Puerto Rico: con el agua hasta el cuello por las deudas y María

El país caribeño se declaró en bancarrota hace cuatro meses. La inyección de dinero que viene tras el huracán podría revitalizar su economía.

redacción internacional
22 de septiembre de 2017 - 03:00 a. m.
María es el huracán más fuerte que ha golpeado a Puerto Rico en la historia reciente. / AFP
María es el huracán más fuerte que ha golpeado a Puerto Rico en la historia reciente. / AFP
Foto: AFP - HECTOR RETAMAL

Al final del toque de queda que rige en Puerto Rico de seis de la tarde a seis de la mañana, el sol empezó a mostrar la medida de la devastación que dejó el huracán María. “Esto es devastación total”, le dijo a la agencia Efe un residente de la capital del país caribeño que ahora, además de estar en bancarrota desde mayo, tiene sin energía eléctrica a sus 3,5 millones de habitantes, 10.000 de ellos refugiados en albergues y al menos seis personas muertas por el paso del huracán, según lo dio a conocer medios locales.

El huracán dejó devastado de norte a sur el país caribeño que quedó con comunicaciones intermitentes, daños en las redes viales y zonas completas bajo el agua, como el diistrito turístico de Ocean Parl en la capital, San Juan.

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Antes de la llegada de María, Puerto Rico se salvó por poco del huracán Irma, cuyos vientos alcanzaron a dejar sin electricidad a 500.000 personas, a pesar de que pasó a más de 10 kilómetros de sus costas. La solidaridad de los puertorriqueños fue fundamental para asistir a quienes resultaron afectados por Irma en las islas Vírgenes estadounidenses. “Aquí fuimos muy bendecidos y tenemos que hacer todo lo que podamos para ayudar”, le dijo al New York Times la propietaria de uno de los muchos barcos que llevaron víveres y ayudaron con la evacuación de las islas cercanas.

El destello de suerte duró poco, no sólo porque días después los vientos de María obligaron al presidente Trump a declarar a Puerto Rico como “zona de gran desastre” y las islas que fueron asistidas en el anterior huracán, sino porque desde hace tiempo el Estado Libre Asociado de Puerto Rico tiene hasta el cuello las aguas de sus deudas económicas.

Con una tasa de pobreza del 45 % y un desempleo del 12 %, Puerto Rico se declaró en bancarrota hace cuatro meses. Gran parte de la deuda de más de US$70.000 millones se fue gestando por la flexibilidad fiscal de la isla. Desde 1976, las empresas estadounidenses podían funcionar en la isla sin pagar impuestos por sus ingresos. Cuando se levantaron los privilegios fiscales, las compañías provenientes de EE. UU. empezaron a reducir sus oficinas o a retirarse del país, lo que, junto con la corrupción del sistema bancario, creó un déficit que ya en 2015 fue descrito como “impagable” por el entonces gobernador Alejandro García Padilla.

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Tras el paso de María y con la declaración de zona de gran desastre, Puerto Rico, como territorio autónomo estadounidense, se verá beneficiado por un flujo ilimitado de ayuda federal para su reconstrucción. Así, el huracán, que se viene degradando y que llega hoy a las costas de República Dominicana y se dirigirá después a las islas Turcas y Caicos, podría convertirse en una oportunidad para revitalizar la economía puertorriqueña, que, por lo menos, se beneficiaría por un incremento en la demanda de mano de obra.

Ayer, el director de Emergencias y Desastres puertorriqueño le pidió a la gente “prepararse para por lo menos 72 horas sin un gobierno funcionando”. Habrá que esperar para ver si después del apagón, la administración de la isla es capaz de traducir la inyección de dinero que prometió Estados Unidos en algo más que otro golpe de suerte.

Por redacción internacional

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