¿Qué va a pasar con Hyundai en Colombia?

Las expectativas de Hyundai en Colombia este 2016 es vender 20.000 unidades. / Edwin Bohórquez

El 30 de septiembre del año pasado se hizo pública una pelea que sorprendió a la industria automotriz colombiana no sólo por sus protagonistas, sino por las implicaciones que traería. Por un lado estaba Hyundai Colombia, el distribuidor de la marca coreana en el país, propiedad del empresario Carlos Mattos; y por el otro, nada más y nada menos que la casa matriz de dicha marca, en Corea. La razón: después de más de 20 años de relaciones comerciales los dueños ya no querían más a Mattos ni representándolos ni vendiendo sus carros en el país.

El tema ya estaba en los cocteles empresariales de Ecuador. Pocos se atrevían a tocarlo en Colombia. Pero ese 30 de septiembre, Mattos tiró el primer golpe. “La falta de planeación y desorganización de la casa matriz nos han ocasionado cuantiosas pérdidas durante los dos últimos años”, escribió Hyundai Colombia. La casa matriz “ha dejado conocer su intención de permanecer en Colombia, pero haciendo un cambio de distribuidor, desconociendo los enormes esfuerzos e inversiones realizados para el posicionamiento de la marca en Colombia y en el montaje de una red de más de 58 concesionarios y 75 vitrinas a lo largo y ancho del país”.

Sonó, pero poco ruido hizo. El avispero se alborotó el 13 de octubre siguiente cuando Hyundai Motor Company soltó lo suyo cuando dijo que “no renovará su contrato con Hyundai Colombia Automotriz S. A., su distribuidor en Colombia, después de que el contrato vigente entre las partes expiraba el 31 de diciembre de 2015. La compañía tomó esta decisión (luego de una cuidadosa consideración), debido a discrepancias entre Hyundai Motor Company y Hyundai Colombia Automotriz S. A., en relación con decisiones operacionales, así como la visión de negocios en la región”.

¿Qué pasó? Unos dicen que fue la respuesta natural a la pérdida de mercado que tuvo en el top cinco de marcas más vendidas en el país. Otros, que fue el resultado de un choque entre Mattos y altos ejecutivos coreanos quienes estuvieron en Colombia, vivieron un estilo gerencial que no compartieron y, a su regreso a Corea, recomendaron no seguir con el contrato. La otra, que en el camino había aparecido un grupo empresarial ecuatoriano, quien ya hacía negocios con la casa matriz en otros países, y se ofreció como el distribuidor y reemplazo de la organización de Mattos. La reunión de todas ellas, al parecer, es la respuesta más completa. Y comenzó el tire y afloje.

Entonces el 1° de enero se supo que Neocorp sería el nuevo distribuidor, con experiencia en el sector y en mercados como México, Venezuela, Ecuador y Colombia. Veinticinco días después, el equipo de Mattos se hizo sentir y ya, sin la firma de los coreanos, advirtió que había 184 vehículos afectados porque los coreanos no le habían vuelto a vender repuestos. Y la bola de nieve empezó a crecer. Tres días más tarde, ya formalmente presentado, Neocorp respondió, dejando claro que contaba con todos los repuestos necesarios para atender a los usuarios y, además, para responder por las garantías.

Y ahora, ¿qué?

Aunque Neocorp no se ha pronunciado más allá de un escueto comunicado de prensa, en el que le respondió a Mattos e informó a los usuarios sobre el tema de repuestos, El Espectador conoció que los ecuatorianos, a más tardar en marzo, van a lanzar, con bombos y platillos, su presencia formal en Colombia. Van a traer tres modelos de carros al país: Túcson, Elantra y Creta (una 4x2), ya tienen firmadas alianzas con Vas Colombia, Los Coches, Carco y Autogermana; tendrán sus oficinas en la calle 95 con 11, en el edificio de LG, en Bogotá; el presidente será un ejecutivo colombiano que está negociando su retiro con su actual empleador y, para cerrar, ya tienen un millón de dólares en repuestos nacionalizados para atender a toda la red de vehículos que hay en el país.

Y, detalles más detalles menos, también se conocieron pormenores de la pelea con Mattos. Resulta que el contrato con Hyundai Motors se renueva cada dos años. A Mattos le anunciaron tres meses antes que ya no iba más, precisamente en septiembre, cuando él lo hizo público. Se confirmó a Neocorp como su reemplazo y éste citó a todos los concesionarios a una reunión en Miami. A Mattos también lo invitaron, pero ya en la condición de concesionario. Allí, Neocorp les dijo que todo seguiría como antes, sin embargo, Mattos anunció demandas y dejó claro que así no iba a entrar al negocio.

Entonces Car Hyundai, que es la red de concesionarios de Mattos, de acuerdo con las fuentes de El Espectador, es la única que no está en los nuevos planes en materia de ventas en el país. Sin embargo, en aras de aprovechar esas instalaciones, Neocorp va a permitir que los otros concesionarios, si quieren, arrienden esos espacios, pongan el aviso correspondiente, y listo, a vender.

La marca, a nivel mundial, va a cambiar la imagen. Deja el azul y se va a un café tirando a dorado, porque quieren que la gente los sienta más premium. Eso esperan dejarlo listo a final de este año. Pero los nuevos concesionarios ya entrarían con dicho color. En el tema jurídico y legal, el de las demandas, está en manos de los abogados coreanos y de eso poco se conoce. Lo que sí dejará claro Neocorp, una vez haga su llegada en marzo, es que a los propietarios de las más de 85 mil garantías vigentes se les respetará y atenderá cuando las quieran hacer efectivas.

Pero ese no es sólo el reto de los ecuatorianos. Su aterrizaje con Hyundai se da justo cuando las ventas de vehículos cayeron 13,1%, pues pasaron de 326.023 unidades a 283.267. Ahí está la clave: elevar las ventas. Y, también, en esa misma ruta, elevar la participación que en otras épocas llegó a tener esa marca, cuando estuvo detrás de las dos más grandes: Colmotores (Chevrolet) y Sofasa (Renault). Hoy, de acuerdo con el reporte de la industria, Hyundai está de quinta en la tabla, superada por los dos fabricantes colombianos y, además, KIA y Nissan. ¿Lo lograrán?