Así es el colegio de la Universidad Nacional, uno de los mejores de Bogotá

Este año el Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar (Iparm) ocupó el primer lugar en las Pruebas Saber a nivel distrital. ¿Cuál es su modelo pedagógico? El Espectador se lo cuenta.

Steven Navarrete Cardona
23 de diciembre de 2015 - 11:22 p. m.

Mientras que el profesor Juan David Caicedo, en un pequeño auditorio de la Universidad Nacional, durante su clase de Cine y Literatura habla de la estética de las adaptaciones cinematográficas de obras pertenecientes a escritores consagrados como Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, del cambio de consumos en el cine, de los nuevos avances para el desarrollo de la producción fílmica, una pareja de jóvenes resalta en el grupo con una vestimenta peculiar, portan uniformes de colegio. Son Andrés y Miguel Sánchez. 
 
El docente habla con intensidad, parece inmerso en un debate. Con gestos marcados, salen a relucir los aportes de Barthes, los aciertos y desaciertos de Hegel, la vida de Chesterton y los dos jóvenes que no sobrepasan los 16 años no tienen en su mirada rastros de sueño, ni tampoco se asoma un bostezo. Parecen seguir con entusiasmo la charla, hacen preguntas sobre el ‘flash back’ y el programa de edición ‘Final Cut’. Para Andrés, de 16 años, ‘Agarrando Pueblo’ de Carlos Mayolo y Luis Ospina “es lo mejor de la producción visual colombiana que ha visto”, a lo cual asienten otros asistentes. Andrés al igual que Miguel portan un saco azul con un escudo que lleva las letras UN, Universidad Nacional, son estudiantes de décimo grado del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar más conocido por sus siglas Iparm.  
 
Son numerosos los niños como Andrés y Miguel que eventualmente se pueden encontrar como asistentes en diversas clases de biología, geografía entre otras ciencias.  Comiendo en las cafeterías de la Universidad, jugando fútbol en sus prados, asistiendo a las proyecciones de películas en la ‘plaza Che’, a las conferencias en el auditorio León de Greiff, impartidas por pensadores mundiales que visitan la Universidad cada año, recorriendo los numerosos museos que se pueden encontrar en el claustro, una experiencia educativa sin igual, que enriquece su capital cultural para su formación y se puedan convertir en grandes científicos, o renombrados artistas o cineastas como Ciro Guerra, egresado de la Nacional y quien en los últimos días ha estado en los medios de comunicación por su película “El abrazo de la serpiente” que ya se encuentra como semifinalista de los Premios Óscar.  
 
“Los niños del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez tienen una gran ventaja porque pueden acceder a todos los eventos culturales de la Universidad, a sus bibliotecas y a las charlas”, anota con voz serena Víctor Manuel Neira Rodríguez director del colegio.
 
Neira habla pausado. Mientras conversamos en su oficina, que se ubica en el interior del campus universitario, entran y salen varios profesores para consultarle y tratar de resolver varios trámites administrativos. Asumió la dirección del centro educativo en mayo de este año y no ha parado de trabajar y termina el año con una distinción que reconoce la labor de su equipo y la suya; en la clasificación de los mejores colegios oficiales de Colombia, basados a los exámenes del Icfes que dio a conocer la revista Dinero, con base en los resultados de las Pruebas Saber el Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar (Iparm) figura como el mejor colegio público de Bogotá.
 
-Una pausa para un café y para hablar de su formación-. El rector cursó una Licenciatura en Filosofía e Historia en la Universidad Santo Tomás, una especialización Edumática y una maestría en Pedagogía e Investigación en Ciencias Pedagógicas de Universidad de La Habana. ‘El profe’ como popularmente le llaman es un convencido de que se puede forjar un estudiante con un gran sentido social y con una completa formación científica. 
 
En 2016 el Iparm cumplirá 55 años de funcionamiento desde que fue creado el 20 de diciembre de 1961. “En reconocimiento al Rector de la época recibió el nombre de Escuela Arturo Ramírez Montúfar y en 1965 la Universidad se comprometió ante las organizaciones laborales a construir planta física, dotarla y ofrecer educación gratuita hasta el quinto grado de primaria, así como garantizar el pago de transportes de los estudiantes”, como indica su Plan de Estudios Institucionales (PEI).
 
 
¿Cómo se accede al colegio?
 
Existe un requerimiento clave para ingresar al Iparm y está ligado a la relación con los miembros de la comunidad educativa: deben ser hijos de funcionarios, trabajadores, profesores o estudiantes. A los cuales se les aplica una prueba de admisión. “Quisiéramos que todos pudieran acceder al colegio, pero tenemos limitaciones físicas que nos lo impiden”, anota Neira.  
 
Al ingresar los hijos de los trabajadores y profesores son los únicos que pagan por el costo de la educación, mientras que los hijos de los estudiantes no.
 
Su modelo pedagógico 
 
El constructivismo, una corriente pedagógica muy popular entre los mejores colegios del país, y que busca explorar la curiosidad y la autonomía de los educandos, es la que se ha venido implementado en el Iparm. Hasta tercero de primaria se emplean las redes integradas y pedagogía por proyectos. 
 
La mayor parte de los profesores son de planta y en su mayoría licenciados. Además, deben contar con experiencia mínima de dos años al momento de su ingreso que se hace por concurso de méritos. “Se debe saber de pedagogía. Una cosa es tener el conocimiento y otra es usar las herramientas para transmitirlas”, anota el rector. 
 
Los docentes prefieren utilizar guías en lugar de textos editoriales y esa es su apuesta de currículo propio. Además, cada año se busca adelantar una salida pedagógica a una zona específica del país, que entre los estudiantes es popular, siendo la Guajira el destino más esperado, y que tiene lugar en los grados más avanzados. En dichas salidas se prueban diversos proyectos científicos que se trabajan a lo largo del año.  
 
“Vamos a ir al parque arqueológico San Agustín, nuestro profesor de sociales siempre dice que cuando vayamos nos vamos a enamorar de la arqueología, de la antropología. Mi papá es gestor cultural y me cuenta sus historias de juventud en esta parte del país, la verdad me gusta”, dice Gustavo otro estudiante de octavo grado.  
 
“Los niños son muy adelantados, muy despiertos. La Universidad Nacional es la conciencia de la nación. Sus maestros son los investigadores más reconocidos, es obvio que sus hijos sean igual de pilos. Al llegar a la casa, pueden preguntarles sobre Manuel Ancízar, sobre la expedición botánica, sobre el origen del cosmos, seguramente, sus padres les asesoraran en las tareas, en familia se aprende mejor”, anota Aníbal un exprofesor del Instituto. 
 
Por políticas de la institución no hay cupos para grados noveno, décimo y once, ya que se busca que exista una continuidad en la enseñanza.  
 
Un país pequeño
 
Según información del colegio, sus estudiantes acuden de todas las localidades de Bogotá y las artes se han convertido en un punto de encuentro e integración constante. Al iniciar el año, se destina un monto de los recursos del colegio para financiar los proyectos editoriales de docentes y estudiantes. Entre ellos ‘Pedagogía en escena’, un magazine de los profesores del colegio, en el cual se plasman sus investigaciones y debates sobre los métodos de investigación y enseñanza. Y también ‘Atrapaletras’ una revista de vocación literaria. 
 
Los educandos también cuentan con un programa radial en UNradio el día sábado, en el cual se hacen guiones y se aprende, por currículo oculto, las técnicas del periodismo. 
 
Frente a su proyecto de vida, hay que señalar que muchos buscan ingresar a la Universidad Nacional. “Más de la mitad de los egresados ingresa a la Nacional. Lo hacen casi por tradición.  Se prueban de tú a tú en los exámenes de admisión contra personas que han tenido formación en otras universidades, sin ningún cupo adicional o beneficio por haber sido estudiantes del Iparm”, explica Neira.

Por Steven Navarrete Cardona

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