Pero este examen, en el que Colombia ocupó el puesto 62 entre 65 naciones evaluadas, no convence a muchos profesores y especialistas.
Así, por lo menos, quedó en evidencia en una carta enviada a Andreas Schleicher, coordinador internacional de las pruebas, en la que 83 maestros y expertos en políticas educativas de todo el mundo critican la metodología y exponen una serie de preocupaciones frente a las consecuencias que puede tener el escalafón hecho por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En la misiva, los educadores advierten, entre otras cosas, sobre el riesgo de que muchos países se concentren únicamente en mostrar soluciones a corto plazo que les permitan escalar en el ranquin, “a pesar de que los cambios verdaderos en educación tardan décadas para llegar a buen término”.
Además reprochan el hecho de que Pisa obligue a los colegios a poner mucho más énfasis en las materias que evalúa (lenguaje, matemáticas y ciencias), lo cual podría llevar a que se descuiden “propósitos educativos menos medibles, como el desarrollo físico, moral o artístico”. Ello, se lee, reduce el imaginario colectivo de lo que es la educación, reduce la autonomía de los profesores y genera estrés en las escuelas.
Una de las principales críticas que hace el grupo de maestros está dirigida, justamente, al interés de la OCDE. “Como organización de desarrollo económico, está sesgada. Actúa a favor de la función económica de las escuelas públicas y pasa por alto la desigualdad de cada país. Pero preparar estudiantes para un empleo remunerado no es el único objetivo. Hay que prepararlos para que participen en un Estado democrático y para que tengan desarrollo personal, crecimiento y bienestar”.
El colectivo propone una serie de reformas a las pruebas, como desarrollar alternativas de clasificación o incluir otras organizaciones internacionales en la evaluación.
“Estamos profundamente preocupados de que se mida una gran diversidad de tradiciones y culturas educativas utilizando un solo criterio estrecho. Es un daño irreparable a nuestras escuelas y nuestros estudiantes”, concluyen.