El dolor de cabeza de Putin

Navalny, fundador del Fondo Contra la Corrupción y uno de los pocos opositores al gobierno ruso que sigue vivo, fue condenado a 15 días de prisión por una manifestación contra el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev.

redacción internacional
27 de marzo de 2017 - 05:16 p. m.
El opositor Alekséi Navalny.  / AFP
El opositor Alekséi Navalny. / AFP

Sea por lo que sea pero en Rusia, quienes se opone con mayor firmeza al gobierno de Vladimir Putin, mueren en extrañas circunstancias. Lo hizo el millonario Boris Berezovsky, quien fue hallado muerto en Londres, en marzo de 2013. Lo hizo el exministro Boris Nemtsov, asesinado en Moscú, el 27 de febrero de 2015, un día antes de una gran marcha en contra de Putin. Pero hay un opositor que ha sobrevivido y con el que el gobierno ruso no ha podido: el abogado Alekséi Navalny, fundador del Fondo Contra la Corrupción y promotor de marchas en contra del gobierno ruso. Por una de ellas, realizada este fin de semana, Navalny fue condenado a 15 días de prisión.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que la protesta había sido "una provocación y una mentira". Navalny respondió que llegará "el momento en el que seremos nosotros quienes les juzguemos". Y dijo que la "gente no ha obtenido las respuestas que exigían sobre la corrupción y es por eso que seguiremos saliendo a la calle". Navalny ha acusado al primer ministro Dmitri Medvedev de encabezar un imperio inmobiliario financiado por oligarcas. El Kremlin no se ha referido al respecto. Solo ha dicho que "analiza sobriamente el alcance de las manifestaciones de ayer y no se inclina por subestimarlas ni por sobrevalorarlas". 

Y es que la de este abogado no es una amenaza cualquiera: Navalny piensa enfrentarse a Putin en las elecciones de 2018 y, aunque parece improbable que venza al 'zar', puede que se convierta en una piedra en el zapato para Putin. En 2013 dio un primer campanazo, al obtener el 27.7% de los votos en las elecciones para la Alcaldía de Moscú. No ganó. Lo hizo el entonces alcalde Serguéi Sobianin. Pero este resultado le dio notoriedad nacional e internacional. Su nombre causa revuelo e, incluso, ha llevado a roces diplomáticos entre Rusia y la Unión Europea. De hecho: su detención fue rechazada por la UE:

"Las operaciones policiales en la Federación Rusa para dispersar las manifestaciones y la detención de centenares de ciudadanos, incluyendo al líder de la oposición Alekséi Navalny, impidieron el ejercicio de libertades fundamentales. Pedimos a las autoridades rusas que cumplan plenamente sus compromisos internacionales (...) para garantizar esos derechos y que liberen sin demora a los manifestaciones pacíficos detenidos", dijo el bloque en un comunicado. Estados Unidos, por su parte, sostuvo que la "detención de manifestantes pacíficos, observadores de derechos humanos, y periodistas es una afrenta contra los valores democráticos básicos". 

Pero puede que Navalny no sea candidato en 2018 por cuenta de una condena en su contra por fraude a gran escala que se le impuso recientemente. Navalny fue sentenciado a cinco años de pena suspendida (es decir, que no es obligado a cumplir un castigo real) y a una multa de unos $26 millones por haberse apropiado de unos fondos de una empresa: Kirovles. Pero el proceso ha estado plagado de irregularidades y de idas y vueltas. Por ahora no está claro si Navalny podrá participar en las elecciones de 2018 y, si de hacerlo, podrá con el todopoderoso presidente ruso. De lo que no hay duda es que Navalny se ha convertido en un dolor de cabeza para Putin. Quién sabe por cuánto tiempo. 

 

 

Por redacción internacional

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