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Chávez ordenó cerrar campos de golf por ser "un deporte burgués"

El mandatario ya dio instrucciones para clausurar dos campos en Maracay. Esta es la historia.

Simón Romero / The New York Times News Service / Caracas
14 de agosto de 2009 - 03:34 p. m.

El movimiento político del Presidente Hugo Chávez ya encontró un nuevo objetivo: el golf. Tras un breve embate en contra del deporte por parte del presidente en televisión nacional el mes pasado, funcionarios chavistas han tomado medidas en semanas recientes para cerrar dos de los campos de golf del país mejor conocidos, localizado en Maracay, ciudad de guarniciones militares en la cercanía, así como en la ciudad costera de Caraballeda.

"Dejemos esto en claro", dijo Chávez durante una transmisión en vivo de su programa dominical por televisión. "El golf es un deporte burgués", dijo, repitiendo la palabra "burgués" como si estuviera dando un trago de aceite de castor. Después, siguió burlándose del uso de carritos de golf como una práctica que ilustra la lasitud del deporte.

Las extensas nacionalizaciones del gobierno e incautaciones de activos han ido mucho más allá de la industria petrolera para abarcar a tostadoras de café, ranchos ganaderos y plantas procesadoras de tomate.

Si los cierres del campo de golf proceden, el número de campos cerrados en los últimos tres años será de aproximadamente nueve, dijo Julio L. Torres, el director de la Federación Venezolana de Golf. Un proyecto en la Isla Margarita, diseñado por el arquitecto estadounidense Robert Trent Jones Jr., y enfocado a convertirse en el máximo campo de Sudamérica, fue detenido a causa de problemas financieros.

La mayoría de los campos cerrados están en regiones petroleras, cerca de Maracaibo en el oeste de Venezuela y en el estado de Monagas, en el este, y al principio fueron construidos para estadounidenses que trabajaban en la industria del petróleo. La purga de disidentes de la empresa paraestatal del petróleo que Chávez llevó a cabo centró el recelo sobre los campos de golf, mismos que eran vistos como bastiones de la vieja elite.

De manera similar, una escasez de viviendas también ha impulsado la mano del gobierno, dijo el Chávez el mes pasado, cuando puso en duda las razones para que Maracay tuviera tantas barriadas mientras el campo de golf y las instalaciones del Hotel Maracay, decadente gema modernista perteneciente al Estado, construida en los años 50, se extendiera a lo largo de aproximadamente 30 hectáreas de codiciada tierra en el área de bienes raíces.

"Sólo para que un pequeño grupo de los burgueses y los pequeñoburgueses puedan ir a jugar golf", dijo, en su programa por televisión. Mostrando su respaldo a Chávez, notorio seguidor del béisbol, los medios de comunicación de estado en esta localidad han ido detrás del golf.

Mario Silva, anfitrión similar a Bill OReilly de un cáustico programa de comentario titulado "Al filo de la navaja", transmitido por la televisión del estado (imaginen a OReilly hablando contra un fondo de retratos de Jesús, Chávez y Fidel Castro), les dijo a los espectadores que el golf sencillamente era un deporte de la elite.

Leales seguidores de Chávez ya han atacado anteriormente a este deporte. Juan Barreto, un ex alcalde de Caracas, intentó hacerse del control del campo de 18 hoyos en el Country Club de Caracas para construir miles de viviendas para los pobres, en 2006. Dicha acción desató pugnas internas entre chavistas, como se conoce a los seguidores del presidente. Después de una batalla legal, Barreto dio marcha atrás.

Los detractores de la campaña en contra del golf destacan que el principal aliado de Venezuela, Cuba, está avanzando en la dirección opuesta. Inversionistas canadienses y europeos buscan construir casi 10 nuevos campos en Cuba como parte del esfuerzo del gobierno cubano por elevar los ingresos derivados del turismo.

"China tiene más de 300 campos de golf, y miren lo que está ocurriendo aquí", destacó Torres, el director de la Federación Venezolana de Golf, invocando a otro país comunista con el cual Venezuela tiene cálidas relaciones. "Nosotros estamos pasando de 28 campos a 18".

En Maracay, los funcionarios están considerando la construcción de viviendas para personas de bajos ingresos sobre el campo de golf o convertirlo en un campus de la Universidad Bolivariana de Chávez. En Caraballeda, los planes están en marcha para convertir el campo en un parque infantil.

Por su parte, Chávez dijo que no tenía planes de prohibir el golf. "Respeto todos los deportes", dijo. "Sin embargo, hay deportes y hay deportes. ¿Me quieren decir que esto es un deporte popular?" Después, él mismo respondió la pregunta: "No lo es".

Por Simón Romero / The New York Times News Service / Caracas

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