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Túneles, el blindaje para el cambio climático

En la vía Bogotá-Villavicencio se construirán 19 y en Mulaló-Loboguerrero, otros 9.

Jairo Chacón González
08 de junio de 2013 - 09:00 p. m.
Túneles, el blindaje para el cambio climático

El inevitable cambio climático obligó a Colombia a adoptar una medida para blindar sus carreteras y evitar que los continuos derrumbes bloqueen las vías y se conviertan en un obstáculo insalvable para la economía del país. Por ello, en los nuevos proyectos de infraestructura, se echó mano a una opción que retará a la ingeniería colombiana: la construcción de túneles para evitar puntos críticos a lo largo de las tres cordilleras. Un reto para la ingeniería.

Por largos años Colombia se apartó de la construcción de carreteras con mucha ingeniería, como túneles y viaductos que permitieran mejorar las condiciones de las vías, primero por su alto costo y segundo por el grado de dificultad para ejecutar este tipo de obras en nuestra geografía nacional.

La última ola invernal, que afectó gran parte de la infraestructura vial del país, prendió las alarmas en el Gobierno Nacional, a tal punto que el entonces ministro de Transporte, Germán Cardona, tomó la decisión de derrotar los problemas generados por el cambio climático con la construcción de túneles y grandes viaductos que eliminen estos riesgos. De esta manera abrió el camino para que los nuevos proyectos se blindaran de los efectos del invierno, atacando por lo menos 100 puntos críticos a lo largo de las tres cordilleras.

Una prueba de lo que no se debe hacer en la ingeniería se vive a diario en algunos corredores viales que comunican a los centros de producción con los puertos, donde tenemos vías con las pendientes más altas y con túneles en las cimas de las montañas, como ocurre con el túnel de La Línea, uno de los más altos del mundo, señaló Juan Martín Caicedo Ferrer, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI).

La recomendación de Cardona, ante la necesidad de mejorar la conectividad y de paso la competitividad, fue eliminar largos tramos de carreteras que bordean nuestra montañosa geografía y que colapsan al más mínimo aguacero y aventurarse en la construcción de túneles y viaductos para eliminar curvas peligrosas, donde a cualquier descuido los usuarios se ven sorprendidos por la caída de rocas y lodo.

La construcción de los túneles de Quebrada Blanca, en la vía Bogotá-Villavicencio, para superar la tragedia de junio 1970, que dejó un centenar de muertos, no se volvió a implementar como receta estatal por la falta de recursos.

En los últimos años el número de proyectos con esta tecnología ha crecido en el país, a tal punto que ubica a Colombia entre los líderes de la región que más realizan este tipo de proyectos viales.

A 2002 el país contaba con 17.708 metros de túneles, representados en 28 construidos mediante obra pública por el Invías, con 9.819 metros y 5 con una longitud de 7.889 metros que fueron ejecutados por los concesionarios a cargo del desaparecido Instituto Nacional de Concesiones (Inco). (Ver gráfico).

De acuerdo con el presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (Ani), para 2015 entrarían en operación los últimos túneles que se están construyendo hoy, lo que permitirá reducir los tiempos de viaje, los costos de operación y los sufrimientos por el paso de alta montaña, en los que son frecuentes los accidentes y las restricciones por derrumbes.

“Sobrepasaremos los 100 túneles, con cerca de 100 mil metros lineales construidos”, explicó.

Gracias a obras como la doble calzada Bogotá-Villavicencio, donde se construyen 19 túneles, que incluyen cuatro galerías de escape y un túnel de evacuación adicionales, que en total sumarán 7.639 metros. Asimismo, están los 9 túneles del sector de Mulaló-Loboguerrero, con una longitud total de 1.783 metros. A éstos se suman los que estarán en los corredores Sisga-Guateque-El Secreto; Ibagué-La Paila; Santander de Quilichao-Rumichaca; Bogotá-Bucaramanga; Bucaramanga-Cúcuta; Cúcuta-Ocaña, Villeta-Honda-Manizales y la Ruta del Sol.

Hasta hoy los más representativos de Colombia son Bijagual y Buenavista, en la vía Bogotá-Villavicencio; Occidente, en la vía Medellín-Santafé de Antioquia; El Boquerón, en el corredor Girardot-Ibagué, y el túnel de La Línea, el más largo del país con una longitud de 8 kilómetros, que estará listo a mediados del próximo año y que desembotellará el corredor exportador de Buenaventura.

Sin embargo, este título pasará a manos del túnel de Toyo, de 10 kilómetros, el cual forma parte del proyecto Autopistas de la Prosperidad (conocido antes como el de la Montaña) que reducirá el recorrido entre Santafé de Antioquia y Cañasgordas.

En este proyecto, que tendrá un costo de $10 billones, se construirán 89 kilómetros de túneles a lo largo de 840 kilómetros que comprende el proyecto.

Contrario a lo que se creería, la dureza del terreno reduce los costos de construcción de un túnel. De acuerdo con especialistas de la Asociación Colombiana de Túneles, entre más blando el terreno, más costoso el túnel. Según estadísticas del sector, el costo promedio de excavación, revestimiento y dotación de equipos electromecánicos (ventilación), por metro lineal, está entre los US$19.500 y los US$20.000.

Mientras que el país saca pecho por la construcción de estos proyectos tuneleros, estudios de la Universidad Nacional revelaron que la ejecución de este tipo de obras reduce la producción de agua y que muchas quebradas bajan los niveles de su caudal.

Por esta razón, este tipo de proyectos tienen rechazo de la comunidad, lo que ha generado demoras en la expedición de licencias ambientales para su ejecución.

Por Jairo Chacón González

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