"El verdadero nombre de la paz es educación": Jairo Torres

El rector Universidad de Córdoba habla sobre el nuevo proyecto del claustro para prepararse el posconflicto. Este jueves viajará a Cuba a presentar la iniciativa.

Manuela Gónima / Especial para El Espectador
27 de julio de 2016 - 09:46 p. m.
En acto público, Jairo Torres, rector de la Unicor manifiesta su apoyo a la paz.  / Cortesía Comunicaciones Unicor
En acto público, Jairo Torres, rector de la Unicor manifiesta su apoyo a la paz. / Cortesía Comunicaciones Unicor

Con una iniciativa única, hoy la Universidad de Córdoba se presenta como la primera universidad del país que pretende construir un modelo para atender las necesidades del departamento en un escenario de posconflicto, llamado ‘Plan Paz Córdoba’.
 
Este plan, es un aporte al desarrollo del Departamento que le apuesta a la paz territorial desde puntos claves como la erradicación del analfabetismo, la desnutrición infantil y la ampliación de la cobertura universitaria.
 
Cabe recordar que la Universidad de Córdoba sufrió el conflicto en sus aulas con profundas heridas que aún no se reparan.
 
En 1995 las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) comandadas por el exparamilitar Salvatore Mancuso, asesinaron al  profesor Francisco Aguilar Madera e iniciaron una masacre perpetrada contra miembros de la comunidad universitaria, en su mayoría estudiantes, trabajadores y profesores, con la excusa de evitar que la guerrilla tomara el control de la Universidad.
 
Aunque, el desmovilizado del bloque Córdoba, Carlos Andrés Palencia González, alias ‘Visaje’, aseguró que asesinaron a todo aquel, profesor o estudiante, que se oponía a las AUC.
 
Fueron alrededor de 10 años de terror, donde nadie se atrevía a denunciar la constante persecución y amenazas, que condenaron al exilio a decenas de personas, donde la Universidad cayó en una especie de oscurantismo y sus recursos fueron acaparados por estos grupos armados en connivencia con agentes estatales. De esta manera, se llevaron la vida del candidato a rector Hugo Iguarán Cotes en el año 2000, asumiendo posteriormente la rectoría Claudio Sánchez, teniendo que abandonarla en 2008 al iniciar investigaciones en su contra por presuntos vínculos con las Autodefensas.
 
Hace tres años, la Universidad de Córdoba comenzó su reparación colectiva y se declaró oficialmente como territorio de paz, a pesar de que persisten las amenazas contra docentes del claustro por parte de grupos criminales como ‘Los Rastrojos’. Jairo Torres Oviedo, rector del claustro se propone construir desde inicios de este año el ‘Plan Paz Córdoba’ para articular y convocar a la comunidad y a la institucionalidad del Departamento en torno al posconflicto.
 
Este Plan, trazado a 15 años, cuenta con la asesoría de Jorge Rojas, experto en temas de paz y exsecretario de Integración Social durante la Alcaldía de Gustavo Petro (2012 – 2015) en Bogotá.
También cuenta con apoyo de la Gobernación de Córdoba, del Gobierno Nacional y próximamente firmarán convenios con el Instituto de la Paz de Estados Unidos y la Universidad para la Paz en Costa Rica.
 
Asimismo, Jairo Torres Oviedo sostuvo reuniones este mes con los congresistas de Estados Unidos,  Rubén Gallego y James  McGovern, uno de los coordinadores del Plan Paz Colombia y con directivos de organizaciones cooperantes como el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional CEJIL y la Oficina de Washington para América Latina (WOLA).
 
Además, participó en una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH donde expuso el Plan.
 
El próximo jueves, 28 de julio, viajará a La Habana, Cuba, como invitado a la Mesa de Negociaciones del proceso de paz para presentar la iniciativa.
 
¿Cómo ha sido la participación de la comunidad y de las víctimas en el Plan?
 
Hemos hecho un trabajo amplio y participativo donde estamos recogiendo los principales problemas que tienen las subregiones de Córdoba. 
 
Desde febrero nos reunimos con la comunidad para el diseño del plan en trabajo conjunto. Nos hemos reunido con exalcaldes, negritudes, indígenas, campesinos, sindicatos con el sector productivo y los distintos gobernantes de las municipalidades y del Departamento. Ahora, nos reuniremos con 85 sacerdotes para presentar los avances, para escucharlos y priorizar.
 
Con el recurso que va a llegar para el posconflicto queremos gestionarlo desde la Universidad, con la capacidad instalada que ya tenemos, como la Facultad de Ciencias Agrícolas para el tema de seguridad alimentaria o la Facultad de Educación para la erradicación del analfabetismo. Así la Universidad recobraría el rol que perdió hace 20 años y asumiría el protagonismo en el centro del desarrollo del Departamento, cohesionando y abrazando, con los profesionales y su conocimiento para la construcción de una visión de desarrollo. Además, sería la primera vez que los gobernantes de las distintas municipalidades de unan, superen sus lógicas electorales aisladas y se pongan de acuerdo.
 
¿Cómo restablecer los derechos  de un departamento que ha sido tan vulnerado por el conflicto?
Con desarrollo, con progreso, no hay otra forma. No podemos quedarnos en el pasado. Sin perder la memoria de lo que pasó es necesario mirar hacia delante para plantearnos cómo mejorar las condiciones de vida de los cordobeses. Lo que pasó quedó registrado y no puede volver a suceder. Viene un escenario nuevo con el posconflicto y tenemos la posibilidad de participar, no nos podemos quedar indiferentes. La mejor forma de restablecer derechos a las víctimas y de hacer honor a su memoria es que se nos dé la mano para que el departamento pueda progresar.
 
¿Qué propone el plan para hacer frente a los enemigos de la paz y los grupos armados que persisten en el departamento?
Por el momento, no hemos tenido inconvenientes, el Plan ha contado con apoyo de diversos sectores en términos también de seguridad. Tenemos claro que estamos haciendo un trabajo académico de orientación. El plan ha tenido bastante aceptación. La Universidad pudo haberse quedado quieta frente estos temas y no participar en el debate, pero creo que el deber moral es participar como institución y así lo venimos haciendo. 
 
¿En qué etapa se encuentra el plan?
En la etapa final, la próxima semana nos reuniremos con el clero, con las universidades de la región y con algunos alcaldes. También nos hemos reunido con  las ONG’s que trabajan en el Departamento como Visión Mundial y organismos multilaterales como la ONU y el PNUD. En septiembre se pretende hacer el acto formal de entrega del plan.
 
¿Cuál debería ser el papel de la educación en la construcción de paz territorial?
Nosotros hemos adoptado un lema: ‘El verdadero nombre de la paz es educación’. Un departamento como Córdoba requiere oportunidades para que las nuevas generaciones puedan formarse. Por eso es necesario ampliar la cobertura universitaria, de acuerdo al Plan. Si nosotros logramos que los recursos para el posconflicto se inviertan en educación con el modelo que estamos construyendo se podría resolver el problema por subregiones.  
 
Es decir, llevar la universidad a las subregiones, crear nuevas sedes por ejemplo en la Subregión Costanera  (de la que forman parte San Antero, Puerto Escondido, entre otros municipios que han estado abandonados), que de oportunidad a 4.000 o 5.000 jóvenes con programas académicos pertinentes a la vocación productiva de la zona para que pueda incidir en la transformación de estos municipios. Esa es la forma de reparar el territorio con educación.
 
¿Cómo ve el desarrollo de Córdoba en los próximos años?
Necesitamos actuar, repensar el Departamento y ser coherentes. Si logramos que se trabaje en la resolución de las necesidades con un esfuerzo de la institucionalidad local, con el respaldo del Gobierno Nacional, los resultados tendrán efecto. 
 
Si logramos acabar el analfabetismo en Córdoba, representará un avance significativo desde el punto de vista social pues actualmente el 35% de la población de Córdoba es analfabeta, una vergüenza. 
 
Ya es el momento de aprovechar y potenciar como departamento esa riqueza inmensa que tenemos y que la sociedad tenga a la Universidad como una aliada.
 
Para muchos esto es utópico, pero la academia es utopía, aunque esta utopía tendrá que materializarse tarde o temprano y esperamos que sea con todo el apoyo de la Universidad de Córdoba.
 

Por Manuela Gónima / Especial para El Espectador

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