¿Maduro usa a Colombia para distraer?

El incidente fronterizo, que al parecer se resolvió con el retiro de los uniformados, sería una estrategia más del gobierno de Venezuela para desviar la atención de los graves problemas internos.

redacción internacional
23 de marzo de 2017 - 09:30 p. m.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.  / AFP
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. / AFP

Vuelve y juega. No es la primera vez que Colombia se convierte en el caballito de batalla de gobiernos venezolanos, acosados por problemas internos, para desviar la atención. Durante la presidencia de Nicolás Maduro, sin embargo, la estrategia se ha hecho más recurrente. El mandatario venezolano, además de denunciar constantemente “intentonas golpistas de la derecha” achaca la raíz de los graves problemas de su país a Colombia. En varias oportunidades el venezolano ha intentado usar la excusa colombiana para librarse de severas crisis internas.

La pregunta es, ¿la instalación de un campamento venezolano en el margen sur del río Arauca, fronterizo con Colombia, hace parte de la misma estrategia?

Si revisamos lo que está sucediendo en Venezuela, la teoría no es descabellada. En estos momentos el presidente Maduro atraviesa uno de los momentos más difíciles. Su popularidad ronda los niveles más bajos, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), volvió a proponer suspender al país del organismo tras presentar un informe que denuncia graves situaciones. De acuerdo con el informe de Almagro, el gobierno venezolano "viola con impunidad los derechos de sus nacionales, mantiene presos políticos sólo por el hecho de disentir, tortura, roba, corrompe, trafica drogas y mantiene a su población sometida a la falta de alimentos, de medicinas y de dinero para subsistir".

A eso hay que sumarle la escasez de alimentos y medicamentos que se agrava con el paso de los días, el pan no se consigue fácil y, para rematar, siendo uno de los principales productores de crudo, sus ciudadanos deben hacer largas filas para llenar los tanques de gasolina de sus carros.

Las reacciones de Maduro son previsibles. A Almagro lo tildó de “basura humana”, a los diputados opositores que respaldaron la aplicación de la Carta Democrática los tildó de “traidores e la patria” y los amenazó con enviarlos a la cárcel.  Al Departamento de Estado de EE.UU. loa acusó de presionar a los gobiernos de América Latina y el Caribe para “apoyar una intervención global en su país”.

"El Departamento de Estado de EE.UU. tiene activados a todos sus embajadores en el mundo, particularmente en América Latina y el Caribe, presionando a todos los Gobiernos para que apoyen una intervención política, diplomática y una intervención global sobre Venezuela", dijo el gobernante en una reunión con sus ministros transmitida por televisión.

Estados Unidos ha optado por unirse a otros 13 países miembros de la OEA para preparar una declaración que aumente la presión sobre Venezuela. Según confirmaron a Efe fuentes diplomáticas de cuatro misiones ante la OEA, la declaración "circula" entre 14 delegaciones que se reunieron para evaluar los pasos a dar y están ahora en negociaciones para convencer a cuatro países más de apoyar el texto.

El texto iría en el sentido de aumentar la presión sobre Caracas pidiéndole liberar políticos presos, confirmar que se celebrarán las elecciones regionales y generales previstas en el calendario y garantizar separación de poderes, según fuentes diplomáticas.

El campamento y Santos

De acuerdo con el periódico Miami Herald, ante la desesperada situación, Maduro le pidió a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, ayudarle a reactivar el diálogo con la oposición. La petición habría sido hecha hace aproximadamente tres semanas. Sin embargo, Santos quiere conocer de primera mano qué ha pasado con los intentos de acercamiento, liderados por los expresidentes convocados por Unasur, antes de dar cualquier paso.

Pero ahora llega la incursión de militares venezolanos en territorio colombiano. Un grupo de 60 soldados de la Fuerza Armada Bolivariana (FANB) se instaló en el margen sur del río Arauca. Residentes denunciaron la presencia de los uniformados.

Édgar Camacho, el colombiano dueño de la finca en la que los militares venezolanos acampan desde el pasado martes en la tarde, estimó en unos "60 a 100" los uniformados y denunció que le dañaron sus cultivos.

"Llegaron ahí y le dieron machete a las matas de plátano para hacer campamento y armar carpas", dijo a Blu Radio el agricultor, cuya casa está a unos 100 metros del asentamiento de los militares venezolanos.

Este campesino aseguró que los intrusos "instalaron una bandera venezolana" y dijeron que sus coordenadas indicaban que estaban "en tierra venezolana".

Los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa colombianos se comunicaron con sus homólogos colombianos para esclarecer lo sucedido. Horas después, el presidente Santos anunció que los militares venezolanos que habían incursionado en territorio colombiano abandonaron la zona fronteriza que ocupaban desde el martes, situación que el mandatario había rechazado enfáticamente más temprano.

"Acaba de salir último soldado venezolano de territorio colombiano", escribió en su cuenta en Twitter el jefe de Estado, momentos después de informar que había conversado del tema con su par venezolano, Nicolás Maduro, y éste le aseguró que ya había ordenado el retiro de sus tropas del municipio colombiano de Arauquita.

Sin embargo, una fuente de alto rango de la Fuerza Armada venezolana cercana a la operación -que prefirió no revelar su identidad- explicó a Efe que el territorio en el que se instaló un grupo militar de 123 soldados venezolanos, pertenece a Venezuela y que su presencia allí es un ejercicio de soberanía.

Por redacción internacional

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