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“En la vida hay que marcar diferencia, no ser del montón”

Iván Ramiro Córdoba, excapitán de la selección Colombia y del Inter de Milán, cuenta cómo ser exitoso en el deporte y en los negocios.

Edwin Bohórquez Aya
19 de octubre de 2016 - 03:12 a. m.
 Iván Ramiro Córdoba es ahora empresario en varios sectores.  / Jonathan Ramos
Iván Ramiro Córdoba es ahora empresario en varios sectores. / Jonathan Ramos

¿Cómo se lleva la disciplina del deporte al mundo de los negocios?

Todo parte de las ganas de superarse. Buscando motivaciones personales. En mi vida lo que he tratado de hacer es marcar una diferencia, no ser del montón, ir más allá. Y así he llevado a quienes van conmigo, porque al final se trata de la convicción que uno pueda tener para cumplir un objetivo. Hay muchas circunstancias que hacen difícil lograr ese objetivo, si estás débil; pero, si se trabaja con enfoque, más allá de las adversidades, todo se logra.

¿Cómo lidera Iván Ramiro Córdoba, que tiene negocios en Milán, pero también en Medellín, viaja, forma jugadores…?

Se trata de mantener una comunicación permanente con todo el equipo, estar siempre al tanto de todo lo que pase, programar los viajes de manera tal que se está presente en las decisiones más importantes y, ante todo, mantener una motivación para que el equipo trabaje bien. No perder nunca la motivación. A veces se piensa en el ahora; no, hay que pensar en el largo plazo. Por ejemplo en el fútbol: uno trabaja la pretemporada, y es durísimo; los jugadores sabemos que eso es de lo más maluco. Pero al final sabes que eso es lo más importante y determinante para la temporada, que es lo que nos va a permitir estar preparados para llegar a la final y estar allá arriba celebrando. Así que, cuando ves a alguien que está bajando los brazos, hay que animarlo y decirle que es necesario. Eso es llenar el tanque de oxígeno para llegar hasta el final.

Hablemos de ética, de valores. ¿Cómo los combina con los negocios?

Los valores son fundamentales y parten de la enseñanza que le dan a uno los padres. Y se hacen fuertes con la persona que uno elige para estar a su lado: mi esposa.

Su socia…

Exacto, mi socia de la vida. Ella es fundamental para todas las decisiones que uno toma. Dicen que no hay que llevar los problemas a la casa, pero yo muchas circunstancias de mi vida y situaciones difíciles las he arreglado conversando con mi esposa. Por eso es fundamental elegir la persona adecuada para estar a su lado. Los valores son los que te permiten que la gente confíe en lo que vos estás haciendo, y que crean en lo que sos vos, a lo que le apuntas. Uno debe transmitir la honestidad, sobre todo cuando hablamos de proyectos donde hay cifras importantes. Todo debe ser transparente. La responsabilidad con los socios a los que invitas, la constancia, la disciplina, la rigurosidad en las reuniones. Hablar menos y con más eficiencia para resolver. Todo esto es lo mismo que se aplicaba cuando jugaba. Cuando la gente lo identifica a uno como capitán, como su líder, es porque uno transmite eso. Que lo ven a uno como una persona que lo que dice es lo que demuestra con sus acciones. Eso es lo más importante.

Usted es un ícono, como capitán y como líder, ¿cómo ha sido convocar a otros compañeros del fútbol para entrar al mundo de los negocios?

Fácil, hay una parte que es diferente y es la de explicarles los números. Ellos obviamente tienen sus asesores, quienes se ponen en contacto con los míos. A ellos les cuadran los números y yo hablo del proyecto en general. Ellos saben quién es la persona que está de este lado y ha sido muy fácil para jugarnos este campeonato juntos, esta champions.

¿Cómo logró el éxito dentro de la cancha y fuera de ella?

Hasta hace muy poco estuve en el área administrativa del Inter. Ahora tengo una sociedad deportiva, IRC Sport, en Milán, Italia, donde hago asesoría y formación a los jugadores. Es muy importante trabajar el aspecto mental de los jugadores, lo que llamamos la mentalidad. Hay que saber manejar las diferentes realidades de un jugador: cuando tienes 14 años, sólo piensas en divertirte, jugar. Luego vienen responsabilidades grandes y hay que estar preparados para eso. En muchas circunstancias, cuando haces la diferencia, llegan muchas cosas como la fama, el dinero, la notoriedad. Y, si eso no se maneja bien, puede llegar alto y caer de una. No es tanto llegar, es mantenerse. Por eso me gusta lo que hago. Los jóvenes escuchan y atienden, se pueden construir con ellos un proyecto.

Usted es muy amigo de Zanetti, uno de los grandes del fútbol argentino.

Es mi compadre.

¿Cómo van los negocios con él?

Él me invitó a un restaurante y al final no entré en esa sociedad, pero creamos una para un gimnasio en Italia. Compramos el inmueble, hicimos todo y lo alquilamos a un gestor administrador con experiencia de 25 años. Ya llevamos ocho años. Trabaja muy bien. Tiene cupo completo y no hemos querido hacer más cosas porque el tiempo de él es muy escaso. De pronto en un futuro podemos hacer algo más.

Hablemos de la importancia del ejemplo. ¿Qué influencia tuvieron sus padres, que son educadores, en el éxito de su carrera deportiva y empresarial?

Fundamentales, mientras ellos te hagan tener los pies en la tierra, te vuelves un jugador notorio, tenés la sensación de que puedes hacer lo que quieres y eso no es así. De las acciones propias dependen muchas situaciones; por eso hay que ser responsable, disciplinado, respetuoso. Eso me lo enseñaron mis padres: mantener la humildad. Ellos me hablaban de no creerme más que los otros. Me decían: “Salís de este pueblo y aquí vas a volver. La misma gente va a estar esperándote y no tienes por qué cambiar. Vas a progresar, a crecer, a triunfar, pero acordate de dónde saliste”. Eso lo tuve siempre en mi cabeza, eso ayuda mucho a tener los pies en la tierra.

¿Cómo es una charla de un capitán, de un líder, antes de entrar a la cancha? ¿Cómo se motiva al equipo?

Es el momento. Yo siempre he pensado desde que empecé a jugar al fútbol que la primera oportunidad la tengo que tomar como si fuera la última. ¿Por qué? Porque vi a muchos de mis compañeros tener una, dos y tres oportunidades, hasta cuatro y no las aprovecharon. Decían que si llegaba otra oportunidad no la iban a desaprovechar. Y nunca llegó. Entonces dije: “No voy a esperar”. Y así es, cuando vas a jugar una final de Copa América es ahí o nunca más. Pueden pasar muchos años, están pasando muchos años. Era ahí. El entorno estaba para que ganáramos. Teníamos esa responsabilidad.

¿Se acuerda de esa charla?

Sí, el profe le preguntó a algunos muchachos qué pensaban. Había mucha angustia por el tema de la altura. Nosotros veníamos de afuera y no estábamos acostumbrados, nos pesaba. México venía en condiciones más favorables porque tenían una altura importante. Yo solo les dije: las condiciones son las mismas para ellos que para nosotros. Estamos en casa, tenemos que hacerles sentir eso y, si no ganamos esta copa América, ¿cuánto tiempo va a pasar para hacerlo? Es el sueño de nuestras vidas, cuánto hemos luchado para llegar a esta situación, pensemos en lo que hacíamos cuando estábamos pequeñitos. Eso era estar en una selección Colombia. Pensemos que vamos a jugar una final con la selección Colombia de mayores. Será el primer título. ¿Queremos o no quedarnos en la historia? Y jugamos la final como había que jugarla.

Y usted hizo el gol…

Ese gol lo hicimos todos. Yo ya estaba pensando en los penales. El técnico le va preguntando a uno quién está mejor para los penaltis. Seguro y tranquilo. Pero lo que hicimos fue una jugada planeada. Los movimientos fueron hechos a propósito. Por eso traigo las palabras de un técnico que me ha dejado mucho, José Mourinho. Él dice que los campeonatos cortos se ganan con los detalles. No tanto si tienes el equipo más fuerte, si los detalles están controlados, hay menos espacio a la fortuna de la cancha, de si llovió o no.

¿Qué consejos les da a los líderes que tienen equipos detrás para que no fallen?

Ser un convencido de tus objetivos, no perder lo que fue un sueño y luego se convierte en proyecto, mantener la seguridad y transmitirlo a los otros. Es mi ejemplo. Hacerlos partícipes, no simplemente como trabajadores, sino partícipes, que se identifiquen con él. Cuando juegas por una camiseta, todo va más allá de lo que te puedan pagar y de lo que la gente pueda decir. Son tus valores los que hay que llevar adent ro. Es tener un amor propio por lo que están haciendo. No es fácil. Pero hay que trabajar con pasión. Eso es lo fundamental.

Entonces fútbol y negocios…

Van de la mano.

Por Edwin Bohórquez Aya

 

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