Publicidad

“Chávez presenta síntomas de delirio ideológico”

Entrevista con Antonio Ledezma, alcalde mayor de Caracas y líder de la oposición en Venezuela.

Maite Rico, Madrid / Especial de El País de España
15 de octubre de 2009 - 07:24 p. m.

El socialdemócrata Antonio Ledezma ganó en 2008 la alcaldía mayor de Caracas con un 53% de los votos. Poco después, Hugo Chávez le despojó, por decreto, de sus prerrogativas y de su sede, que pasaron a una funcionaria designada por el presidente de Venezuela. Se consumaba así lo que Ledezma califica de “fraude poselectoral”. Convertido en una de las figuras más prominentes de la oposición, este abogado de 54 años, experto en gerencia pública, ha viajado a Europa para pedir apoyo frente a un régimen que va laminando la separación de poderes y las libertades.

Se cumplen seis meses de la ley que le privó de sus competencias. ¿Cómo se maneja con la “jefa del gobierno” nombrada por Chávez?

No hay relación, porque es un sector intolerante que sigue la pauta del presidente. Cuando gané las elecciones, le dije a Chávez que a pesar de nuestras diferencias teníamos que trabajar juntos por Caracas. En respuesta, violó la Constitución, designando a una funcionaria de facto, quitándome el 90% del presupuesto y la tutela de escuelas, hospitales y hasta de los bomberos, que ahora son “bomberos socialistas”. Todo se ha recentralizado. Es la política cavernícola.

¿Cómo puede funcionar sin presupuesto?

Sustituyéndolo con imaginación y creatividad. E invirtiendo los términos: Chávez sale de Venezuela para regalar el petróleo y el dinero venezolano, y yo salgo a buscar apoyo para desarrollar el plan estratégico de Caracas. No necesariamente económico; hay otras fórmulas, como la capacitación de funcionarios.

¿Hace falta una huelga de hambre, como la que usted hizo en julio, para que la Organización de Estados Americanos (OEA) se interese por Venezuela?

Yo le he dicho a José Miguel Insulza (secretario general de la OEA) que debe intervenir en Venezuela porque se está violando la Carta Democrática Interamericana. El señor Insulza tiene que escoger entre defender su cargo o defender la democracia. Ése es su dilema.

¿Cree que busca el apoyo de Chávez para su reelección, como dicen sus críticos?

Es muy legítimo que tenga su aspiración, pero no es ético que lo haga obviando su misión, que es hacer cumplir la carta interamericana. Chávez no permite la entrada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que depende de la OEA, y el señor Insulza dice que no puede hacer más porque se necesita ese permiso. Es como si un policía comete un abuso y no se le investiga porque no da su autorización. Eso es lo que está ocurriendo con la OEA. Yo soy tan legítimo como el señor Zelaya, presidente de Honduras. No hay un trato equilibrado.

¿Qué opina de la actitud del Gobierno español?

Una cosa son los negocios que hace un gobierno, que son legítimos, y otra que un ministro de Exteriores se limite a ser un agente comercial. Lo que pido al Gobierno de España es que anteponga el interés por los derechos humanos a cualquier interés comercial. Zapatero debería sentirse más cerca de quienes defendemos la libertad y el Estado de derecho, que de un Chávez que, por ejemplo, tiene vínculos con el terrorismo internacional.

¿Qué pensó cuando el ministro Moratinos declaró que Venezuela tenía una libertad de expresión razonable, el mismo día que Chávez cerró 34 emisoras?

Podría prestarse a que se calificara como cínica, o como una muestra de desconocimiento de una realidad que no se le oculta a nadie. No sólo es el cierre de las radios: es la clausura de Radio Caracas TV y la persecución de periodistas: hay varios encarcelados y otros en el exilio.

Se ha reunido con Felipe González. ¿Con qué objetivo?

Le he pedido que abogue por la libertad de los presos políticos en Venezuela, como el dirigente socialdemócrata Richard Blanco, que está encarcelado ilegalmente. Están presos el empresario Eligio Cedeño, y periodistas, funcionarios, militares… Nosotros vemos a Felipe como un portavoz de la democracia iberoamericana. Y lo he sentido más comprometido que nunca con la defensa de los derechos humanos, y dispuesto a ayudar e incluso a hablar con Chávez.

¿Hacia dónde va Chávez?

No tiene rumbo. Presenta síntomas de delirios ideológicos. Por eso un día es devoto de Fidel Castro, y otro día devoto de Mao. A veces ensalza a Pinochet y a veces a Hitler. Lo que busca es entronizarse en el poder.

Por Maite Rico, Madrid / Especial de El País de España

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar