Una cultura sin cerveza y sin diversión

Las diferencias en las culturas corporativas de SABMiller y AB InBev obligarían a los ejecutivos de la primera a modificar sus elegantes hábitos.

Bloomberg
10 de octubre de 2015 - 03:00 a. m.

Anheuser-Busch InBev NV se jacta de ser tacaña. No hay oficinas privadas para los jefes, ni fiestas lujosas, ni hoteles de alta gama como el Four Seasons. ¿Adivine dónde se alojan los ejecutivos de SAB Miller Plc cuando viajan?

La propuesta de compra de SABMiller por parte del productor de Bud Light, Busch y Rolling Rock ha provocado un choque dramático de culturas corporativas. AB InBev tiene una larga experiencia de reducción implacable de costos en las empresas que adquiere, y el máximo responsable ejecutivo, Carlos Brito, se jactó en una oportunidad de que no le gusta “que se diviertan en la empresa”.

Por el contrario, trabajar en SABMiller —que fabrica docenas de marcas como Kozel, Foster’s y Blue Moon— al parecer puede resultar fabuloso.

En su sede del elegante distrito de Mayfair de Londres, el personal recibe una asignación para almorzar en restaurantes locales. El Four Seasons de cinco estrellas es el alojamiento selecto, según una persona con conocimiento de las prácticas de la empresa. En el bar de la compañía la cerveza es gratis, en tanto grifos brillantes sirven Peroni, Grolsch y Pilsner Urquell.

AB InBev tiene experiencia en transformar culturas corporativas relativamente cómodas —Brito puso fin al beneficio de la cerveza gratis en Anheuser Busch—, pero el abismo de actitudes con SABMiller es profundo. Si su oferta de US$100.000 millones prospera, podría traer aparejado un éxodo de ejecutivos temerosos de trabajar bajo la mirada vigilante de Brito en el cervecero británico, complicando los esfuerzos de integración.

“Cultura dura”

Una compra podría significar “una situación similar a la que vimos con sus acuerdos anteriores, en los que redujeron enormemente los costos”, dijo Robert Jan Vos, analista de ABN Amro. “Es una cultura dura. Es rígida y muy competitiva internamente”.

El miércoles, SABMiller rechazó la oferta más reciente de AB InBev, desdeñando una transacción que crearía un cervecero mundial dominante. Ayer duplicó su meta de ahorro en costos conforme se propone convocar a los accionistas para solidarizarse con su rechazo.

Un portavoz de SAB dijo que beneficios como almuerzos subsidiados y la cerveza gratis sostienen el objetivo de la empresa de fomentar “la renovación y la sociabilidad”. Un portavoz de InBev dijo que los dos cerveceros comparten muchos valores corporativos y que el personal superior de SAB desempeñaría “un papel significativo en la empresa unificada”.

Brito ha hecho alarde con frecuencia de la virtud de frugalidad en la empresa que construyó a través de docenas de adquisiciones. “Si el tipo que compra mi Stella Artois paga un recargo sobre mi Budweiser, ¿qué espera que yo haga con ese dinero?”, dijo en una charla en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford en 2010. “Si tengo oficinas lujosas y aviones empresariales y comidas de cinco platos cuando viajo al Four Seasons, ¿nuestro consumidor se sentiría orgulloso sabiendo que gastamos su dinero de esa manera?”.

Por Bloomberg

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