El jefe del santuario histórico de Machu Picchu del Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena), Vladimir Ramírez, dijo que estos incendios, a unos 20 kilómetros de Machu Picchu, se encuentran “en la etapa de control”.
Precisó que “en ningún momento” las llamas han amenazado los monumentos ni vestigios arqueológicos de la zona ni tampoco las viviendas de los lugareños.
Unos 500 trabajadores de Inrena y el Instituto Nacional de Cultura (INC) intentan aplacar el fuego, que se encuentra cerca de la vía férrea que conecta a la ciudad de Cuzco, referente turístico de Perú, y la ciudadela Machu Picchu, declarada el año pasado como una de las siete nuevas maravillas del mundo.
El lunes pasado unos 300 turistas se quedaron varados después de que la operadora de los trenes turísticos a Machu Picchu suspendió por unas horas sus operaciones por el incendio y la intensa humareda que rodeaba al santuario.
La zona afectada por las llamas es de gran importancia “paisajística” y además es el “hospedero” de diversas aves e insectos y parte del “corredor del oso de anteojos (oso andino)”, explicó el funcionario de Inrena de Machu Picchu.
Se cree que la tragedia se inició cuando una comunera quemó sus terrenos y por acción de los fuertes vientos las llamas se expandieron sin control hacia los pastizales aledaños, señaló el representante de Inrena.
El complejo arqueológico de Machu Picchu se encuentra sobre una cumbre boscosa en una zona de ceja de selva de Cuzco y en esta época del año los campesinos asentados en el lugar suelen “limpiar” sus campos de cultivo mediante la quema de pastos secos