Estas cifras representan una suerte de boleta de calificaciones del presidente en materia del manejo de la economía. Llegan hasta el fin del año pasado, antes de que la desaceleración actual de la economía cobrara fuerza, y se las podría considerar una suerte de foto instantánea tomada en el mejor momento del gobierno.
El cuadro presenta pros y contras. “Las mejoras del año pasado fueron bienvenidas, pero escasas y tardías”, dijo Jared Bernstein, economista del centro de investigaciones Economic Policy Institute en Washington. “La familia media no está en mejor situación que en el 2000 a pesar de su gran contribución al crecimiento económico de la nación durante este período”.
Por ejemplo, el ingreso medio de un hogar ajustado por inflación fue de 50.233 dólares, sin diferencia significativa con los 50.557 dólares del 2000. “La fuerza de trabajo estadounidense está cocinando un pastel económico más grande, pero las tajadas que le tocan no crecen en absoluto”, dijo Bernstein.
La buena noticia en materia de seguro de salud se ve contrarrestada por la erosión constante de la cobertura privada. Los fondos del estado —como el Medicaid para los pobres— se hicieron cargo de la diferencia, provocando la reducción general de la cifra de personas sin cobertura. La tasa de falta de cobertura se redujo a 15,3% comparado con 15,8% en 2006.
Pero en un plazo más largo, la cifra no es favorable. El número y la tasa de falta de cobertura son más altos que en el primer año del gobierno de Bush. En 2001 eran de 39,8 millones de personas, o 14,1%.