Michel Temer, el ingenuo

De mayordomo de película de terror a presidente de Brasil y de presidente a corrupto. El presidente de Brasil está en la lupa del mundo y podría ser destituido antes de completar un año en el cargo.

Mariangela Urbina Castilla
22 de mayo de 2017 - 10:00 p. m.
 Michel Temer, presidente de Brasil,  enfrenta ocho pedidos de juicio político.  Esta semana será clave. / AFP
Michel Temer, presidente de Brasil, enfrenta ocho pedidos de juicio político. Esta semana será clave. / AFP
Foto: AFP - EVARISTO SA

Una lluvia de vómito virtual está cayendo sobre las publicaciones de la página de Facebook de Michel Temer. Desde que el diario O Globo dio a conocer una grabación en la que quedó directamente involucrado con el caso de corrupción Lava Jato, la gente no le cree en redes sociales. Ahora, en lugar de comentar, los seguidores de su perfil oficial ponen emoticones que vomitan verde, debajo de cada uno de sus estados.

En medio de la presión mediática y del descontento de la gente, que no solo ha protestado en redes sino en la calle, Temer respondió culpando a su “ingenuidad”. “Fui ingenuo al recibir a una persona en aquel momento”, afirmó en una entrevista publicada este lunes por el diario Folha de S. Paulo. Se refiere a Joesley Batista, director de JBS, una de las principales cárnicas de Brasil, que fue hallada culpable de vender al extranjero carne no apta para el consumo. Fue Batista quien filtró la conversación que hoy tiene comprometido al presidente de Brasil.

Sin embargo, la ingenuidad nunca fue un defecto que se destacara durante su carrera política. Todo lo contrario.

Cuando el Congreso ni siquiera había aprobado el juicio político contra la entonces presidenta Dilma Rousseff, a principios del año pasado, Temer, quien era vicepresidente, ya ensayaba su discurso de posesión.

La misma Rousseff , en su momento, se vio obligada a dar a conocer los audios. Era una nota de voz de Whatsapp que Temer había enviado a su bancada, presentándoles el discurso. Rousseff presentó la grabación como una prueba de que Temer daba por hecho la destitución. “Hay una conspiración política en mi contra”, dijo Rousseff. No le sirvió de nada. Fue destituida el 31 de agosto de 2016.

Temer, quien ya había sido presidente interino durante tres meses, tiempo que se tardó el juicio, se montó a partir de septiembre en la silla presidencial de Brasil.

Durante su mandado, cuenta el Huffigton Post, quiso darle gusto a todo el mundo. La técnica de sonreírle al uno y al otro, de resolver el mundo dialogando, de complacer aquí y allá, lo hizo lucir, como un hombre conciliador.

Según este diario, su aura de tranquilidad le ha servido para ganarse todas las disputas por el liderazgo en el PMDB, su partido político desde 2001. Para muchos, Temer es un gran encantador.

Su esposa, Marcela Temer, 46 años menor que él, también ha dicho en entrevistas que su marido es un encanto, que le escribió poemas para conquistarla. Algunos versos fueron publicados: "Embarqué en tu nave / Sin rumbo. Tú y yo / Tú porque no sabías / a dónde querías ir / Yo, porque ya tomé muchos rumbos”.

Ese encanto parece ser el arma de Temer para ascender y para ser, como indicó la BBC, el orgullo de su familia. Es hijo de católicos maronitas que llegaron a Brasil huyendo de Líbano en 1925 y es el menor de ocho hermanos nacidos en Tietê, una localidad rural de São Paulo.

“Para su orgullo, los habitantes de Btaaboura, la aldea de 200 habitantes en el norte de Líbano de la que salieron sus padres, ya pueden ajustar el letrero con el nombre de la principal calle de la localidad: “Michel Tamer (sic), presidente de Brasil”, escribió BBC Mundo.

Con Dilma Rousseff, Temer no fue muy conciliador ni encantador. A ella le dijo que había sido un “vicepresidente decorativo” y una víctima de la “desconfianza” y el “menosprecio”. Luego, se sentó en su puesto y ahora, menos de un año después de posesionarse como presidente de Brasil por decreto, ese puesto corre peligro.

En 1999, antes de consolidar su fama de encantador, o de ingenuo, como ahora intenta promoverse, Michel Temer tenía otra fama. Durante un debate, el expresidente del Senado en 1999, Antonio Carlos Magalhães, quien era su enemigo político, lo describió como un “mayordomo de película de terror”. Aquella descripción, por estos días, está tomando fuerza.

Por Mariangela Urbina Castilla

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