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Las lecciones de la educación que recibió Lady Gaga

Después de 45 años de promover a más de 5.000 niños con inteligencias precoces, un estudio revela las ventajas de brindarles una educación acelerada. La cantante norteamericana era una niña con capacidades excepcionales.

Pablo Correa
08 de septiembre de 2016 - 09:37 p. m.
Caundo era niña Lady Gaga fue miembro del Center for Talented Youth de la Universidad de John Hopkins.  / Wikipedia
Caundo era niña Lady Gaga fue miembro del Center for Talented Youth de la Universidad de John Hopkins. / Wikipedia

El matemático Terence Tao, el creador de Facebook Mark Zuckerberg, el inventor de Google Sergey Brin y la cantante Lady Gaga tienen en común haber desarrollado una inteligencia precoz y capacidades cognitivas excepcionales. Y algo más, ellos junto a otros 5.000 niños en Estados Unidos, a lo largo de los últimos 45 años, fueron identificados a tiempo e hicieron parte del Centro para Talento Joven de la Universidad John Hopkins.

En un fascinante artículo titulado Cómo criar genios: lesiones de un estudio de 45 años con niños superinteligentes, el escritor y periodista Tom Clynes cuenta la historia del psicólogo Julian Stanley quien en 1972 creó uno de los primeros programas enfocados en detectar y educar a niños con capacidades excepcionales. Los resultados del trabajo que Stanley comenzó, y continuaron sus discípulos, hoy está permitiendo aclarar algunos de los debates más acalorados sobre educación.

El estudio que siguió las trayectorias profesionales de esos 5.000 niños, el más sólido y extenso que se ha llevado cabo, reveló que existe una correlación entre el desarrollo precoz y el éxito profesional. Los niños que se ubican en el 1% con resultados más altos en pruebas de aptitud académica suelen convertirse en eminentes científicos, gerentes de las 500 compañías más importantes del mundo, jueces de alto nivel y hasta multimillonarios.

En otras palabras, el estudio contradice lo dicho por otros trabajos, y la sabiduría popular, que valoran mucho más la práctica y factores socioeconómicos que el talento innato.

“Querámoslo o no, estas personas controlan nuestra sociedad”, le dijo Jonathan Wai, psicólogo de la Universidad de Duke y coordinador de un programa para talentos jóvenes, a la revista Nature.

Desde que comenzaron a demostrarse los beneficios de una educación acelerada para este tipo de niños, varios países abrieron programas similares. Corea, Hong Kong, Singapur, y recientemente China con un programa de 10 años, han seguido el ejemplo.

Muchos padres de familia y maestros creen que no es buena idea separar a los niños más inteligentes y ofrecerles una educación más acelerada. Existe la creencia extendida que esa decisión los puede afectar psicológicamente, herirlos socialmente y sacarlos de la niñez antes de tiempo. 

Los datos del Estudio de Jóvenes precoces en Matemáticas, que vigila a los 5.000 niños en Estados Unidos, contradicen esos temores. La educación acelerada les ha traído beneficios sociales y emocionales. También un estudio similar llevado a cabo en Alemania entre 26.000 estudiantes. El factor cognitivo fue el más asociado al éxito pero otros como motivación, curiosidad, habilidad para manejar el estrés, entorno familiar y escolar también jugaron un papel.

Al comparar grupos de niños precoces que entraron a programas como el de Johns Hopkins con los que no tuvieron esa oportunidad, el estudio detectó que los que sí lo hicieron tuvieron un 60% más de probabilidades de lograr un doctorado. Las habilidades de razonamiento espacial han resultado un buen termómetro. Los niños con puntajes altos en esta cualidad terminan creando más patentes y publicando más artículos académicos y científicos que otros. Es un gran predictor de creatividad y de innovación tecnológica.

El psicólogo David Lubinski, heredero del trabajo iniciado por Stanley, advirtió que se trata de un esfuerzo por estos niños que no vale mayor cosa: “no cuesta. Estos niños no necesitan nada innovador o nuevo. Sólo acceso a lo que ya está disponible para niños mayores”.

Un dato interesante es que dentro de ese 1% de niños superdotados existe otro grupo más selecto, el 0.01% de los puntajes más altos, con un enorme potencial de impactar la sociedad con su inteligencia. Mientras los niños con el 1% más alto obtienen 25 veces más doctorados que la población promedio, el 0.01% logra 50 veces más doctorados.

En su reportaje el periodista Tom Clynes recoge las voces de algunos psicólogos que critican estos programas y el excesivo énfasis en esa pequeña población de niños. Uno de ellos, Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, afirmó que  “es mucho mejor promover una mentalidad en el que los niños crean que el cerebro y el talento son simplemente un punto de partida, y que las habilidades se pueden desarrollar a través del trabajo duro y la continua toma de riesgos intelectual”.

En Colombia, la Universidad Sergio Arboleda es la única que ha creado un programa en esta dirección. Hace 12 años abrió el Programa de Talentos Matemáticos y Científicos con el objetivo de reclutar a niños con una inteligencia por encima del promedio. Laura Gomez, hoy coordinadora del programa, cuenta que después de una década ya se están preparando para evaluar los resultados con una metodología científica.

Hasta ahora, dice, han visto buenos resultados. Varios de los niños que pasaron por el programa ya están a punto de terminar doctorados en universidades destacadas y académicamente han sido brillantes.

Por Pablo Correa

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