a pesar de ser un banco pequeño se ubicó en el quinto lugar con mejor índice de solvencia (20,78 %), por encima de Bancolombia (16,16 %) y Banco de Bogotá (17,99 %). Teniendo en cuenta que en el país esta relación no puede ser inferior al 9 %, dicho índice superior refleja un adecuado nivel patrimonial con referencia a los riesgos que la entidad ha asumido.

Con ese panorama, el banco que se perfila como un modelo para el posconflicto seguirá con sus seis oficinas en Bogotá, pero para 2017 pretende llegar a otras regiones para apostar por las pymes en el sector de la agricultura. 

Por Redacción Negocios

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