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The New York Times compara a Obama y Chávez tras crisis en Honduras

Señala que mientras el primero dice que fue un acto "ilegal", el segundo "explota" y acusa a dedo.

Simón Romero / The New York Times News Service
02 de julio de 2009 - 04:33 p. m.

Caracas. Desde el momento que el golpe de estado en Honduras comenzó durante este fin de semana, el presidente venezolano Hugo Chávez ya tenía listo su guión. Dijo que las manos de Washington estaban por doquier en la expulsión, alegando que había financiado a los opositores del Presidente hondureño Manuel Zelaya, así como insinuando que la CIA pudiera haber encabezado una campaña de desinformación enfocada al apuntalamiento de los golpistas.

No obstante lo anterior, el Presidente Barack Obama condenó con firmeza el golpe, restándoles potencia a las acusaciones de Chávez. En vez de enfrascarse en acusaciones mutuas, Obama describió tranquilamente el golpe de estado como un acto "ilegal", pronunciándose por el regreso de Zelaya al cargo. Mientras Chávez seguía presentando a Washington como el agresor del golpe, otros en Latinoamérica no pudieron verlo de esa manera.

"Obama encabeza reacción al Golpe en Honduras", leía el encabezado de primera plana este martes en el Estado de Sao Paulo, uno de los diarios más influyentes de Brasil, cuyos lazos con Washington se están volviendo más estrechos.

En años recientes, Chávez a menudo ha dado la impresión que supera a Washington con respecto a estos temas. El Presidente venezolano explotó la baja posición de la administración Bush tras la guerra en Irak y su tácita aprobación al breve golpe de estado que lo derrocó en 2002, al tiempo que responsabilizó a Estados Unidos por sus males en Venezuela y a lo largo de la región.

Ahora, este tipo de tácticas pudiera tener menos tracción, a medida que la administración Obama pugna por una solución multilateral a la crisis en Honduras y vuelve la mirada a la Organización de Estados Americanos, la OEA. Al hacerlo de esta manera, Obama se está distanciando de políticas que habían aislado a Estados Unidos en partes del hemisferio.

"Con Honduras, la administración Obama ha seguido el camino de la corriente popular, que está más sincronizado con otros países en la región", comentó Peter DeShazo, el director del programa Américas por el Centro de Estudios Estratégicos, en Washington.

Honduras, que ha tenido estrechos nexos con Washington desde hace ya mucho tiempo atrás, ha surgido en últimas fechas como un agente de los intereses tanto de Venezuela como de Estados Unidos. Con el petróleo subsidiado, Chávez atrajo a Honduras hacia su alianza de izquierda, la Alternativa Bolivariana para las Américas. En el ínterin, Estados Unidos no eliminó la ayuda para desarrollo y de tipo militar destinada a Honduras, en un esfuerzo por mantener su influencia ahí.

Pero si bien Chávez tiene aliados en Bolivia y Ecuador que tuvieron éxito al modificar constituciones para permanecer en sus cargos por más tiempo -- siguiendo su ejemplo en Venezuela -- su intervención en Honduras acrecentó la tensión en dicho país. Los informes en el sentido que Venezuela había enviado un avión a Honduras la semana pasada con material electoral para un referendo en el centro del choque de Zelaya con la Suprema Corte suscitaron considerable inquietud allá.

Chávez presenta su respaldo hacia Zelaya como otro ejemplo en la defensa de su variedad de la democracia, misma que puede centrarse en firmes presidencias a expensas de otras ramas del gobierno. No obstante lo anterior, algunos países latinoamericanos se están resistiendo a la tendencia de permitirles a los líderes que extiendan su permanencia al frente de sus cargos.

En Colombia, por ejemplo, el Presidente µlvaro Uribe, populista conservador y aliado estadounidense, enfrenta dificultades en un impulso enfocado a que le den autorización de postularse nuevamente para ir en busca de un tercer mandato. Además, en Argentina, quien otrora fue el popular ex presidente Néstor Kirchner, reconoció su derrota esta semana en elecciones para el Congreso, poniendo en duda las esperanzas de que él y su esposa, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, extiendan su dinastía en las siguientes elecciones presidenciales.

En el ínterin, Obama está buscando comprometer a Brasil más profundamente, y se ha informado que está considerando el nombramiento de Luiz Inacio Lula da Silva, el Presidente de izquierda del Brasil, como el director del Banco Mundial. Esta acción rompería la tradición de nominar a un estadounidense para el puesto y podría apuntalar el respaldo hacia instituciones multilaterales


con sede en Washington, al tiempo que resta potencia a los intentos de Chávez por usar los ingresos del petróleo a fin de crear sus propias instituciones rivales.

De hacerse todo lo anterior mientras se ignoran las provocaciones de Chávez podría crear un riesgo para Obama, particularmente si sale a la luz información en la cual se demuestre que hay algo de verdad en los alegatos de Chávez.

El Presidente de Venezuela no olvidará que la CIA estaba enterada del golpe que lo expulsó en 2002 e incluso así no hizo nada por impedirlo, y que Washington tiene un reciente historial de suministrarle ayuda a grupos que critican a su gobierno, abriendo a Estados Unidos a acusaciones de interferencia e incluso desestabilización.

Más aún, la retórica de Chávez en contra del círculo dominante, enfocada a elites en Washington y otras partes, sigue resonando entre muchas personas aquí en Venezuela, así como en América Latina.

Sin embargo, cuando menos por ahora, todo parece indicar que la diplomacia sin enfrentamientos por parte de Chávez sorprendió a Chávez fuera de balance. "Chávez está empezando a entender que está tratando con alguien que tiene un enfoque muy diferente al de su predecesor", comentó Michael Shifter, el vicepresidente del Diálogo Interamericano, grupo con sede en Washington dedicado a la investigación estratégica.

El desmesurado papel de Chávez en la crisis hondureña, la cual se relacionaba con amenazas de guerra su la Embajada de Venezuela en Honduras fuera cateada, revela los límites de la influencia de Venezuela en el hemisferio a medida que Estados Unidos recalibra sus estrategias en una forma que evoca la pragmática diplomacia de la otra potencia de la región, Brasil.

Una vez que el polvo se haya asentado en Honduras, la alianza de Chávez seguirá incluyendo a algunas de las naciones más pobres y plagadas de conflicto en la región, como Bolivia y Nicaragua, al tiempo que países más grandes optan por otras sendas hacia el desarrollo.

En el ínterin, las amenazas de beligerancia en Centroamérica por parte Chávez dieron lugar a que un partido político de la oposición local, Acción Democrática, emitiera una declaración el lunes de esta semana que rezumaba ironía: "Hugo Chávez se ha convertido en el George (W.) Bush de América Latina".

Por Simón Romero / The New York Times News Service

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