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Protestas contra Sarkozy amenazan con paralizar este sábado a Francia

Jóvenes indignados por proyecto que pretende aumento de la edad de jubilación han ganado respaldo nacional.

Con información de EFE
15 de octubre de 2010 - 10:26 p. m.

Los estudiantes franceses han tomado el relevo de los sindicatos y mediante huelgas y manifestaciones mantienen la protesta contra el retraso de la jubilación preconizado por Nicolas Sarkozy, mientras que los paros en las refinerías amenazan con una penuria energética de condiciones imprevisibles.

Varios centenares de gasolineras tuvieron que cerrar por falta de combustible y los aeropuertos dejaron de recibir el queroseno que precisan los aviones, según los datos oficiales. Una situación que todavía no es dramática porque las reservas permiten seguir funcionando a la maquinaria productiva, pero que puede serlo en breve si se mantiene, como hasta ahora, el bloqueo de las doce refinerías del país, de las que a última hora del día no salía ni una gota de combustible.

Por la mañana, el Gobierno francés envió fuerzas policiales para desbloquear cuatro depósitos tomados por los trabajadores, pero la apertura fue temporal antes de que los sindicalistas volvieran a cerrar el grifo. En los aeropuertos viven de lo que tienen acumulado y las gasolineras comienzan a sentir la penuria, aunque nadie precisa cuánto tiempo pueden aguantar en esta situación.

Desde el Gobierno se multiplican los llamamientos a la calma, sabedor de que el pánico de los consumidores puede llevarlos a acumular combustibles, lo que agravaría la carestía en los centros de aprovisionamiento. Pero en el horizonte se vislumbra ya el fantasma de 1995, cuando una protesta similar, también contra la reforma de las pensiones, paralizó el país durante varios días y obligó a recular al Gobierno del entonces primer ministro Alain Juppé.

Las refinerías han tomado el relevo de los trenes como punta de lanza de los paros indefinidos, mientras que los estudiantes se han encargado de mantener viva la llama de la protesta en las calles. Tres días después de la enésima huelga general contra la reforma de las pensiones y en vísperas de una nueva jornada de manifestación, los estudiantes bloquearon de nuevo centenares de institutos, formaron concentraciones espontáneas y protagonizaron enfrentamientos con la policía.

Una situación que se intensificó con respecto a la víspera y que ha dado un nuevo cariz a la protesta. El peor escenario que se temía el Elíseo, que ha visto cómo los estudiantes han venido a reforzar un movimiento contestatario que desde la Presidencia francesa empezaban a ver desinflarse.

A diferencia de los trabajadores, que en cada jornada de paro pierden un día de su salario, los jóvenes tienen más tiempo libre y más facilidad para acudir a las manifestaciones. Su nivel de implicación crece día a día y coloca la protesta por el retraso de la edad mínima de jubilación en la portada de informativos y diarios.

Con el agravante de que algunas concentraciones han acabado en escaramuzas con la policía, lo que llevó a un joven hasta un hospital víctima de una pelota de goma que amenaza con hacerle perder un ojo. El ministro francés del Interior, Brice Hortefeux, pidió moderación a los agentes, sabedor de que el uso de la fuerza puede acarrear una radicalización de los jóvenes.

En cualquier caso, 150 jóvenes fueron arrestados en las manifestaciones, aunque el ministerio se cuidó de precisar que se trataba de vándalos que aprovecharon las concentraciones para utilizar la violencia. Con la incorporación de los estudiantes al movimiento, los sindicatos ganan tiempo para seguir con su oposición y mantener la agenda de protestas.

Para este sábado está prevista la segunda gran jornada de movilizaciones en menos de un mes, el noveno llamamiento a la protesta si se cuentan las huelgas generales. El próximo martes será el décimo desde marzo pasado, un día antes de la fecha que tiene prevista el Senado para adoptar el retraso de la jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 para el cobro total de la pensión.

Como ya sucedió ante los diputados, el Gobierno ha mantenido en la cámara alta el grueso de su reforma y se ha limitado a algunas concesiones muy por debajo de lo que exigen los sindicatos.

Por Con información de EFE

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