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Prueba límite para los republicanos

La apuesta de este partido será reducir el gasto público en más de $5 billones en la próxima década y controlar la deuda.

Demetri Sevastopulo, Megan Murphy (WASHINGTON)
22 de marzo de 2015 - 02:00 a. m.
La Casa Blanca dijo que el plan republicano es una repetición de viejas ideas. / EFE
La Casa Blanca dijo que el plan republicano es una repetición de viejas ideas. / EFE

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, bromeó el miércoles en Cleveland al decir que no esperaba que el pueblo americano leyera su presupuesto, ni los dos planes fiscales que los republicanos del Congreso acaban de presentar al público.
 
La sabiduría popular en Washington dice que los presupuestos se han vuelto más unas puestas en escena teatrales para ganar puntos políticos, que esfuerzos serios por financiar al gobierno. No obstante, cuando los republicanos del Senado y la Cámara revelaron esta semana sus propuestas de presupuesto, los críticos y los expertos fiscales prestaron más atención de lo usual.
 
Los observadores dijeron que los planes eran la primera parte de una prueba límite de varias fases, con respecto a si los republicanos pueden cumplir la promesa que hicieron antes de ganar ambas cámaras del Congreso en noviembre, al decir que gobernarían de forma responsable.
 
“Los riesgos políticos que corren son altos”, dijo Maya MacGuineas, presidenta del Comité por un Presupuesto Federal Responsable. “Esta es una prueba de si los republicanos pueden gobernar”.
 
Aunque hay diferencias entre ambos planes de los republicanos, en especial en defensa y salud, enviaron el mismo mensaje general: apuntan a equilibrar el presupuesto en 10 años y derrocar el “Obamacare”, el plan de salud introducido por Barack Obama.
 
La ley, que les ofrece subsidios a los seguros de salud de los grupos de bajos recursos, es el objeto del odio de los republicanos, en parte porque los obliga a pagar más impuestos a los grupos más adinerados. Argumentan que una aproximación basada en el mercado sería más económica y más eficiente. 
 
“Hoy comenzamos la monumental tarea de confrontar al crónico exceso de gasto de nuestra nación y a su deuda sin control”, dijo el miércoles Mike Enzi, presidente republicano del comité de presupuesto del Senado.
 
Durante los últimos años, Estados Unidos se ha precipitado a enfrentamientos fiscales y a cierres del gobierno, pues el Congreso no aprueba presupuestos, y se apoya en medidas de financiación a corto plazo. 
 
Esta semana el Tesoro se vio obligado a tomar “medidas extraordinarias” para controlar los préstamos, porque se había suspendido un “techo de deuda” como parte de un acuerdo que se hizo para impedir una crisis fiscal anterior.
Los planes de la Cámara y el Senado tienen el propósito de reducir el gasto por más de US$5 billones durante la próxima década, y asumen que una gran parte de esos ahorros provendrán de derrocar el “Obamacare”.
 
La versión del Senado reduciría US$430.000 millones de Medicare, un programa de salud para los ciudadanos de mayor edad, que es financiado por el gobierno, mientras otra controversial maniobra de la Cámara realizaría una privatización parcial del sistema. La Cámara también reduciría el gasto en ayudas de alimentación y Medicare, el sistema de salud para personas con bajos recursos. 
 
La Casa Blanca describió el plan de los republicanos como una repetición de viejas ideas económicas que reducirían los impuestos para los ricos a costa de la clase media. “Es un presupuesto que no sólo fracasa en su intento por abrazar a la economía de la clase media”, dijo Obama. “Es lo contrario a la economía de la clase media”.
 
El plan de los republicanos, de eliminar el déficit, es un contraste con respecto al presupuesto de Obama. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, que es un órgano bipartidista, el déficit del presupuesto aumentaría por 2,9% del producto interno bruto para 2025, según la propuesta de Obama, que es más que el 2,8% que se registró el año pasado, pero menos del 3,8% que se pronostica según la ley actual.
 
Ninguno de los planes tiene posibilidades de convertirse en ley, tal como se están presentando. No obstante, la Casa Blanca ve el proceso como una forma de ofrecer una visión distinta que la de los republicanos. Dice que aumentar la inversión federal en programas como la universidad comunitaria gratuita, el entrenamiento en habilidades laborales y la industria de tecnología y manufactura es una forma más efectiva de impulsar el crecimiento de los salarios de la clase media que reducir los impuestos.
 
MacGuineas les dio la bienvenida a los planes para equilibrar el presupuesto, pero dijo que eran “tan agresivos que no son realistas”. Los críticos dicen que las propuestas son muy vagas. Joel Friedman, un exasesor del presupuesto demócrata, que ahora trabaja en el Centro para Prioridades de Política del Presupuesto, dijo que “no especifican cómo lo lograrán, excepto a través de revocar la Ley de Salud Asequible y haciendo recortes a Medicard”.
 
Paul Winfree, un exempleado del Senado que ahora trabaja en la Fundación Heritage, aseveró que el plan de la Cámara era “peculiar”, porque contaba los costos más bajos de revocar Obamacare, pero no la caída consiguiente en los ingresos. Además dijo que los republicanos no habían explicado cómo llenarían ese vacío, que podría llegar a ser de US$1 billón, en particular porque el partido insiste en que no aumentará los impuestos.

Por Demetri Sevastopulo, Megan Murphy (WASHINGTON)

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