Perseidas, lluvia de estrellas fugaces

En 1862, Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle descubrieron un cometa que visita la Tierra una vez cada 133 años.

Daniel Mediavilla*
11 de agosto de 2013 - 07:09 p. m.
La lluvia de 1993 fue una de las más espectaculares, con más de 500 estrellas fugaces. / Flickr - Cano Väär
La lluvia de 1993 fue una de las más espectaculares, con más de 500 estrellas fugaces. / Flickr - Cano Väär

Aunque los terrícolas no lo sabían, esa bola de hielo y roca del tamaño de una gran ciudad era la responsable de la lluvia de estrellas que todos los años a mediados de agosto adornaba el cielo. Su aparición anual en torno a la fiesta de San Lorenzo, el 10 de agosto, le valió el apelativo de “lágrimas de San Lorenzo”, un mártir que, según la tradición, fue asado a la parrilla por estas mismas fechas en el año 258, cuando Roma aún perseguía a los cristianos. Su aparente lugar de procedencia, en la región del cielo que ocupa la constelación de Perseo, da a la lluvia su nombre más universal: Perseidas.

Las Perseidas provienen en realidad de la cola del cometa Swift-Tuttle, como descubrió el astrónomo Giovanni Schiaparelli entre 1864 y 1866 estudiando su órbita. Cada vez que su trayectoria lo lleva demasiado cerca del Sol, ese objeto, que con 27 kilómetros de diámetro es el mayor de los que pasan regularmente por las inmediaciones de nuestro planeta, siembra su órbita de residuos desprendidos por las altas temperaturas.

Después, con los años y los siglos, esas partículas se van repartiendo por la órbita del cometa y se van agrupando en nubes. “Ahora podemos observar esas agrupaciones de nubes, saber con qué nubes se va encontrar la Tierra a lo largo del año y predecir el máximo de la lluvia de estrellas con mucha precisión”, explica Miquel Serra, del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC).

Cuando la Tierra atraviese esa nube, las diminutas motas de polvo desprendidas del cometa se internarán en la atmósfera a 160.000 kilómetros por hora. A esa velocidad se creará una onda de choque delante del residuo, elevando la temperatura a miles de grados, lo que da un final brillante a unas partículas aparentemente insignificantes.

“A lo largo del año hay más de 100 lluvias de estrellas que coinciden con el paso de la Tierra por otros cometas”, explica Serra, quien considera que las Perseidas son de las menos espectaculares. No obstante, según un estudio realizado por la NASA, las Perseidas sí destacan frente a otras precipitaciones similares en lo que se refiere a las mayores estrellas fugaces, las llamadas bolas de fuego, que emiten una luz más brillante que Venus.

Según el IAC, el mejor momento para observar la lluvia de Perseidas este año será a partir de las 00:30 de la noche (hora peninsular española) del lunes al martes, cuando la constelación de Perseo, localizable en dirección noreste, salga por el horizonte.

Cortesía: Portal de noticias científicas esmateria.com.

Por Daniel Mediavilla*

 

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