El acto de violencia, que fue terrible incluso para este caótico país africano, ocurrió al tiempo que insurgentes islámicos que buscan derrocar al gobierno aparentemente han obtenido un poder cada vez mayor.
El gobierno, que ha fracasado en su intento por establecer el control desde que fuera conformado en 2004, no hizo una declaración inmediata sobre la masacre. Al menos 60 personas resultaron heridas, incluyendo nueve niños, según el doctor Dahir Dhere del Hospital de Medina.
“Hay sangre por todas partes y restos humanos en las paredes”, dijo a The Associated Press Abshir Mohamed Ali, propietario de una tienda en el mercado de Bakara en Mogadiscio, donde ocurrió gran parte del ataque. Siete integrantes de una familia se encontraban entre los muertos, según Sahal Mohamed Ali, que asistió al funeral de las víctimas.
“Sólo un niño de dos años sobrevivió a este desastre, con algunas heridas leves”, dijo Ali por teléfono desde el funeral. El combate comenzó después de que insurgentes islámicos dispararan morteros contra el principal aeropuerto de la capital y el palacio presidencial, dijo Ali Mohamed Siyad, presidente de la asociación de comerciantes del mercado de Bakara.
Poco después, las fuerzas oficiales y sus aliados etíopes contraatacaron con morteros y armas de fuego. Siyad y otros trabajadores del mercado observaron 30 cuerpos. Otros testigos dijeron haber visto 19 por lo menos.