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Si no quiere condena, impida el crimen

En una escena memorable de la película Casablanca, Louis Renault, el corrupto jefe de la policía francesa, cierra el club de Rick.

John Kay / Financial Times
07 de agosto de 2014 - 04:08 a. m.

“Estoy aterrado, aterrado de saber que hay apuestas aquí” declara, mientras que recoge sus ganancias en la caja .

El memorando de Rebekah Brooks a los trabajadores de News of the World hacía eco de estas palabras, sin duda de forma inconsciente. “Todos quedamos aterrados y sorprendidos cuando escuchamos ayer sobre estos alegatos”, escribió, y luego, más enigmáticamente: “no sólo porque yo era editora de News of the World en ese momento”. El periódico de tabloides británico cerró esa misma semana.

Bob Diamond, exjefe ejecutivo de Barclays, también experimentó estas náuseas viscerales ante los informes de malos comportamientos. Diamond le explicó a la comisión de estándares bancarios que se sintió “físicamente enfermo” cuando supo que sus empleados del banco habían estado haciendo declaraciones falsas de las tasas en el escándalo Libor.

Unos pocos días más tarde, los supervisores le obligaron a Diamond a renunciar. Brooks también dejó su trabajo en News International. No se presentaron cargos criminales relacionados con la interceptación de llamadas porque no hubo pruebas de que conociera los eventos que tanto la aterraron cuando fueron publicados.

¿Dónde se detiene el tren de la responsabilidad? Jed Rakoff, que fue durante muchos años juez federal para el Condado Sur de Nueva York, que cubre a Wall Street, tiene más experiencia que la mayoría en este tema. Argumenta que está mal el castigar a los accionistas de una corporación sin perseguir a los individuos (JPMorgan ha pagado más de US$20.000 millones en multas).

¿Pero cuáles individuos? Fabrice Tourre, de Goldman Sachs, fue el chivo expiatorio en una serie de abusos que rodeaban a la titulación de hipotecas subprime. Dick Fuld, director de Lehman Brothers, Joe Cassano, de AIG, y Angelo Mozilo, de Countrywide, son quizás las personas más responsables de la crisis financiera, y tan sólo Mozilo ha sufrido alguna penalidad. El resto siguen siendo ricos y están en libertad. El principio debería ser: “si usted recibió bono, lleva la responsabilidad”.

Por John Kay / Financial Times

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