“Los profesores tienen problemas de tiempo para dedicarse a su formación”: Eugenio Severin

Eugenio Severin habla de “Tu clase, tu país”, el proyecto que lidera y con el que ha ayudado a 200.000 docentes del continente para afrontar los desafíos digitales de este siglo.

Paula Casas
22 de noviembre de 2018 - 02:00 a. m.
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Foto: Getty Images/iStockphoto - lev dolgachov

Son varios los desafíos que enfrentan los docentes en la era digital. El principal es diseñar experiencias de aprendizaje que sean significativas para sus estudiantes aprovechando las herramientas tecnológicas. Y mientras esto pasa, los malos resultados reflejan una crisis en la transición de los docentes. En las pruebas PISA de 2012, los ocho países de América Latina que participaron en esta medición quedaron entre los últimos 20 puestos a nivel mundial. (Lea: Los tres colegios públicos colombianos que brillan en las pruebas PISA for Schools)

Con este enfoque, en agosto de 2012, el chileno Eugenio Severin creó, junto con Celia Alvariño y Jeannette Von Wolffersdorff, el programa “Tu clase, tu país”. Hasta el momento han logrado llegar a Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Venezuela y República Dominicana, en donde se han visto beneficiados 200.000 profesores. Eugenio Severin, consultor en educación para la Unesco, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, en entrevista con este diario habla de la metodología del proyecto “Tu clase, tu país”, de las dificultades y fortalezas que presenta la formación de maestros en Bogotá y de cómo, por medio de este programa, se podría ayudar a disminuir la brecha entre la educación rural y la urbana en el país.

¿De qué trata “Tu clase, tu país”?

Es un proyecto de rediseño del apoyo que les damos a los docentes para su desarrollo profesional. Lo que hicimos fue preguntarnos cómo podríamos hacer que su formación continua llegara a ser más efectiva y se adaptara de la mejor manera a las necesidades del siglo XXI. Diseñamos una manera nueva de hacer esa formación aprovechando una plataforma tecnológica y diseñando una experiencia de aprendizaje permanente, centrada en la práctica, personalizada y profesionalizante para acompañar a los profesores a convertirse en profesores del siglo XXI.

Actualmente, el proyecto se desarrolla en siete países. ¿Cuál es el impacto que ha tenido?

Estamos en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Venezuela y República Dominicana. Hemos formado casi 200.000 profesores en esos países, con unas tasas muy altas de participación por parte de ellos: más del 80 % termina el programa, una tasa altísima para los cursos de formación en línea. Además tenemos un indicie de satisfacción muy alta. Más del 95 % de los profesores asegura estar muy satisfecho con los cursos, o los recomendaría o los tomaría de nuevo. Por esta razón, el impacto que queremos producir va ligado a cuánto cambian las prácticas de los profesores y, para determinar eso, estamos trabajando en una evaluación en esa línea con el fin de conocer en qué cambió la forma de realizar las clases. El objetivo es hacer que los profesores desarrollen una nueva manera de trabajar con los estudiantes.

Las cifras lo respaldan. ¿En qué consiste su factor diferencial?

Para nosotros es muy importante partir de la valoración y el respeto de los profesores. No solo creemos que son muy importantes para el resultado académico, sino que confiamos profundamente en su vocación y en la manera como desarrollan su trabajo. Pensamos que con el apoyo y el acompañamiento apropiado, continuo y personalizado, pueden dar ese salto de transformación. No los tratamos como si fuesen un grupo homogéneo; entendemos que viven en contextos diferentes, tienen trayectorias distintas e intereses distintos. Por eso tenemos que acompañar a cada docente en su individualidad y hacer que genere redes de trabajo con los otros maestros. Además tenemos que fortalecerlos y empoderarlos en su trabajado de diseñadores de aprendizaje. Esa es la clave con la que trabajamos y creo que ha sido la clave de la acogida en los países.

¿Qué contenidos se ofertan en el proyecto?

Tenemos cerca de 200 cursos con temáticas distintas, pero los que yo diría que de lejos reciben más interés por parte de los profesores son aquellos que tienen que ver con modificaciones importantes en su metodología, es decir, cómo hacerla más activa, más centrada en los estudiantes, más participativa, en donde los estudiantes tienen más protagonismo en el proceso de aprendizaje.

En Colombia han trabajado con 2.000 profesores. ¿Cuáles son las dificultades que han encontrado?

La verdad es que no hemos visto dificultades distintas a las que se encuentran en el resto de los países de América Latina. Creo esta es una de las cosas bonitas de este proyecto: descubrir que nuestro continente tiene muchas más cosas en común de lo que creemos. Las principales falencias que notamos es que los profesores tienen problemas de tiempo para dedicarse a la formación, por eso diseñamos estrategias más breves y moduladas para que no duren más de dos horas a la semana, porque no tiene más tiempo para su formación continua. La otra dificultad importante es transferir la teoría pedagógica a la práctica.

¿Y fortalezas?

En Colombia, una de las fortalezas más grandes que hemos encontrado es que los profesores están muy dispuestos a compartir su conocimiento con otros docentes, algo que no pasa en mi país, Chile. Uno de los componentes que tiene nuestro proyecto es de comunidad en línea, de manera que los profesores se puedan encontrar, colaborar y compartir y, particularmente en Bogotá, el aprovechamiento de esta herramienta en línea ha tenido un desarrollo muy importante. En otros lugares cuesta más y nos toca hacer un trabajo enorme, ya que están acostumbrados a desarrollar un trabajo muy solitario. En la medida en que podamos hacer que los profesores trabajen en red y colaboren con otros, nuestro trabajo va a ser más fácil y el resultado más rico.

En Colombia no es lo mismo ser un profesor en Bogotá que en San José de Guaviare, por las brechas que se presentan. ¿Cómo podría ayudar este proyecto a disminuirlas? (Acá también: La difícil situación de las escuelas rurales en Colombia)

Una de las características con las que fue diseñado este proyecto es la idea de poder llegar a cualquier lugar, disminuyendo la presencialidad y aumentando el acceso virtual, de manera que desde sus lugares, sin tener que trasladarse ni incurrir en altos costos, los profesores puedan acceder a los mismos contenidos, con la misma calidad y la misma experiencia y con una mínima conectividad. Incluso la plataforma funciona off line, de manera que los profesores que tienen conectividad por solo unos momentos puedan descargar el contenido y trabajarlo. Eso es muy importante porque creo que el aislamiento es uno de los desafíos de la educación rural en América Latina.

El reto es ver cómo ese profesor que está en una localidad geográficamente alejada no pierda la posibilidad de trabajar en red con maestros de la zona urbana. Es lo que buscamos resolver con este proyecto.¿Por qué es importante educar a los docentes con las herramientas digitales?

Es fundamental porque la educación se tiene que hacer cargo de formar para el siglo XXI, y eso se logra con tecnología. Nuestros estudiantes viven en un mundo en el que están inmersos en las herramientas digitales y estas, a su vez, cambian la forma en la que construimos conocimiento, nos comunicamos, nos relacionamos con otros. Por lo tanto, parte de lo que el profesor tiene que hacer es apropiarse de ese desafío y convertirse en un usuario en tecnología, que no significa ser experto; probablemente sus estudiantes podrán saber más. Sin embargo, ese no es el desafío. El reto es aprender a diseñar experiencias de aprendizaje que sean significativas para sus estudiantes y que estén conectadas con los objetivos de aprendizaje que él tiene, y para eso la tecnología va a ser un aliado muy importante.

¿Cuáles son los puntos más importantes para educar a los alumnos por medio de las TIC?

Creo que hoy es menos importante la formación en tecnología, el enseñarles a usar la tecnología. Esta ha avanzado mucho, es muy intuitiva, está presente en todo los lugares y los estudiantes la han ido incorporando. Creo que es más importante enseñarles a nuestros estudiantes el contenido ético que está detrás de esto, es decir, cómo las tecnologías sirven para hacer el bien, para crecer como persona, para hacer progresar a la comunidad de la que son parte. Y, en segundo lugar, cómo comparten ese conocimiento con otro, de manera de que puedan ser constructores de nuevas soluciones innovadoras a partir del uso de esa tecnología.

¿El éxito de las TIC en el aula es el éxito del aprendizaje?

No, la tecnología es un apoyo y un instrumento para el aprendizaje, pero este, por suerte, sigue siendo un elemento profundamente humano que tiene que ver con cómo nos relacionamos con otros y cómo construimos el mundo. La tecnología es un apoyo, pero no el centro. (Lea acá: “No estamos formando bien a los maestros”: Atilio Pizarro)

 

Por Paula Casas

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