Los Fujimori se roban el “show” en el primer año de Kuczynski

El partido Fuerza Popular ha tenido el papel protagónico en la política peruana. El foco de atención está sobre los hermanos Fujimori.

redacción internacional
28 de julio de 2017 - 03:00 a. m.
Keiko Fujimori se convirtió en la cabeza de Fuerza Popular después de perder las elecciones contra Kuczynski. / AP
Keiko Fujimori se convirtió en la cabeza de Fuerza Popular después de perder las elecciones contra Kuczynski. / AP
Foto: AP - Martin Mejia

“Con paciencia me enseñaste a pescar. Pronto yo te llevaré de pesca, papá”, escribió en su cuenta de Twitter el senador peruano que más votos consiguió en las últimas elecciones legislativas, Kenji Fujimori. El mensaje venía acompañado de una foto de su padre, el expresidente Alberto Fujimori, quien paga una pena de 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos.

Un año después de la posesión de Pedro Pablo Kuczynski como presidente de Perú, todas las miradas deberían estar en los balances de su gestión. Sin embargo, hoy, como durante los últimos doce meses, toda la atención está puesta en la tensión entre los miembros de la familia Fujimori.

Hace un año, Kuczynski le arrebató la Presidencia a Keiko Fujimori con una diferencia de apenas el 0,24 % de los votos. A pesar de perder el control del ejecutivo, el partido de Fujimori, Fuerza Popular, tuvo su revancha en el Congreso, cuando alcanzó 73 de los 130 escaños que se decidían en la misma jornada electoral que llevó a Kuczynski al palacio presidencial en Lima.

La guerra contra el nuevo presidente no se hizo esperar. Hasta ahora, el Congreso ha logrado destituir a los encargados de tres carteras ministeriales. El primero fue Jaime Saavedra, a quien una compra sobrevalorada de computadores le costó el puesto como ministro de Educación, una denuncia por lo menos curiosa si se la pone al lado de la que hizo en diciembre la Contraloría peruana y en la que acusaba de los mismos cargos al Congreso de la República.

Después de la del ministro de Educación, rodaron las cabezas de Martín Vizcarra, el vicepresidente, que además estaba a cargo de la cartera de Transportes, y de Alfredo Thorne, que estaba a cargo de Ministerio de Economía. Y en la mira alcanzó a estar el ministro del Interior, Carlos Basombrío, a quien llamaron a declarar al Congreso pero contra quien no lograron pasar una moción de censura.

La bancada fujimorista no sólo ha tenido éxito torpedeando el gabinete ministerial de Kuczynski, sino que también ha logrado ganar terreno frente a sus antiguos opositores políticos. Con las mayorías en el Congreso lograron abrir varias investigaciones contra del expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, hoy en prisión preventiva por el caso Odebrecht. El control del fujimorismo de la Comisión de Ética de la rama legislativa también les permitió evaluar cerca de 40 denuncias que pesan en contra de parlamentarios fujimoristas, de las cuales ninguna llegó a prosperar.

A pesar de todo esto, la sombra de los conflictos familiares sigue atormentando al fujimorismo. Desde que la primogénita del expresidente perdió las elecciones presidenciales, su hermano menor, el senador Kenji Fujimori, empezó a pedir pista para convertirse en el próximo candidato presidencial del partido.

Kenji es muy activo en las redes sociales, tanto que sus críticas a Fuerza Popular a través de Twitter le costaron una sanción de 60 días que todavía no ha terminado de pagar. Según sus colegas, el jalón de orejas se justificaba por sus “actos contra la unidad”, la “fraternidad” y los principios y valores de su grupo político. Los rumores, sin embargo, apuntan a los constantes desafíos a la autoridad de su hermana mayor.

La distancia entre los hermanos Fujimori se debe en gran medida a sus estrategias para tratar de sacar a su padre de la cárcel. La liberación del ex presidente peruano es uno de los temas recurrentes de la política peruana. De hecho, está claro que el presidente ha considerado el indulto como una forma de aliviar la presión que está recibiendo por parte de la oposición: “El tiempo para hacerlo es ahora”, dijo el presidente para la revista The Economist en junio pasado.

Kenji, que nunca ha escondido su intención de lograr la excarcelación de su padre, no tardó en agradecer las declaraciones del mandatario. Keiko, mientras tanto, ha sido mucho más prudente. La mayor de los Fujimori ha buscado la excarcelación de su padre a través de recursos jurídicos que no han tenido éxito y fue fuertemente criticada cuando le ordenó a su partido desestimar la iniciativa del congresista del partido presidencial Roberto Vieira para darles prisión domiciliaria a los presos mayores de 75 y con dificultades de salud (como Fujimori, que tiene 78 años y cáncer de lengua).

“Fuerza Popular traicionó a Fujimori”, dijo Vieira en ese entonces, tal vez sin comprender a fondo las razones de la oposición de Keiko. La hija mayor de la familia Fujimori se opuso a la medida no sólo porque habría servido para sacar a su padre de prisión, también habría terminado en excarcelación Abimael Guzmán, el líder del grupo terrorista Sendero Luminoso, al que su padre combatió cometiendo los desmanes que lo tienen en la cárcel.

Desde el penal de Barbadillo, Fujimori dejó entrever que ya tiene claro su partido en la disputa familiar. A través de Twitter el expresidente se quejó de Fuerza Popular diciendo: “Hasta ahora me sigo preguntando por qué han sancionado a Kenji” que, según él, no ha hecho más que luchar “como buen hijo por la libertad de su padre”.

Lo cierto es que en medio de las intrigas familiares, los Fujimori han logrado tener la influencia política que no tiene el presidente y que, en el primer año de Kuczynski, fueron ellos los que acapararon toda la atención.

 

Por redacción internacional

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