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¿Un año para lograr la redención cafetera?

El gerente de la Federación de Cafeteros asegura que la renovación de cafetales, fertilización, sanidad vegetal y mejor oferta ambiental llevarán al país a 10 millones de sacos.

Héctor Sandoval Duarte
20 de enero de 2013 - 12:29 a. m.
Los trabajadores de la Cooperativa de Cafeteros del Norte del Valle, en Cartago, cuentan que por arroba de café sólo se están pagando $50.000. La carga pasó de $1 millón a $500.000.  / Luis Ángel
Los trabajadores de la Cooperativa de Cafeteros del Norte del Valle, en Cartago, cuentan que por arroba de café sólo se están pagando $50.000. La carga pasó de $1 millón a $500.000. / Luis Ángel

Aunque Elías Mejía, productor cafetero de Calarcá (Quindío), está convencido de ser un agricultor juicioso que le ha dedicado años enteros al cultivo del grano, bien sabe que el año que acaba de terminar no fue el mejor. Tampoco lo fue para miles de caficultores del país que no sólo han tenido que lidiar día a día con una caída del 30% en los precios —mezcla de revaluación y de los mercados internacionales—, sino con una reducción en la producción que llevó a que Colombia produjera 7,7 millones de sacos (es el nivel más bajo de los últimos cinco años).

“Con todas estas complicaciones, me está costando $63.000 producir una arroba que estamos vendiendo a $58.000. Lo más grave es que con estos precios no hay cómo comprar abono para todo lo que se ha renovado. Si no se fertiliza, se pierde el esfuerzo”, cuenta Elías, quien ve que no será tan sencillo aumentar la producción del grano en 2013. “Que el Gobierno apalanque a los cafeteros con $65.000 por arroba, aunque acá (en el Eje Cafetero) dicen que el precio debería ser de $85.000. En mi caso sólo tengo café. Ahora tengo todos los huevos en la misma canasta”.

Similar al de Elías, es el diario vivir de Josué Barrera, un caficultor de Ituango (Antioquia), quien recuerda que en la última cosecha del grano se pagaron entre $480.000 y $520.000 por una carga de café de 125 kilos. “Estamos perjudicados. En la cosecha de 2011 la carga se comercializaba en $980.000. La reducción fue muy dura entre un período y otro”.

Aparte de los precios, para Josué también resulta complicado el hecho de que los insumos agrícolas como fertilizantes, herbicidas y plaguicidas “estén por las nubes”. Añade que “a los recolectores hay que pagarles más, la inversión en producción es mayor. Sin embargo, las ganancias son menores”.

Pese a que miles de caficultores como Elías y como Rodrigo Gómez, miembro de la Cooperativa de Cafeteros del Norte del Valle, sólo están dedicados a este cultivo —sin siquiera sembrar otros productos entre los cafetales—, en Ansermanuevo y La Unión muchos productores del grano han optado por invertir en otros cultivos como la granadilla, el maracuyá y también el cacao, en medio de una coyuntura en la que no les alcanzan a pagar $50.000 por arroba. “El impacto acá es grande, porque en 2011 la carga costaba $1 millón. Hoy día sólo vale $500.000”.

Casos como los de estos cultivadores son apenas una muestra de la situación que viven actualmente más de 500 mil productores del grano, quienes no sólo han tenido que lidiar con la roya, sino con la revaluación que se ha convertido en una de las mayores plagas. Esta ha hecho que el ingreso cafetero cayera $1,5 billones durante los últimos dos años.

“Desde luego que los cafeteros tienen que estar angustiados, cuestionan las medidas institucionales y mientras su ingreso no les permita tener una rentabilidad, un bienestar, obviamente manifiestan la angustia”, dijo en diálogo con El Espectador el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaño Muñoz Ortega, quien recientemente ha sido cuestionado por los productores que se muestran escépticos con las proyecciones que prometen una recuperación lenta, pero segura, del sector para este año.

Sin embargo, con números en mano, Muñoz aseguró que existen cuatro factores que le permitirán a Colombia volver a la senda de producción de dos dígitos, llegando así a 10 millones de sacos. Estos son: renovación del parque cafetero, fertilización constante, buena sanidad vegetal y calidad de la oferta ambiental.

Al referirse a la renovación del parque cafetero, que actualmente asciende a 932.000 hectáreas, Muñoz comentó que “entre 2008 y 2012 cambiamos la estructura del parque productivo y hoy Colombia tiene el 94% de sus cafetales tecnificados”. Según la Federación, en 2012 se renovaron 117.000 hectáreas con variedades resistentes a la roya. Con esta cifra, el país llegó a 462.000 hectáreas con estas características.

En materia de fertilización, el gerente de la Federación está convencido de que Colombia debe mantener niveles de 345.000 toneladas de estos insumos para hacerle la guerra a la roya (enfermedad que cayó de niveles del 30 al 5,6%). Además, considera que una infestación de este hongo por debajo del 8% “es absolutamente controlable. Hay que cuidar para que los niveles no se suban. Estoy hablando en datos y no en opiniones”.

Otro factor determinante para llegar a los 10 millones de sacos es la oferta ambiental. “Más allá de cuánta es la precipitación, lo que a los cafeteros nos interesa es el estrés hídrico que exista en el suelo. Si empezamos a observar desde mayo de 2012 en adelante, se encuentra que en las principales regiones cafeteras se presentó estrés hídrico adecuado para las floraciones. Hasta hoy la oferta ambiental ha sido la correcta en términos cafeteros”, explicó el dirigente.

Aunque existen campesinos desplazándose a otros cultivos y cambiando su vocación cafetera, Muñoz asegura que sus números dicen lo contrario: “La gente está ampliando los cafetales y se está moviendo más. El que pueda darse el lujo de salirse, lo hará. Pero la caficultura sigue siendo dinámica aun en un año de tan grandes dificultades”.

“La revaluación es nuestro gran dolor de cabeza. El país no es competitivo con las tasas de cambio que tenemos”, señala Muñoz al ver que el dólar este año no ha levantado cabeza por encima de los $1.800.

Asimismo, cree que parte de la recuperación cafetera depende de que el Gobierno haga mayores intervenciones cambiarias y de que en tiempos de bonanza minero-energética se ahorre para la época de ‘vacas flacas’. “El ministro de Hacienda dice tener buen arsenal para combatir la revaluación. Si sabemos qué hacer, es hora de utilizar el arsenal. Que le metamos a esto un ritmo nuclear; acá falta acción”.

En medio de la crisis, Muñoz es optimista y concluye que este año “casi que no hay motivo para pensar que Colombia no tenga producciones de dos dígitos. Para llegar a los 10 millones de sacos con las actuales áreas en producción, tendríamos que llegar a cosechar 13,9 sacos por hectárea”.

Por Héctor Sandoval Duarte

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