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Con proyectos de ruptura con todo lo que implementó la izquierda brasilera en el campo de la economía, de políticas sociales y de alineamientos diplomáticos, Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil busca un gran viraje hacia la derecha en su país.
"No podemos seguir coqueteando con el socialismo, el comunismo, el populismo y el extremismo de izquierda", afirmó Bolsonaro, un admirador de la dictadura militar (1964-1985), tras ser elegido el domingo con 55% de los votos frente a 45% para Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
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Economía: cambiar el modelo socialdemócrata
El ultraliberal Paulo Guedes, a quien Bolsonaro prometió el ministerio de Hacienda, anunció de inmediato su intención de "cambiar el modelo económico socialdemócrata" mediante un programa acelerado de privatizaciones y de control del gasto público, como receta para reactivar a un país que pasó por dos años de recesión y otros dos de débil crecimiento.
Para eso, precisó, "necesitamos una reforma del régimen de jubilaciones", a través de la creación de un sistema de jubilación por capitalización. Anuncios que con toda probabilidad serán bien recibidos en la apertura de los mercados este lunes.
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Bolsonaro también espera reducir la deuda pública “un 20% mediante privatizaciones, concesiones”, y venta de propiedades públicas.
Redistribuir la carga tributaria también está en sus planes “que los que pagan mucho paguen menos, y los que evaden y ocultan, paguen más”, afirmó.
Seguridad: “Las armas pueden ser instrumentos para salvar vidas”
Bolsonaro llegó al poder con propuestas de blindar judicialmente las operaciones policiales y de facilitar el porte de armas para combatir la criminalidad, en un país donde el año pasado hubo casi 64.000 homicidios.
Por eso, el presidente electo también buscará flexibilizar la legislación sobre el porte de armas. Para él, “las armas son instrumentos, objetos inertes, que pueden usarse para matar o para salvar vidas. Eso depende de quién las maneje”.
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De igual forma, espera bajar la edad de imputabilidad penal de 18 a 17 años, garantizar “protección jurídica” por el Estado para los policías en ejercicio de su actividad y, caracterizar como “terrorismo” la invasión a propiedades privadas.
Relaciones internacionales
En el plano internacional, Bolsonaro expresó el deseo de alinearse con el presidente estadounidense Donald Trump, quien lo llamó por teléfono para felicitarlo por su victoria.
"Dejaremos de encomiar a dictaduras asesinas y de despreciar y atacar a democracias importantes como las de Estados Unidos, Israel e Italia".
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En términos regionales, ese acercamiento podría llevar a acentuar la presión sobre el gobierno socialista de Venezuela, un país en pleno marasmo económico y social.
Uno de los principales representantes de esa corriente, el ministro del Interior italiano Matteo Salvini, expresó su alborozo: "¡En Brasil los ciudadanos han expulsado a la izquierda! Buen trabajo para el presidente Bolsonaro (...)", tuiteó.
Medio ambiente
También anunció su intención de terminar con "el activismo ecologista 'chiíta'", o radical. Esas orientaciones alarmaron a defensores de los derechos humanos dentro y fuera de Brasil.
Aunque el mandatario prometió inicialmente abandonar el Acuerdo de París, y planteó reunir en un solo ministerio las áreas de que se ocupan de “política económica y agrícola”, y de “recursos naturales y medio ambiente rural”, en la recta final de la campaña suavizó su postura.
Educación, sexualidad y comunidad LGBTI
Para el nuevo mandatario de Brasil, el país debe volverse en contra de la “sexualización precoz”. "Los contenidos y los métodos de enseñanza tienen que cambiar. Más matemáticas, más ciencias y portugués. Sin adoctrinamiento ni sexualización precoz".
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Además, en su programa de Gobierno no se menciona el aborto, frente al que prometió vetar cualquier tentativa de flexibilización; ni tampoco hay mención a los derechos de la comunidad LGBTI. Sumándole a esto que es abiertamente homofóbico.
También espera militarizar la enseñanza, por lo que propuso crear un colegio militar en todas las capitales de estado y modificar los planes de estudio.