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“El arte y la cultura, consideradas áreas fundamentales del conocimiento, modos de experiencia y aprendizaje, han sido segregados del currículo escolar y de la matrícula universitaria”, son las palabras de Clarisa Ruiz, secretaria de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá.
La unión y el trabajo conjunto entre el sector cultural y el sector educativo no es una propuesta nueva. Por el contrario, Colombia lleva al menos dos décadas trabajando en el fortalecimiento del campo de la educación artística. Sin embargo, los datos no muestran lo esperado: según las cifras del Viceministerio de Educación Superior, para 2011 sólo un 3,4% de los graduandos del país pertenecía a programas como música, artes plásticas, literatura y cine, entre otros.
A pesar de que en el país hay actualmente 179 programas de pregrado relacionados con las artes, la oferta no es muy amplia si se compara con otros sectores, como la economía o las ingenierías. De acuerdo con las cifras del Sistema Nacional de Información de Educación Superior (Snies), sólo hay 21 programas de música en instituciones universitarias y 17 entre danza, artes escénicas y arte dramático. Además, cuando se analizan los estudios de posgrado, el panorama es aún más desalentador: en todas las carreras afines a las artes hay 15 programas de maestría y sólo dos a nivel de doctorado.
Para Ruiz, “el sector cultural debe tener vida propia y dignidad profesional. Más aún cuando se trata de un país que se caracteriza por su megadiversidad cultural”. La experta dice que es evidente que, en cuanto al fomento del arte y la cultura, en Colombia se ha hecho un esfuerzo considerable, pero tardío. “Es notoria la desigualdad del sector frente a otros espacios de conocimiento y además la Asociación Colombiana de Facultades de Artes (Acofartes), que es la encargada de abogar por el desarrollo y el posicionamiento de la profesionalización de las artes en el país, tiene apenas 10 años”, agregó.
La Ley General de Educación es clara al establecer que las artes y la cultura están dentro de las nueve áreas de conocimiento básicas, pero la perspectiva para el sector es que el desarrollo de este pilar fundamental no ha sido contundente. “Todo viene desde la formación primaria y básica. Estamos trabajando para hacer que las artes hagan parte del campo de desarrollo de los niños, porque esto no puede ser un complemento del currículo, sino que debe estar dentro del mismo”, dice Susana Leal, coordinadora de Programas de Formación de la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deportes.
Para ella, si desde la educación básica se les permite a los niños y a sus familias acceder a estos campos de conocimiento, las personas tendrán una formación más amplia, pero también habrá mayores posibilidades de aumentar el número de profesionales en estas áreas. “Para ello son necesarios los espacios adecuados, y ante todo profesionales, formados para que transmitan el conocimiento a los niños. En este último punto las instituciones de educación superior juegan un papel indispensable”, anota Leal.
Ante este panorama, es notoria la preocupación expresada por distintos sectores respecto a la calidad y la presencia del arte y de la cultura en la formación. Académicos, promotores de la educación artística, artistas y representantes del Gobierno se han reunido para plantear este panorama actual, pero asimismo para discutir los avances y los retos de los próximos años.
Esta semana, en el seminario “Las artes a la canasta familiar”, organizado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, se supo que a partir del próximo año el Concejo Nacional de Acreditación tendrá en cuenta la investigación y la creación artística y cultural como un factor de calidad, un avance que le da visibilidad e importancia al sector. Pero, además, los expertos hicieron énfasis en que la integración de las artes a Colciencias es una de las metas más significativas para el próximo decenio.
“Ya hemos hecho avances porque consideramos que es necesario llegar a esta institución para identificarnos como un campo de discernimiento a nivel nacional. La cultura también requiere promoción y un presupuesto que le permita investigar para generar conocimiento. A diferencia de lo que muchos piensan, los artistas son productores que pueden alcanzar un papel significativo en la economía de un país como Colombia, en donde abundan la población con tradiciones artísticas y culturales ancestrales”, enfatizó Clarisa Ruiz.
@EstefaníaAvella