'Queremos dignificar nuestro trabajo'

iana María Espinosa Bula, presidenta de la Sociedad Colombiana de Ingenieros. / Pamela Aristizábal

Foto: PAMELA ARISTIZABAL/EL ESPECTADOR - PAMELA ARISTIZABAL

Cuando se cumple el segundo centenario de la ingeniería militar, la génesis de esta profesión en Colombia, Diana María Espinosa Bula, presidenta de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, dice que es necesario recuperar la dignificación del sector, que ha sido criticado por casos de corrupción como el carrusel de la contratación, la caída del edificio Space, en Medellín, y el incumplimiento en la entrega de obras.

Espinosa Bula manifiesta su preocupación por la concentración de la contratación y la intención del gremio de aliarse con ingenieros extranjeros para la ejecución de obras de infraestructura.

¿Qué importancia tiene la ingeniería militar en el desarrollo de esta área en el país?

Hace 200 años se inició el primer curso de ingenieros militares, que es la génesis de la ingeniería en Colombia. En aquella época, Francisco José de Caldas, quien fue el que dio ese primer discurso de ingeniería, hablaba del comportamiento ético de los ingenieros militares y la importancia de las obras en la naturaleza. Estas palabras siguen vigentes. Queremos continuar haciendo una ingeniería seria, respetando los aspectos técnicos.

¿Cómo ha sido la transformación de este sector?

La historia de la ingeniería es grandiosa: hemos sido artífices de la infraestructura de este país. Debemos ser los protagonistas de lo que va a seguir. Lamentamos la desaparición del Ministerio de Obras Públicas, que hoy es el Ministerio de Transporte, pero la infraestructura es mucho más que el sector transporte, también la vivienda, la construcción de cárceles e hidroeléctricas, por eso propusimos en 2012 que se creara un ministerio de infraestructura.

¿A qué le está apostando la ingeniería?

El sector transporte va a ser el dinamizador de la economía en los próximos cuatro años. Tenemos una gran responsabilidad, no sólo porque Colombia es un país atractivo para la inversión extranjera, sino porque debemos competir con la ingeniería extranjera, con la que nos gustaría aliarnos para conocer sobre los proyectos que han desarrollado y el manejo de materiales interesantes, pero nosotros somos quienes conocemos nuestra geología.

En el país se cuestiona la calidad de las obras de infraestructura. ¿En qué están fallando los ingenieros?

Los ingenieros estamos en la necesidad de dignificar este trabajo. Nuestro primer dolor de cabeza es la concentración de la contratación en pocos oferentes. El 62% de los departamentos concentra la contratación entre uno y dos oferentes, y estas cifras son alarmantes. Otro tema que nos preocupa es que en algunas ocasiones los proyectos no tienen los recursos económicos necesarios, por eso es importante una etapa previa de diseños para que la obra pública se haga en el tiempo que es. Ha habido casos de corrupción, pero no es un tema generalizado en este sector.

¿Entonces existe “rosca” dentro de los proceso licitatorios?

Hay unos pliegos direccionados para que se los ganen los mismo, y eso es lo que hay que erradicar.

Pero uno de los problemas con el sector de la infraestructura es que los tiempos de las obras no se respetan.

Eso pasa por varias razones, entre ellas, que hay actividades que no se contemplan en los cronogramas o por la intervención de factores como la geología o fenómenos climáticos.

El desplome del edificio Space, en Medellín, es una muestra de una construcción mal hecha.

Este hecho, como el cartel de la contratación, afectó la imagen de los ingenieros. Acá es claro que hubo problemas con el diseño estructural que no cumplía el código de sismorresistencia. Se encontró que es una práctica generalizada en algunos edificios de Bogotá, Barranquilla y otras ciudades del país. Lamentablemente sucedió, pero tenemos una mayoría de ingenieros ejemplares.

¿Las vías 4G van por buen camino?

Estas vías son importantísimas para el país y ese va a ser definitivamente el renglón que va a disparar la economía, por eso se necesita. La ventaja de esta última generación es que se ha dividido en unidades funcionales y que al inversionista privado se le pagan las obras cuando las ha entregado. Además, los proyectos se mantienen a largo plazo y las vías van a tener mantenimiento.

Recientemente enviaron una carta al ministro de Ambiente porque se oponían a las “licencias exprés”. ¿Qué es lo que no les gusta?

Estamos convencidos de que la infraestructura del país debe hacerse, pero de manera sostenible. Si se cumplieran los períodos que dicta el decreto 1820 de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, no habría problema en los períodos de respuesta. A nosotros no nos preocupa que se aceleren los trámites, ojalá, pero para eso no necesitamos quitar procedimientos que son necesarios. No estamos de acuerdo con que se quiten los requerimientos de licenciamiento ambiental para licencias de calzadas y túneles adosados. Y tampoco queremos que quieran eliminar un trámite porque una entidad del Estado no tiene los suficientes recursos técnicos y económicos para responder a las solicitudes.

Al parecer les van a solicitar un concepto sobre el estado de la plaza de toros de Santamaría. ¿Les preocupa la crítica?

Somos una institución técnica, académica y científica y un centro consultivo del Gobierno Nacional y de cualquier entidad pública o privada que necesite un concepto técnico. Lo único que puede tener la ciudadanía es seguridad de que vamos a responder lo necesario en relación con la parte técnica. No nos vamos con los intereses de nadie. En este caso evaluaremos si es necesario realizar un estudio de vulnerabilidad, que parece que ya está hecho, y el reforzamiento de la plaza.

¿Le gustan los toros?
Sí.