La Uniatlántico sigue sin rector

Alrededor de 12 años lleva la Universidad del Atlántico con rectores encargados. Crisis económicas, así como una demanda, han sido la causa de esta situación que perjudica la regularidad de la institución.

El Espectador
20 de junio de 2017 - 11:08 p. m.
La Uniatlántico sigue sin rector

Todo empezó con una crisis económica que llevó a la universidad a estar a punto de cerrar sus puertas. Tantas eran sus fallas que en menos de un año había tenido cinco rectores, dos de ellos con procesos en contra en la Fiscalía General de la Nación. Entonces llegó Ana Sofía Mesa, quien estuvo ocho años en el cargo, cuatro como rectora encargada y cuatro asignada por el consejo superior.

A Mesa la sucedió Rafael Castillo, candidato actual por la rectoría y quien permaneció en el cargo entre septiembre del 2014 y agosto del 2015, cuando se abrió un nuevo proceso de elección de rector por medio del consejo superior.

Sin embargo, este proceso fue suspendido por el Tribunal Contencioso del Atlántico, después de que un docente y una estudiante interpusieran una demanda en la que exponían que no había igualdad entre los candidatos, ya que unos habían sido elegidos y otros impuestos. Así llegó la actual rectora encargada, la socióloga Rafaela Vos Obeso.

Hace más de dos meses, gracias a un fallo del Consejo de Estado, el proceso para elegir rector fue habilitado nuevamente, situación que genera el problema actual: no hay acuerdo entre el consejo superior para elegir rector.

Carlos Prasca, Salim Mattar y Rafael Castillo son los candidatos, pero en tres encuentros que se han llevado a cabo no ha habido consenso entre Presidencia, Ministerio de Educación, egresados, gobernador, estudiantes, profesores, dirección académica y exrectores, los miembros del Consejo Superior, y se necesitan cinco votos como mínimo.

Ante esto, el representante de los docentes de la Uniatlántico, Roberto Figueroa, opina que “más que todo es una cuestión politiquera lo que se viene dando en el interior de la universidad… Lo que procura el gobernador es dilatar el proceso con el fin de iniciar otro con diferentes candidatos. La ministra de Educación no tiene claro el concepto de lo que es un proceso universitario y lo que representa para el estudiante y el profesorado esta serie de acciones ”.

Figueroa pone como ejemplo la falta de acreditación para ocho pregrados de la Facultad de Educación y concluye que “esta es la peor crisis de la universidad en todos los tiempos. Académica y política”.

Opinión no muy diferente de la que plantea El Heraldo en su editorial del 20 de junio: “Todo parece indicar, pues, que el cargo de rector de la universidad pública proseguirá en una interinidad que dura ya 12 largos años. Una situación que debería provocar vergüenza a quienes tienen la misión de garantizar la normalidad institucional de un centro académico donde reciben formación más de 22.000 alumnos”.

Por ahora no hay muchas expectativas sobre lo que pueda ocurrir en la próxima reunión del consejo superior, el jueves 22 de junio a las 3 p.m., en la cual se votará nuevamente. Si no hay consenso, se deberá decidir si se termina este proceso y se inicia otro, lo que implicaría nuevos candidatos.

Por El Espectador

 

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