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En Paraguay la izquierda y la derecha se unieron para torcerle el cuello a la Constitución y abrirle la puerta a la reelección presidencial. Lo lograron. Pero, de repente, miles de paraguayos salieron a protestar. Hubo heridos y muertos y el Congreso fue incendiado. Estando al borde de la crisis, el presidente Horacio Cartes, uno de los beneficiados con la enmienda constitucional, decidió no presentarse para su reelección.
"Tengo el honor de dirigirme a vuestra excelencia, para poner a su conocimiento que he tomado la decisión de no presentarme, en ningún caso, como candidato a presidente de la República para el periodo constitucional 2018-2023" , dijo Cartes, en una carta enviada al jefe de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Edmundo Valenzuela.
La oposición, sin embargo, ha dicho que la renuncia del presidente a sus aspiraciones reeleccionistas no es suficiente. "La única forma de creer en las declaraciones del presidente es que los diputados oficialistas envíen al archivo el proyecto de enmienda", dijo el presidente del Congreso y representante del opositor Partido Liberal, Roberto Acevedo.
El otro beneficiado por esta enmieda, el expresidente Fernando Lugo, no hizo lo mismo. Su partido, el Frente Guasú, promotor, junto con el oficialismo, de esta cuestionada reforma, aseguró queen su congreso nacional de junio de 2016 resolvió "apuntalar y trabajar por la candidatura del compañero Fernando Lugo para las elecciones generales de 2018".
Y que, debido a eso, había apoyado la enmienda que, en su criterio, "es una vía constitucional y legitima respecto a un tema sobre el que ha existido un amplio debate social y que garantiza la participación protagónica de todo el pueblo paraguayo (...) continuaremos trabajando (por) la candidatura del ciudadano Fernando Lugo, con o sin enmienda para poder concretar las aspiraciones de un Paraguay para todos y todas".
Falta que la Cámara de Diputados, en manos de la cual está el futuro de esta enmieda constitucional, decida si archiva o deja viva esta reforma que revive la reelección presidencial, prohibida por la Constitución de 1992, tras el fin de la dictadura de Alfredo Stroessner y el regreso a la democracia en Paraguay.