Para ser un programa de humor, Barack Obama se tomó muy en serio su entrevista de una hora en la noche del miércoles en el programa The Daily Show, que presenta el famoso comediante Jon Stewart en el canal de cable Comedy Central. Stewart, un progresista confeso, no se lo puso nada fácil al presidente, que tuvo que defender algunos nombramientos y algunas prudencias que han irritado a la izquierda en estos dos últimos años.
No es común que un presidente acuda a un programa como de Stewart. Pero lo cierto es que Stewart es algo más que un humorista. Ante la depresión en la que cayeron hace algún tiempo los dirigentes demócratas, Stewart se convirtió en uno de los pocos animadores de la entristecida izquierda. Suya fue la iniciativa --copatrocinada por otro humorista del mismo canal, Stephen Colbert-- de convocar una manifestación denominada Marcha para Restaurar la Cordura, que pretende ser una respuesta a los excesos de otras manifestaciones del Tea Party. Se esperan 300.000 personas mañana en Washington en lo que, sin duda, será la mayor movilización de esta campaña electoral.
La aparición de Obama en su programa es un reconocimiento a Stewart por el éxito de su convocatoria y por el papel que está jugando actualmente para animar a los jóvenes y a las bases demócratas. “Me encanta tu programa”, dijo el presidente, ante el gesto de sorpresa de su conductor.
Obama no evitó, pese a esos elogios, las preguntas incómodas. Especialmente la que Stewart formuló recogiendo la frustración por el hecho de que, después de haber prometido un cambio en Washington, eligiese a gente como Larry Summers, su principal consejero económico hasta final de año, con una larga trayectoria tanto en Washington como en Wall Street.
Stewart preguntó al presidente si su lema de “Yes, we can” no debería de haber sido “Yes, we can… dependiendo de la circunstancias”. Obama admitió, entre las risas de Stewart, no las suyas, que el “Yes, we can” debe de entenderse como “Yes, we can… pero no en 18 meses”.
En conjunto, Obama consiguió responder a algunas dudas de la izquierda sobre el ritmo del cambio prometido y acabó pidiendo a la audiencia que acuda a votar el martes. La movilización del electorado joven, vital en 2008, es también muy importante en esta ocasión.