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Esposa de Berlusconi dice que su marido hace el ridículo ante el mundo

"No puedo condenarme a ser su niñera y no puedo evitar que haga el ridículo ante el mundo", afirmó.

El Espectador
26 de agosto de 2009 - 05:26 p. m.

La esposa del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que está atrapada en una serie de escándalos que involucran a otra mujer, dice que quiere divorciarse porque ya no puede impedir durante más tiempo que él "haga el ridículo ante el mundo".

En una edición revisada de una biografía, Verónica Lario dijo que no tenía otra opción sino abandonar a Berlusconi después de que los periódicos dijeran que había acudido a la fiesta de cumpleaños de una aspirante a modelo de 18 años.

Él le había dicho que estaba en una conferencia. "Fue la enésima mentira. Por respeto a mí misma, mejor el divorcio", afirma Lario en el libro titulado "Tendenza Veronica", que llegó el miércoles a las librerías.

"No puedo condenarme a ser su niñera y no puedo evitar que haga el ridículo ante el mundo", apuntó.

Lario pidió el divorcio públicamente a principios de año tras 19 años de matrimonio, y acusó a su marido de "frecuentar menores".

Berlusconi ha negado mantener una relación indecente con Noemi Letizia, a cuyo 18 cumpleaños acudió en abril y a quien regaló un collar de 6.000 euros. Él ha desmentido que haya pasado nada "picante" entre ellos.

"Creo que no tengo otra opción sino separarme (...) Él me contaría otra mentira y en este momento no puedo aguantarlo", dijo Lario en el libro escrito por la periodista Maria Latella.

Lario, segunda esposa de Berlusconi, lo conoció en 1980 y tuvo tres hijos con él antes de que se casaran una década más tarde.

Afirmó que durante muchos años había aguantado en silencio el comportamiento de Berlusconi con otras mujeres.

"He llegado hasta el final. Hace diez años no estaba lista pero ahora lo puedo decir: Voy a dejar a este hombre", apuntó.

Lario habló con Latella en la primavera, antes de que estallara otro escándalo por las declaraciones de que Berlusconi había pasado la noche con la señorita de compañía Patrizia D'Addario en su residencia de Roma en noviembre.

Berlusconi, célebre en círculos diplomáticos por sus deslices, pidió perdón a su mujer después de que Lario dijera en una carta pública en un diario que él había herido su dignidad.

Aunque el escándalo ha entusiasmado a la prensa extranjera, los sondeos de opinión muestran que muchos italianos lo consideran un asunto privado y ha afectado poco a la alta popularidad de Berlusconi, pese a la peor recesión económica desde la II Guerra Mundial.

Lario dijo, sin embargo, que sus transgresiones amenazaban con empañar su legado político. El multimillonario es el primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo en la Italia de la posguerra.

 

Por El Espectador

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