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Al menos 5.247 personas murieron en Siria en junio, el segundo mes más sangriento en lo que va de año después de mayo, cuando se registraron 6.657 fallecidos, según los datos difundidos hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De los muertos en junio, al menos 1.502 eran civiles, de los que 288 eran menores de edad y 222, mujeres.
La mayoría de los civiles, un total de 576, perdieron la vida por los bombardeos de la aviación del régimen; mientras que 42 murieron por torturas en prisiones gubernamentales; 10, por falta de alimentos y medicinas; y 113, por ataques de artillería de varias facciones y de los grupos radicales Estado Islámico (EI) y Frente al Nusra.
Además, al menos 22 civiles perecieron por los bombardeos de la coalición internacional liderada por EEUU; 445, por disparos de francotiradores y el fuego cruzado entre los contendientes; y 294, asesinados la mayoría a manos de militantes del EI, y del Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda, y la facción Yund al Aqsa.
En el bando opositor, al menos 2.166 combatientes perdieron la vida, entre ellos 1.585 extranjeros del EI, el Frente al Nusra y otras organizaciones.
En las filas del régimen, hubo un total de 1.565 bajas: 781 de efectivos de las fuerzas regulares, 644 de milicianos progubernamentales sirios, 33 de miembros del grupo chií libanés Hizbulá y 107 de combatientes chiíes de otras nacionalidades.
A estas víctimas mortales se suman catorce personas, cuya identidad no se ha podido esclarecer.
El Observatorio no descartó que el número de muertos sea superior debido al secretismo que las partes mantienen sobre sus bajas y la dificultad de acceder a determinadas zonas.
Siria es desde hace más de cuatro años escenario de un conflicto que se ha cobrado las vidas de más de 230.000 personas, según la ONG.