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Dios y la guerra en Gaza

Los milicianos del movimiento islamista palestino Hamás se encomiendan a ‘Alá' y buena parte de los soldados israelíes a ‘Él'; modos distintos de llamar a Dios, al que en Gaza se recurre como en pocas guerras modernas.

EFE
12 de enero de 2009 - 02:21 p. m.

Rabinos e imanes se encargan de confortar espiritualmente a los combatientes con actos y sermones en los que les recuerdan el cometido de defender a sus comunidades y les animan a que no desfallezcan ante el miedo a la muerte.

Tras los primeros bombardeos aéreos el 27 de diciembre, grupos de ultra ortodoxos judíos se desplazaron al puesto fronterizo de Erez, entre Gaza e Israel, para practicar "amuletos" entre los militares que iban a entrar en la franja.

Se trata de una ceremonia en la que se coloca una cajita en la cabeza y se atan unas cintas de cuero en el brazo del creyente, que lo acerca luego al pecho en señal de devoción y de que servirá a Dios con la mente, la fuerza y el corazón.

Una vez iniciada el 3 de enero la invasión terrestre, los sectores religiosos han desplegado en el Estado de Israel una intensa campaña popular para que la gente rece por los soldados que desde ese día combaten en territorio palestino.

En la campaña se emplea una amplia gama de soportes; desde el telefónico, como mensajes de SMS en los que se pide a los receptores que eleven oraciones por los militares israelíes, hasta el correo electrónico, como páginas de internet.

Tampoco falta el audiovisual; los cantantes Rita y Eyal Golán han pedido por televisión que la audiencia recite salmos bíblicos como el 121 y 130, además del 142, en el que el Rey David ruega a Dios: "salvame del enemigo, escucha mi cántico".

Según dijo el rabino a cargo del Muro de las Lamentaciones, Shmuel Rabinovich, desde que empezó la guerra "aquí se reza todo el tiempo para que nuestros soldados se alcen con la victoria y por la protección de los civiles del sur" de Israel.

Precisó que la pasada semana esa plegaria centró la liturgia en un lugar que es el más sagrado para los judíos y lo que queda del Segundo Templo, levantado en el siglo VI antes de Cristo y destruido por los romanos en el siglo primero de nuestra era. Hay quien ha ido más lejos, y por razones que se sospecha que son menos estrictamente religiosas que políticas.

El partido ultra ortodoxo sefardí ‘Shas' ha repartido entre los soldados escapularios con imágenes santos de esa corriente del judaísmo, lo que ha sido calificado por los sectores laicos como una flagrante violación de la ley electoral.

También en Gaza las autoridades religiosas apelan desde el principio de la conflagración a Dios para estimular el espíritu de combate de los milicianos de Hamás y de otros grupos armados de ideología integrista, como la Yihad Islámica.

Lo imanes no han dejado de convocar a la guerra santa contra el infiel; a diario a través de la radio y desde el púlpito de las mezquitas durante la oración del mediodía en los dos viernes que han transcurrido desde el inicio de la ofensiva israelí.

La promesa del Paraíso a quien pierda la vida en el campo de batalla ha resonado con más fuerza desde los aparatos de megafonía de los templos próximos a los movimientos islamistas.

Uno de ellos es la mezquita de Al Qezn, cuyo imán, Abdala Ashour, dijo a Efe, en la capital de la franja, que "damos esperanza a los creyentes en dos frentes, a los combatientes para que no les falte el valor, y a los civiles para que tengan paciencia".

Explicó que "nuestra obligación es fortalecer a todos espiritualmente para que sepan soportar las agresiones del enemigo lo que haga falta y resistan hasta la victoria final, que llegará porque en esa misión contamos con el auxilio de Dios".

Aunque no participa en los combates ni tiene milicianos en los grupos armados, la comunidad cristiana de Gaza -compuesta por dos mil personas, que representan en la franja a la tercera religión monoteísta-, no ha salido indemne de la guerra.

Cinco cristianos, todos civiles, figuran entre los más de novecientos palestinos que junto a trece israelíes han muerto en los diecisiete días de la ‘Operación Plomo Fundido'; un recuento que crece en paralelo a los súplicas a la divinidad.

Por EFE

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