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Ordenan prisión para un anciano nazi

El Tribunal Supremo alemán sentenció a cadena perpetua al criminal de guerra, Josef Scheungraber, quien tiene 92 años de edad.

EFE
11 de noviembre de 2010 - 11:20 a. m.

El Tribunal Supremo alemán ordenó el ingreso en prisión para cumplir su condena de cadena perpetua por asesinato e intento de asesinato al anciano criminal de guerra nazi Josef Scheungraber, de 92 años de edad.

En un comunicado difundido por el tribunal anunció que desestima el recurso para la revisión del juicio presentado por la defensa del antiguo oficial de la "Wehrmacht", el ejército alemán durante la II Guerra Mundial, y confirmó la sentencia dictada hace un año por la Audiencia Provincial de Múnich.

Scheungraber fue condenado a la máxima pena que contempla el código penal alemán por la matanza de 14 civiles en la Toscana (Italia) hace casi 70 años, en uno de los últimos juicios contra criminales de guerra nazis celebrados en Alemania.

El nonagenario, vecino de la localidad bávara de Ottobrunn, fue declarado culpable de asesinato múltiple, once meses después de la apertura del juicio y en presencia del alcalde de Cortona (Italia) , Andrea Vignini, junto a familiares de las víctimas.

Scheungraber había sido ya condenado a esta misma pena en 2006 por un tribunal militar en La Spezia, en un juicio celebrado en ausencia del procesado por los mismos cargos: ser el oficial que ordenó la acción de castigo por la muerte de dos soldados alemanes, en una emboscada de partisanos, en Falzano di Cortona, en 1944.

Cuatro civiles italianos fueron ejecutados y otros diez murieron al darse la orden de volar la casa donde estaban.

Scheungraber era entonces jefe de compañía del escuadrón de montaña 818, con rango de alférez, y según él no fue responsable de esa acción.

La defensa había pedido para él la libre absolución, amparado en la ausencia de testigos presenciales fiables.

El último de éstos, un oficial de rango inferior, de 85 años, le identificó hace unos meses como su superior en el batallón, pero finalmente no pudo declarar en el juicio al empeorar su salud.

La defensa de Scheungraber fundó sus argumentaciones en esa falta de testigos y el procesado renunció a pronunciar una última declaración. Finalmente, la Audiencia dictó sentencia en el sentido de la emitida en su momento por la justicia italiana.

El nonagenario ex nazi no fue extraditado entonces para responder ante el tribunal de La Spezia, en tanto que ciudadano alemán por lo que se encargó de su caso la fiscalía de Múnich.

Scheungraber, al frente de una ebanistería y un negocio de muebles, llevó todos estos años una existencia tranquila, como ciudadano respetado en su ciudad de la Alta Baviera, de la que en 2005 recibió la medalla de hijo ilustre.

Era habitual en los encuentros de antiguos "camaradas" del ejército, pero nadie se encargó nunca de investigar su pasado.

Por EFE

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