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Angelo Scola podría ser el próximo jefe de la Iglesia Católica

Scola, amigo del Papa Benedicto XVI desde hace 40 años, representa el sector más conservador y próspero de la Iglesia Católica.

El Espectador
11 de febrero de 2013 - 09:34 a. m.
Angelo Scola y el papa Joseph Ratzinger se conocen desde hace más de 40 años./ EFE
Angelo Scola y el papa Joseph Ratzinger se conocen desde hace más de 40 años./ EFE

No es de sorprenderse que mientras buena parte del mundo no sale aún de la consternación ante la súbita renuncia del Papa Benedicto XVI, desde ya se estén barajando los candidatos que bien podrían ocupar el ‘trono’ de la Iglesia Católica. Y un nombre resuena más que los demás: Angelo Scola.

A mediados de 2011 fue nombrado por el Papa como jefe de la Diócesis de Milán que, en el lenguaje de Roma, traduce poder. Esa Diócesis es la más importante, grande y rica de Europa. Tiene 1.107 parroquias, más de 5 millones de habitantes, 3.000 curas y 800 párrocos.

En Italia, la Diócesis de Milán ha sido también fundamental en el campo político, pues en esa zona la Iglesia ha sido activa en la oposición a Silvio Berlusconi, quien precisamente nació allí también.

De acuerdo con el portal católico Aciprensa, Scola nació el 7 de noviembre de 1941, hijo menor de un conductor de camiones llamado Carlos Scola y de una ama de casa llamada Regina Colombo. Tiene dos doctorados: uno en filosofía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón (Milán) y uno en Teología de la Universidad de Friburgo (Suiza).

Conocedor de las lenguas italiana, alemana y francesa, Angelo Scola fue delegado cardenal en el Consistorio del 21 de octubre de 2003 e hizo parte del cónclave que en abril de 2005 eligió a Joseph Ratzinger como sucesor de Juan Pablo II. Es miembro de la Congregación para el Clero y de los Pontificios Consejos para la Familia y para los Laicos.

 

Scola y el CL

Fue ordenado como sacerdote en 1970. Ya entonces era conocido como un integrante del movimiento Comunión y Liberación (CL). Éste, el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, según el diario El País de España, son los más prósperos y conservadores de Italia, y con el tiempo se han ido volviendo aún más ricos y aún más conservadores a través de la Compagnia delle Opere, que reúne unas 30.000 sociedades.

De acuerdo con ese periódico español, hace 30 años Scola fue expulsado del seminario de la Diócesis de Milán. Los defensores de Scola aseguran que fue por su relación con el fundador del movimiento CL, el sacerdote y teólogo Luigi Giussani. Otros afirman que fue porque el entonces joven seminarista sufría de depresión.

Scola y Joseph Ratzinger se conocen desde hace más de 40 años, siendo el primero el discípulo y el segundo, el maestro. Y, además, amigos. Ambos han sido intelectuales de un sector de la Iglesia que busca volver a sus cimientos más tradicionales o conservadores, haciéndole una especie de frente al progresista Concilio Vaticano.

Desde que este hombre fue nombrado en la Diócesis de Milán los medios más importantes de Europa y los expertos en el Vaticano lo han anunciado como quien más posibilidades tiene de convertirse en el máximo jerarca de la Iglesia Católica.

Sin embargo, no a todos complace ese vaticinio y el sacerdote genovés Paolo Farinella es un ejemplo. Crítico de lo que llama “los negocios turbios” de la Compagnia delle Opere, Farinella señaló en su blog del diario italiano Il Fatto Quotidiano que con el nombramiento de Scola en Milán se había consagrado el movimiento Comunión y Libertad.

Esto, en sus palabras, quería decir que con Scola la curia ambrosiana –un sector de la Iglesia Católica de mucho poder– pasaría de ser laica y “abierta a la sociedad civil y al pluralismo, a una fase de obediencia ciega de memoria fascista”. Para Farinella, nadie más que Scola podría ser “el garante de las ideas de Joseph Ratzinger”.

No obstante, un amplio sector de la Iglesia también apoya el impulso tradicionalista que le han dado jerarcas como el Papa Benedicto XVI y sus discípulos. Un sector para el cual la Diócesis de Milán se había convertido en una rueda suelta y más liberal de la cuenta. Un sector que se siente cómodo con las ideologías que representa Scola y que podría determinar, en cuestión de meses, que él sea el nuevo jefe máximo de una de las iglesias más poderosas del mundo.  

Por El Espectador

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