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Tecnología, la apuesta de GM Colmotores

Conectar los vehículos con sus usuarios en tiempos en los que internet reina es el camino del primer fabricante de carros en Colombia. ¿Cómo hacerlo?

Edwin Bohórquez Aya
09 de agosto de 2016 - 03:00 a. m.
Más de 22.000 hombres y mujeres han hecho parte del equipo de la primera compañía automotriz de Colombia en estos 60 años.  / Cristian Garavito
Más de 22.000 hombres y mujeres han hecho parte del equipo de la primera compañía automotriz de Colombia en estos 60 años. / Cristian Garavito

Qué pensaría usted si le dicen: “El mercado de vehículos va a cambiar en los próximos cinco años más de lo que lo ha hecho en los últimos cincuenta”. Unos responden: revolución. Otros dicen: transformación. Hay quienes se aprestan a pensar en tecnología, carros eléctricos y autónomos. También están los que se preguntan cómo sería ese cambio, si se diera tan rápido. Y al final, como ya ha sido tema de debate en cientos de foros en Estados Unidos e incluso en Colombia, la respuesta está en la internet de las cosas, que es la era en la que todo estará interconectado a partir de millones de datos guardados en las computadoras. Sí, no sólo usted con su celular, también usted con su carro, su casa, con todo...

Por eso, cumplidos los 60 años de GM Colmotores y tras producir cerca de 1’200.000 carros, comercializar 1’500.000, poner a rodar íconos como el Austin Gipsy, el Celebrity, el Chevette, el Monza, y en los años más recientes el Optra, el Aveo y el Spark, además del Sail, su actual presidente, Jorge Mejía, tiene claro hacia dónde debe mover la compañía, aunque el camino todavía no esté pavimentado.

“Completamos 30 años de liderazgo y con cerca del 25 % de participación, 24,6 % el mes pasado, 24,5 % en todo el año, para ser exacto. Estamos viviendo un momento importante, con influencia de la tecnología, la internet. Eso está ayudando a que el consumidor piense de manera diferente y por eso anunciamos la nueva generación de ChevyStar, con la que damos un paso hacia lo que los técnicos llaman la internet de las cosas, la inteligencia de los vehículos, y eso es lo que vamos a poner en las manos de los usuarios”.

Se refiere a que los vehículos de hoy tienen una generosa cantidad de computadores que administran todos sus comportamientos, entendiendo qué les pasa, qué no, iluminando testigos cuando algo falla, tratando de hablarle a su dueño. Por otro lado, hay una porción importante de elementos similares en los talleres y otra cantidad con cientos de estadísticas en la planta para tratar de anticipar lo que está pasando. La idea es, con el renovado Chevystar, leer esos cerca de 40.000 códigos y entregarle al usuario toda la información de su automotor en una aplicación que lleva en su celular.

Barry Engle, presidente de General Motors Suramérica, recuerda que el trabajo con ChevyStar comenzó hace 12 años. Vamos a continuar con los servicios y productos que están conectados, pero en cuanto a otras tecnologías de vehículos eléctricos y autónomos, como compañía, como empresa, General Motors está bien activa. Seguramente en un futuro vamos a lanzar productos en Colombia. Somos los líderes, con presencia fuerte, y eso nos da una base para que en el futuro podamos aprovechar y seamos los primeros en lanzar ese tipo de productos. Tiene sentido económicamente”.

El foco, está claro, es la tecnología. Ya no se trata sólo de hacer carros atractivos a la vista o funcionales para mover a las personas, justo en tiempos en los que la gente quiere poner sus recursos en otro tipo de activos que les brinden más bienestar, que no afecten el medioambiente. La misma visión que tuvo don Germán Montoya, fundador de Colmotores, de imaginarse como el primer productor de vehículos en Colombia cuando nadie más lo hacía, la deben asumir ahora las cabezas de GM Colmotores. “El vehículo generó un nivel de eficiencia para la sociedad, pero ahora estamos en una época en la que si mezclamos ese vehículo con la tecnología y las comunicaciones, vamos a lograr un nivel de eficiencia mucho más alto”, recalca Mejía.

Todo un desafío en momentos en los que el mercado viene en franca baja. De acuerdo con ANIF, “al corte de mayo de 2016 (acumulado en doce meses) se registró una caída importante en las ventas de vehículos al detal (16,3 %), alcanzando las 265.313 unidades comercializadas, muy por debajo del registro de 2015 (317.006 unidades vendidas). La desaceleración económica y la devaluación del peso frente al dólar explican el mal desempeño del sector durante dicho período”. Pero Mejía advierte de que, en su caso, “lo bueno es que venimos ganando participación, la reducción en nuestras ventas es menor, e incluso en los vehículos que ensamblamos aquí es menor”, cuenta.

El primer mandatario, Juan Manuel Santos, invitado a la celebración de las seis décadas de la compañía, resumió este hecho histórico: “La confianza de Colmotores en el país ha jalonado la industria automotriz”. Esta última está a la espera de la reforma tributaria que el Gobierno presentará a finales de agosto o comienzos de septiembre y que, otra vez, tiene en ascuas al país. Ya lo dijo Bruce Mac Master, presidente de la Andi, a El Espectador: la columna vertebral de dicha reforma debe ser “la competitividad”. Mejía, que tiene una sonrisa marcada por la celebración, cree que el año que entra será mejor, porque “la economía se habrá recompuesto y el impacto de los precios del petróleo ya se habrá asimilado”. Pero su afán ahora mismo, como el de toda industria, es saber qué traerá esa sonada reforma tributaria estructural, porque los impuestos siempre intimidan.

“En el 2017, el tema de la paz debe estar resuelto, por lo menos en lo que tiene que ver con la incertidumbre de qué va a pasar. Ya todos trabajando en eso, es muy positivo. La única gran duda es cómo va a venir la reforma tributaria, porque dependiendo de ella se le puede sacar un poco más de poder de consumo al consumidor o no. ¿Qué tan grande será eso?, no sabemos, eso está en signo de interrogación”. Así que si dicha iniciativa fiscal no es acorde con las necesidades del país, el cambio de los próximos cinco años en la industria no resultaría tan atractivo como todo el mundo espera. ¿Lo lograrán?

Por Edwin Bohórquez Aya

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