De las aulas a las calles: cien días de marchas

Líderes universitarios del chavismo y la oposición hacen un balance de la situación de su país. Así ven los jóvenes el futuro de su nación, aunque desde esquinas contrarias.

redacción internacional
09 de julio de 2017 - 02:00 a. m.
De las aulas a las calles: cien días de marchas
Foto: AFP - FEDERICO PARRA

Dicen que Dios, el diablo, los santos y los brujos estaban del lado de Hugo Chávez. En el libro Los brujos de Chávez: la magia como prolongación de la política, escrito por David Placer, los lectores confirmaron que al llamado comandante de la Revolución Bolivariana le gustaba pedirle al más allá que le ayudara con los votos. Incluso la oposición estaba de acuerdo con esa teoría. No podía ser posible que un solo hombre convenciera a tantos de seguirlo con una fidelidad nunca antes vista en la historia de Venezuela. En América Latina siempre ha sido más fácil creer en la magia que en el carisma de un hombre moreno.

En 2012, más de 8 millones de votos lo pusieron por encima del candidato opositor Henrique Capriles. Con magia, o sin ella, Chávez parecía invencible. Sin embargo, en 2007 le fallaron los hechizos. Sólo en esa oportunidad, en toda la vida del mandatario, Chávez fue derrotado electoralmente. Ni el dinero de los opositores, ni su organización, ni su aparato político, lograron derrotarlo. Los estudiantes, en cambio, pudieron.

Se trataba de un referendo constitucional propuesto por Chávez que pretendía modificar 69 artículos de la Constitución de 1999. Por primera vez, Chávez perdió y todo por cuenta del movimiento estudiantil venezolano, según varios analistas reseñaron en su momento. El movimiento tomó vida con el cierre de Radio Caracas Televisión en mayo de 2007. Chávez decidió cancelar la concesión del canal y para muchos venezolanos este fue un gesto de censura. Tal decisión movió a los estudiantes a agruparse y, para cuando llegó la votación del referendo, ya eran un equipo con fuerza para pelear contra Chávez. En 2007, lo lograron. Le ganaron a la magia.

Ahora, son nuevamente los estudiantes quienes están en las calles, atacando o defendiendo el modelo de país chavista, heredado por Nicolás Maduro, con la diferencia de que Maduro ya no tiene los espíritus de su lado, o por lo menos ya no tiene la misma fuerza popular. Cada día son más los chavistas que en el gobierno y en la calle se apartan de su lado. Sin embargo, de un lado y del otro, los estudiantes venezolanos están de nuevo en la calle. Ellos, quienes prácticamente no conocen un país sin chavismo, están dando la pelea. Van cien días de protestas. Han muerto 91 personas. La mayoría, según la Fiscalía, jóvenes menores de 25 años. Santiago Acosta, líder estudiantil opositor, y Héctor Rodríguez, chavista convencido y miembro de las juventudes comunistas, hablan sobre la situación de su país. Desde orillas opuestas, explican qué significa hoy ser joven en Venezuela.

“Con el chavismo, Venezuela empezó a ser reconocida” : Héctor Rodríguez

Héctor Rodríguez es el secretario general de las Juventudes Comunistas venezolanas, afines al gobierno. 

¿Qué lo llevó a formar parte del movimiento estudiantil chavista?

Ingresé a la Juventud Comunista de Venezuela a los 17 años, motivado por mi interés de estar en un espacio que me permitiera profundizar los conocimientos sobre el marxismo-leninismo. El empuje revolucionario de los cambios que en mi país inició el proceso bolivariano estimulaba aún más los procesos organizativos de los jóvenes.

¿Cuál ha sido el legado del chavismo para la educación en Venezuela?

Todo cambió con la política educativa impulsada por el presidente Chávez. Con el chavismo, Venezuela empezó a ser reconocida por sus avances en esta materia. Antes de la revolución, en cambio, vivíamos un proceso de deterioro y privatización de la educación.

Cuando ingresé al sistema universitario en 2001 existían más de 500 mil bachilleres sin cupos, el presupuesto universitario en decadencia, las escuelas técnicas desmanteladas, la tasa de exclusión del sistema educativo era de las más altas en nuestra historia y las becas eran deudas que adquirían los estudiantes.

La semana pasada, un tribunal militar condenó a 22 estudiantes por participar en protestas, ¿qué opina sobre eso?

Lo primero que debemos dejar claro es que existe un gran esfuerzo nacional e internacional de las grandes corporaciones de la comunicación, de vender al mundo una visión sesgada de los sucesos en Venezuela. Quieren hacer creer a la opinión pública mundial que la violencia, y sus trágicos saldos de los últimos meses, son el resultado de la actuación de un gobierno altamente represivo contra las manifestaciones “pacíficas” del pueblo. Ahora bien, no queremos encubrir los excesos de la Fuerza Pública. Ya los hemos denunciado en su momento.

¿Y qué ganarían los medios con lo que dice?

Con esto, ellos encubren el carácter real del conflicto político y social, en especial la actuación de las fuerzas de la derecha que han convocado públicamente al desconocimiento del gobierno y las instituciones del Estado.

Existe en el país un plan, por parte de la derecha y el imperialismo, que combina formas de luchas pacíficas y especialmente otros mecanismos muy violentos con un claro propósito insurreccional contra el gobierno, al que tildan de tiránico.

¿Cuáles son esos mecanismos violentos?

El asesinato de policías, guardias nacionales, el ataque contra instalaciones militares, la apropiación de equipos militares y de orden público de las fuerzas de seguridad, son sucesos ocurridos en el marco de este plan.

En Venezuela y en cualquier país del mundo estos son crímenes graves y serios.

Por lo tanto, se manipula mucho la información sobre la supuesta ilegalidad de los juicios a civiles en tribunales militares. Además, se encubren las causas que motivan la actuación de estos tribunales. Se trata de delitos contemplados en el ordenamiento jurídico venezolano.

En este sentido, la actuación de tribunales militares tiene su explicación en el carácter y en la orientación de la MUD.

Ustedes crecieron con el chavismo como referente. ¿Qué opina de ese sistema?

Referentes de otros gobiernos tenemos, eso es posible gracias al estudio de la historia, pero también a la experiencia de nuestros familiares. Ellos nos acercan a un período de 40 años de gobiernos de partidos contrarios al proceso bolivariano.

No caracterizamos el gobierno que inicia con Hugo Chávez como un sistema, el sistema que impera en Venezuela es el capitalismo. El proceso bolivariano es una reforma progresista en el marco del modelo capitalista venezolano.

¿En qué consiste ese progresismo?

En los cambios introducidos con la Constitución del 99, la nueva política internacional orientada a la integración latinoamericana y caribeña, así como la diversificación de las relaciones políticas y comerciales del país. También en las grandes conquistas populares logradas en materia de derechos sociales que no tienen precedentes en nuestra historia.

¿Qué limitaciones le ve al chavismo?

Toda reforma capitalista, por muy progresista que sea, inevitablemente tiene un techo. De allí las dificultades que enfrentamos hoy como resultado de la crisis del modelo de producción.

¿Cuál es la lección que le deja a Venezuela la Revolución Bolivariana?

Le demuestra a nuestro pueblo, y fundamentalmente a los jóvenes, que con el capitalismo no es posible alcanzar conquistas sociales estables.

¿Qué propone para afrontar la crisis?

Ir a las causas y no manipular con las consecuencias, como lo viene haciendo la derecha para engañar a los jóvenes.

“Maduro es la imagen de un dictador”: Santiago Acosta

Santiago Acosta es consejero universitario de la Universidad Católica Andrés Bello, estudiante de derecho y uno de los líderes visibles de la nueva generación de la oposición.

¿Qué representa para usted Nicolás Maduro?

Es la imagen más clara de un dictador. El hecho de coartar a la Asamblea Nacional, que fue elegida por 14 millones de venezolanos, y el hecho de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, para la que ellos decidieron quién va a votar, cómo va a votar y qué votos valen más y cuáles menos. Es la única elección que Maduro puede ganar porque está hecha a la medida para que pueda permanecer en el poder.

Su generación creció en el chavismo, ¿cómo se sienten frente a ese sistema?

Crecimos sin otro referente y pensamos que el chavismo fracasó. Con el paso del tiempo fue disminuyendo la cantidad de alimentos que podíamos tener, las posibilidades de salir del país y de hacer cosas en la ciudad. Vivimos sumidos en la incertidumbre.

¿Hay algo que reconocerle a Chávez?

Él logró poner en la palestra a las personas más necesitadas y tuvo un gran liderazgo. Sin embargo, muchas de sus iniciativas se emprendieron por caminos incorrectos. Un claro ejemplo es la Misión Vivienda, que, si bien le dio dónde vivir a mucha gente, son apartamentos o casas de los que ellos no tienen título de propiedad y pueden ocuparse bajo la condición de que quienes vivan allí sigan votando por el Gobierno.

¿Cómo vive un joven hoy en Venezuela?

Todos los días se oye hablar de escasez, de violencia y de falta de medicinas. No se consiguen porque hay un aparato productivo destruido por los controles de cambio y las políticas que ha impuesto el Gobierno. Todos los días hemos visto cómo las autoridades nos reprimen y nos atacan mientras los secuestros y robos pasan impunes.

Las marchas, en su mayoría, son protagonizadas por personas muy jóvenes. ¿Por qué marchan los estudiantes?

Porque no tenemos un futuro claro y, en cambio, tenemos el tiempo, la disposición y la valentía para hacerlo. Estamos en las calles exigiendo cambio y democracia. Pero no sólo hay estudiantes sino también señores, madres, padres, políticos y artistas que rechazan lo que pasa.

Sin embargo, las principales víctimas son jóvenes. ¿Están dispuestos a llegar?

Eso es cierto, pero vamos a seguir marchando porque ellos han dado la vida y han sido detenidos haciendo lo que creen necesario. Aun con esta represión, vamos a seguir en la calle.

¿Qué piensan de la oposición, sobre sus divisiones internas y las dificultades que han tenido para enfrentar a Maduro?

En la MUD (Mesa de Unidad Nacional) hay partidos de distintas ideologías, pero hay una intención común que es buscar una situación mejor a la que nos ofrece este gobierno. Es natural que haya problemas al ponernos de acuerdo en cuanto a las formas, pero al final la posición de todos es unirnos para acabar con la dictadura y que haya democracia. Se trata de una lucha de todos los venezolanos contra un gobierno completamente autoritario, que quiere imponer una asamblea nacional constituyente que nos pasará por encima para hacerse un traje a la medida.

¿Le ve solución a la crisis?

Los que están del lado de la dictadura no tienen voluntad de cambiar las políticas que están implementando. La situación va más allá de un cambio de gobierno. Hay políticas públicas que deben cambiar y hay un montón de personas que están preparadas para ayudar a realizar esos cambios y a quienes no les han permitido trabajar con el Gobierno.

¿Cómo ve el futuro del país?

Necesitamos que haya un diálogo comprometido, en el que ambas partes estén dispuestas a ceder para llegar a un acuerdo de transición. Mientras tanto hay que seguir en las calles, exigiendo democracia y nuestros derechos. Salir de un conflicto implica tragar el grueso para que haya un cambio por la paz del país. Mientras llega ese momento, no puede apagarse la calle porque, si no, el Gobierno se va a seguir perpetuando en el poder y nosotros queremos democracia y cambios en las políticas públicas para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos.

 

Por redacción internacional

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