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Se cobra en donde está la plata: Juan Ricardo Ortega

El director de la DIAN, defiende la lucha del Gobierno para que las clases pudientes tributen más.

Camila Zuluaga / Especial para El Espectador
29 de octubre de 2012 - 09:48 p. m.
Juan Ricardo Ortega, director de la DIAN. / El Espectador
Juan Ricardo Ortega, director de la DIAN. / El Espectador

Durante las últimas dos semanas el país ha venido hablando de la reforma tributaria presentada por el Gobierno ante el Congreso de la República. Juan Ricardo Ortega, jefe de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), aclaró en diálogo con El Espectador las múltiples inquietudes y críticas generadas por sus propuestas.

¿Cómo entender una reforma tributaria sin subir impuestos, como lo ha dicho el presidente?

No se van a subir para la gran mayoría de la población con ingresos bajos ni para los que están generando empleo; sí a quienes han tenido utilidades de activos fijos y rentas exentas. Pero desde el punto de vista de la mayoría de los colombianos, claro que no.

Sin embargo, el senador Robledo ha dicho que ésta se concentra en gravar a la clase media y no a los grandes capitales...

El senador nunca es muy leal a los hechos. Los grandes negocios en Colombia, de miles de millones de pesos, se dan siempre utilizando estructuras legales horrorosas. En el capítulo de antievasión estamos introduciendo normas para evitarlo. Si Robledo no lo entiende y no ve que ahí están las grandes fortunas, entonces la discusión no tiene sentido. Es un tema complejo que muy poca gente lee de la reforma. Sí se van a cobrar impuestos en donde está la plata y los grandes negocios.

Otra de las críticas que se le hace a la reforma es que se les están bajando los impuestos a los “capitales golondrina”...

Eso no es cierto. Se ponen diferentes condiciones para distintos momentos económicos. Se tiene la posibilidad de subir los impuestos cuando se están generando presiones sobre la tasa de cambio o hay un ataque especulativo. No sirve poner impuestos al flujo de negocios que están siendo constructivos. Cuando sean especulativos, el texto de la reforma dice que se puede citar al Confis y éste puede dictaminar que son movimientos especulativos y subir la retención en la fuente de manera importante.

¿Sin ninguna reglamentación, ustedes pueden, con la reforma controlar la entrada de capitales?

Exactamente, eso es lo que se está poniendo en la ley. El Confis se reúne, evalúa el impacto económico y actúa

Otra inquietud que se ha dado es por qué ya no se les cobra el impuesto de renta a las personas y sí a las empresas. ¿No se está incentivando a que el 1% más rico deje de tributar?

En eso se dicen muchas sandeces. Los dueños de las empresas son quienes reciben los dividendos de las mismas, y cuando pagan impuestos del 33%, los fondos salen del mismo dueño. Si tributaran como personas naturales empezarían pagando el 18%. Sólo por tener empresa ya tributan 33%. Piénselo: cuando ya pagó sobre las utilidades de la empresa, ¿tiene sentido que vuelva a pagar sobre el dividendo que le da la empresa? Eso es doble tributación.

¿Cómo funciona en otros países la doble tributación?

En EE.UU. existe un porcentaje de doble tributación y en Europa, ninguna.

¿Y al no tributar sobre dividendos no se desincentivan las inversiones de expansión y reinversión en las empresas?

¡No! La empresa tiene que tributar sobre todos sus ingresos. Después mirará el reparto de utilidades, decidirá si la plata se va a gastar en consumo o en fortalecer y agrandar la empresa. El argumento técnico es que las sociedades y las empresas son bondadosas porque generan empleo. Entonces las sociedades que invierten y crecen son las que les genera oportunidades a todos los pobres. Si los empresarios no invierten estamos fregados, porque no hay empleo; si se reparten toda la plata comprando apartamentos en Miami y jugando golf, pues es una embarrada, pero en parte tienen derecho. Ese equilibrio es una de las discusiones más difíciles y eso no está inventado ni en Colombia ni en el mundo.

¿Qué estamos haciendo en Colombia para subsanarlo?

Estamos dejando esa regla igual y garantizando que hacer negocios sea rentable, que es vital.

Con la reforma han decidido bajar los parafiscales. ¿Qué garantiza que, como resultado, veamos más personas empleadas?

Colombia es un país en donde invertir está siendo bueno y, si es rentable, sería raro que, haciendo más rentable contratar gente, decidan no hacerlo.

En el gobierno Uribe se eliminaron horas extras y se crearon cooperativas para alivianar a los empresarios con resultados no tan significativos. ¿Por qué ahora sería diferente?

Porque se está haciendo una cosa distinta. No se está diciendo que se pauperice el empleo, que fue lo que pasó en algunas dimensiones con esas cooperativas. Aquí se está diciendo que se emplee formalmente en empresas estructuradas y organizadas, como las que ya existen, y éstas van a tener un menor costo que al final asumirá la sociedad en forma solidaria a través de impuestos que también van a pagar las empresas. Las que generen empleo van a pagar menos impuestos que las que no. Lo que se hizo en el gobierno Uribe fue bueno porque Colombia necesitaba capital y que llegaran grandes sumas de dinero, y así pasó. Entonces, el incentivo grande que se dio fue al capital y poco al trabajo. Nosotros le hemos quitado incentivos al capital y se los hemos dado al trabajo.


La semana pasada hubo marchas de estudiantes del Sena preocupados por la reducción de los parafiscales y la disminución de su presupuesto. ¿Qué les dice?

Que no se preocupen, que si algo sale mal les garantizamos el presupuesto. A ellos sólo les pueden mejorar las condiciones, en ningún caso empeorar. La ley le garantiza el ingreso al Sena indistintamente de lo que suceda.

Las cajas de compensación familiar, que tienen cantidad de negocios lucrativos, como hoteles, EPS y demás, ¿pagan o no pagan impuestos?

No pagan, pero sí tienen unos sueldazos ni los berracos. Pero cuando queríamos montar un sistema de financiamiento de impuestos generales para la solidaridad, terminamos estrellándonos con que las cajas hacen gastos privados que nunca pueden ser financiados por el Presupuesto General de la Nación. Manejan casi $14 billones de contratación al año. Esa es una pelea que este país algún día debería dar, pero no sé si este sea el momento. Es una discusión con muchos intereses de por medio.

Por Camila Zuluaga / Especial para El Espectador

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