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Desde que Argentina celebró sus 30 años de democracia ininterrumpida el martes 10 de diciembre, las huelgas de la Policía, exigiendo salarios más altos, han provocado el caos en muchas ciudades (20 de las 23 provincias del país). Las protestas, así como los saqueos llevados a cabo por los que se aprovechan de la falta de presencia policial, resultaron en al menos 11 muertos y cientos de heridos.
La Policía argentina, tildadas de corruptas y represivas por muchos, dijo que los salarios de nivel bajo -por debajo de 6.000 pesos argentinos mensuales, algo así como US$ 950- no son suficientes para mantenerse al día con la creciente inflación de Argentina y los precios al consumidor. Las huelgas a gran escala siguieron como consecuencia de una huelga de la policía de la provincia de Córdoba la semana pasada, que también llevó a saqueos y que se resolvió después de que el gobernador casi se duplicó los salarios de los funcionarios.
Los eventos en Córdoba llevaron al saqueo de 1.900 comercios y los enfrentamientos entre vecinos de barriadas pobres y comerciantes armados en todo el país. Entre los muertos había un agente de policía en la norteña provincia de Chaco, quien fue impactado por una bala debajo de su chaleco protector el martes 10 de diciembre. Además, el cuerpo quemado de un dueño de una tienda fue encontrado en los restos de su mercado saqueado en la provincia de Buenos Aires hace más de una semana.
Los demás, supuestamente, murieron durante los saqueos. Un hombre se electrocutó mientras que estaba robando una tienda de electrodomésticos durante una tormenta. Otro se cayó de una motocicleta mientras que se escapaba con un televisor y un tercero murió en una reyerta adentro de una tienda en ruinas. En algunas ciudades el transporte público fue cerrado y los hospitales públicos no dejaron entrar a los pacientes que no fueran de emergencia por temor a ser saqueados.
La paz retornó a un cierto punto después de que en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Chebut, Tucumán y Concordia se lograra un acuerdo con los uniformados que contempla un aumento salarial a los policías de entre 1.000 y 1.500 pesos argentinos, sin embargo las protestas han dado lugar a los saqueos violentos y como consecuencia a algunas consideraciones sobre una eventual reforma política.
El jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, llamó el jueves a un “debate profundo” sobre el tema: “No podemos estar a expensas de grupos que se apropian de bienes ajenos o generan procesos de extorsión por reivindicaciones salariales”, se quejó de los saqueadores y los policías. “Debe existir un debate muy profundo para entender el paradigma de la seguridad pública”. Él describió los disturbios como "traición a la patria", destinada a extender el miedo y el caos en la víspera del aniversario de 30 años del retorno de Argentina a la democracia el 10 de diciembre de 1983”.
Los diputados de los dos lados políticos: la izquierda y la derecha, hicieron un llamamiento para poner fin al caos el día del aniversario. Por ejemplo, Daniel Scioli, el gobernador de Buenos Aires, llegó a un acuerdo con la policía que incluye una amnistía que erradica las sanciones de los oficiales que rompieron las reglas durante la escalada violencia. Además, el acuerdo significa que ellos serían elegibles para las cerca de 14.000 promociones prometidas este mes.
Las provincias que sufrieron rebeliones policiales y aceptaron subir los salarios vieron cómo estos aumentaron en una proporción mucho mayor a la del que al resto de los empleados públicos. Ante este escenario, grupos representantes de otros sectores oficiales anunciaron protestas para 2014.